Europa contiene el aliento ante Grecia

Momento decisivo, situaci¨®n crucial. Berl¨ªn tira de una de esas palabras imposibles del alem¨¢n para definir la encrucijada europea. El euro, la ¨²ltima utop¨ªa del nuevo siglo, el sue?o de un continente que alumbr¨® esa moneda sin Estado con la esperanza de espantar viejos diablos, se la juega en Grecia. Un pa¨ªs que es apenas el 2% del PIB del continente, con poco m¨¢s de 10 millones de habitantes, mantiene en vilo a las grandes capitales y amenaza con fracturar el euro. Berl¨ªn, Fr¨¢ncfort y Bruselas advierten de que no habr¨¢ m¨¢s dinero para Atenas si el nuevo Gobierno trata de renegociar las ayudas. El abismo no anda lejos; eso abocar¨ªa al pa¨ªs a una suspensi¨®n de pagos con un efecto contagio en la periferia de Europa, en el coraz¨®n del continente, probablemente en todo el mundo. Nunca dos cosas son exactamente lo mismo, pero la situaci¨®n recuerda peligrosamente al momento Lehman Brothers, el banco estadounidense cuya quiebra precipit¨® la Gran Recesi¨®n. Esta vez el peligro est¨¢ m¨¢s cerca: Grecia puede caer, y tras ella Portugal e Irlanda, con la marea acerc¨¢ndose a Italia y sobre todo a Espa?a y su deslucido rescate.

Berl¨ªn se niega en redondo a activar el bot¨®n nuclear: no a los eurobonos, no a la uni¨®n bancaria, no a inyectar dinero en las entidades financieras con problemas, no a suavizar el ajuste en Grecia, no a los est¨ªmulos keynesianos para contrarrestar la amenaza de recesi¨®n, no al BCE como prestamista de ¨²ltimo recurso. Mil veces no a cualquier cosa que huela a lo que en la canciller¨ªa se define como ¡°soluciones f¨¢ciles¡± o ¡°soluciones est¨²pidas¡±, que a juicio del Gobierno alem¨¢n supondr¨ªan un cierre en falso para la crisis existencial del euro. Alemania, cada vez m¨¢s aislada internacionalmente, no apoyar¨¢ nada que no est¨¦ debidamente aprobado en los tratados europeos y en su Constituci¨®n. Reglas y rigor: eso es lo que puede esperarse de Berl¨ªn a d¨ªa de hoy.

Todas las alarmas pol¨ªticas est¨¢n activadas. Los ministros de Finanzas de la eurozona podr¨ªan reunirse el domingo por videoconferencia si la situaci¨®n se complica. El G-20 se celebra la semana pr¨®xima en M¨¦xico para buscar salidas. Y la prueba del nueve de que Europa se acerca a un momento cr¨ªtico, es que incluso los bancos centrales, empezando por el BCE, se tientan las ropas en busca de arsenal para acudir al rescate con una lluvia de liquidez en funci¨®n de los resultados griegos.

La incertidumbre est¨¢ en m¨¢ximos y eso ha elevado las tensiones entre Par¨ªs y Berl¨ªn. ¡°Algunos pa¨ªses de Europa est¨¢n hoy peor que hace 10 a?os¡±, dijo la canciller Angela Merkel, que en las ¨²ltimos d¨ªas ha echado mano de una ret¨®rica ins¨®litamente dura, en clara referencia a lo que ocurre al otro lado del Rin. Lejos de arredrarse por la presi¨®n internacional y con cada vez menos apoyos en su propia familia pol¨ªtica ¡ªincluso el presidente espa?ol, Mariano Rajoy, se ha acercado a Fran?ois Hollande¡ª, Merkel insisti¨® en que Alemania plantar¨¢ cara a sus detractores. Berl¨ªn ha impuesto a Europa bajar a las trincheras de la austeridad para volver a hacerse fuerte a base de recortes: el establishment pol¨ªtico alem¨¢n apuesta a que si el continente hace los deberes acabar¨¢ viendo pasar los cad¨¢veres de quienes ¡°aparentan ser m¨¢s fuertes de lo que en realidad son¡±, en palabras de Merkel, que critica en p¨²blico y en privado las pol¨ªticas expansivas de EE UU, que Hollande pretende traer a Europa.

En ese tablero de ideas y dogmas, en el que la historia juega un papel destacado (la Gran Depresi¨®n en EEUU, la hiperinflaci¨®n de Weimar), los griegos son quienes salen peor parados. Camino de su quinto a?o de recesi¨®n, con el paro por encima del 20% del PIB y el pa¨ªs paralizado a la espera de desencallar la crisis pol¨ªtica, Grecia resiste a duras penas. Alemania capitanea una especie de chantaje europeo, en medio de una Euroguerra Fr¨ªaen la que Atenas desaf¨ªa con la posibilidad de desatar la madre de todas las crisis, y Berl¨ªn y Bruselas amenazan con cortar el grifo de las ayudas. ¡°Europa no sobrevivir¨¢ si no mostramos suficiente solidaridad¡±, dijo a un grupo de corresponsales europeos el titular de Exteriores alem¨¢n, Guido Westerwelle. ¡°Pero tampoco sobrevivir¨¢ si hay demasiada solidaridad¡±, avis¨®.

El BCE, con un ojo siempre puesto en los mensajes que llegan desde Berl¨ªn, asegur¨® que tiene a punto la maquinaria para inyectar toda la liquidez necesaria en caso de que las elecciones desaten el caos. Paralelamente, Francia busca aliados en Europa para imponer un cambio de rumbo que incluya un supervisor bancario europeo y un fondo com¨²n de garant¨ªa de dep¨®sitos, adem¨¢s de un fondo de rescate con licencia bancaria. Y eurobonos en el plazo de 10 a?os.

La canciller rechaza esa soluci¨®n. De plano. Pero est¨¢ pensando en un primer paso en esa direcci¨®n, con la creaci¨®n de un organismo que administre la deuda europea para aumentar la transparencia. No es mucho. Nada que ver con la mutualizaci¨®n de la deuda. Pero Alemania podr¨ªa presentar esa y alguna otra medida la semana pr¨®xima, convencida de que, pase lo que pase, el mundo no se acaba en Grecia.