Ni Ej¨¦rcito ni religi¨®n
El boicoteo a las presidenciales egipcias cobra fuerza ante unos comicios polarizados
Las primeras elecciones libres de la historia de Egipto comenzaron con una primera vuelta celebrada en medio de un clima de euforia y optimismo contagioso el mes pasado. Era el momento que hab¨ªan esperado los egipcios durante toda su vida y por el que cientos de ellos murieron en la represi¨®n que sigui¨® al despertar democr¨¢tico ¨¢rabe. Este fin de semana han vuelto a las urnas en una segunda y definitiva vuelta con el ¨¢nimo algo m¨¢s deca¨ªdo. Apenas unas semanas y una sucesi¨®n de descalabros pol¨ªtico-militares han bastado para que cunda el desencanto democr¨¢tico en un amplio sector de la poblaci¨®n. Boicoteadores y votantes indecisos y renegados a?aden nuevas dosis de suspense a unos comicios en los que no hay un claro favorito. A las ocho de la tarde cierran hoy los colegios y horas m¨¢s tarde empezar¨¢n a concerse los primeros resultados.
Sorprende el n¨²mero de personas que en la calle dicen que no piensan ir a votar o que votar¨¢n en blanco o a disgusto; que est¨¢n en contra del islamismo que defiende el candidato Mohamed Morsi y que no quieren ni o¨ªr hablar de Ahmed Shafiq, antiguo primer ministro de Hosni Mubarak y candidato preferido del Ej¨¦rcito. En la red, proliferan las p¨¢ginas que piden el boicoteo. La polarizaci¨®n extrema resultante de la primera vuelta ha dejado a muchos votantes descolgados, sin un candidato que se sientan capaces de digerir.
Argumentan adem¨¢s que tras el recorte de garant¨ªas democr¨¢ticas de la ¨²ltima semana ¨Cdisoluci¨®n del Parlamento y resurrecci¨®n parcial de la ley de emergencia; tildado de "golpe de Estado" por los opositores- da un poco igual a qui¨¦n vayan a votar, porque al fin y al cabo el todopoderoso Ej¨¦rcito va a seguir rigiendo sus vidas y la econom¨ªa del pa¨ªs por mucho tiempo. Piensan tambi¨¦n que todo el esfuerzo y la ilusi¨®n que acompa?¨® a las elecciones parlamentarias del pasado invierno se ha ido ahora al garete y han vuelto a la casilla de salida. Algunos se enfadan. Otros se resignan a convivir con unas elecciones que no son las que hab¨ªan so?ado.
Los dos partidos en liza son plenamente conscientes de que el reto ahora no pasa s¨®lo por movilizar a los miembros del tradicional ¡°partido del sof¨¢¡±, el de los que se quedan en casa viendo la televisi¨®n mientras otros hacen la revoluci¨®n y arreglan el pa¨ªs. Que la verdadera misi¨®n ahora pasa por movilizar a los neodesencantados.
Hisham Kassem, fund¨® el diario Al Masri al Youm y es hoy un analista al que se escucha con atenci¨®n. Explica su posici¨®n mientras vuelve a El Cairo de Alejandr¨ªa, hasta donde se ha desplazado s¨®lo para votar. En blanco. ¡°A m¨ª me preocupa lo que pase pero soy un laico y bajo ninguna circunstancia podr¨ªa votar a un candidato religioso [Morsi]. Y Shafiq¡ un hombre que dice que Mubarak es su modelo, me parece como poco una falta de respeto¡±.
Las dos cruces en las papeletas es uno de los gritos de guerra de los desencantados. Piensan marcar a ambos candidatos y luego, a?adir alg¨²n mensaje escrito para el que tenga a bien leerlo. ¡°Larga vida a Egipto¡± es uno de los que se escuchan por las calles de El Cairo.
Ahmed es un platero del conocido mercado de Jan el Jalili. Es de los que defiende el boicoteo electoral porque ¡°los dos candidatos son muy malos¡±. ¡°Morsi mezcla la pol¨ªtica con la religi¨®n. Shafiq vio las barbaridades que hizo el antiguo r¨¦gimen y no dijo nada¡±. En la primera ronda vot¨® al candidato de la izquierda nacionalista, pero dice que ya ha tenido bastante. Al otro lado de la carretera, Abdel Saher, de 72 a?os, regenta una librer¨ªa: ¡°Estas elecciones son como elegir entre dos enfermedades. No s¨¦ cu¨¢l es la menos mala. Los Hermanos Musulmanes son duros de mollera. No les interesa el arte, las cosas de la vida. Los militares y su candidato nos dan miedo. No sabemos qu¨¦ va a pasar¡±. Y se sorprende a s¨ª mismo con una ocurrencia. ¡°Igual al final pongo dos cruces y escribo al lado: "No me f¨ªo de ninguno".
Otros ir¨¢n a votar, pero con la nariz tapada porque creen que m¨¢s vale ser pragm¨¢tico. Que ya que las elecciones se van a celebrar, merece la pena tratar de influir aunque sea m¨ªnimamente. Votar¨¢n al que menos miedo les d¨¦. Si lo que m¨¢s temen es que el Ej¨¦rcito y los elementos del antiguo r¨¦gimen vuelvan a dominar la vida pol¨ªtica egipcia, votar¨¢n a Morsi. Si por el contrario les aterra la idea de que la <i>sharia</i>, la ley isl¨¢mica, decida qu¨¦ se come, se bebe o se viste, votar¨¢n al militar Shafiq.
Es lo que le pasa a Abdelfatah Fathi, un guardia de seguridad privado que pertenece al campo de los resignados y al que le da miedo que los hermanos Musulmanes hagan de la religi¨®n su ley. ¡°Cualquier cosa antes que ellos¡±, dice este hombre que piensa votar a Shafiq y que verbaliza con sencillez un pensamiento que recorre la mente de muchos. ¡°En ¨¦poca de Mubarak gobernaba el Ej¨¦rcito. Ahora ser¨¢ lo mismo. ?Qu¨¦ le vamos a hacer? Es a lo que estamos acostumbrados. Hemos aprendido a resignarnos¡±.
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