Los enemigos del euro vuelven a fracasar
El grueso de los votantes griegos y de los partidos que se presentaban militaron en bloque por la permanencia en la moneda ¨²nica
El principal derrotado de las elecciones griegas es el club de los enemigos del euro. Porque el grueso de los votantes y de los partidos que se presentaban, Syriza incluida, militaron en bloque por la permanencia de Grecia en la moneda ¨²nica. Otra cosa, de distinto nivel, es el grosor de la apuesta por renegociar y suavizar el segundo plan de rescate vigente.
No es que el euro, ni siquiera la Uni¨®n Europea (UE) sean indestructibles, irrevocables e irreversibles. Contra lo que sugieren sus textos fundacionales, podr¨ªan capotar, quebrar y disolverse. Y es sano, tambi¨¦n para los europe¨ªstas m¨¢s fervientes, plantearse que ese escenario impensable es posible. Esa es una gran lecci¨®n de esta crisis.
Otra es que hay algo m¨¢s fracasado que el europe¨ªsmo: el antieurope¨ªsmo. El peor momento de los euroesc¨¦pticos lleg¨® en los noventa, cuando los ¨²ltimos socios escandinavos de la EFTA propiciada por Londres como rival meramente librecambista de la Europa comunitaria, hoy UE, se rindieron y entraron en esta.
El segundo gran rev¨¦s lleg¨® ayer. Los decr¨¦pitos antieuropeos encontraron en la eventual quiebra del euro un lema para resucitar. Y si en 10 a?os el ¨¦xito de la moneda los empeque?eci¨®, en los dos ¨²ltimos, su p¨¦sima gesti¨®n los engros¨®: se ha formado un aut¨¦ntico frente multiforme anti-euro, a?adiendo a los veteranos nuevos c¨ªrculos acad¨¦micos, j¨®venes leones del progresismo insatisfecho, y desorientados reconvertidos al nacionalismo, ese a?ejo alcanfor.
Con esta crisis y los duros rescates, el euro no cae: ser¨¢ que es m¨¢s fuerte
Si con esta cruel¨ªsima crisis; con la dureza de los planes de austeridad; con la indignaci¨®n de los ciudadanos griegos; con la escasa cintura del pa¨ªs l¨ªder; con la fatiga de los donantes a Grecia; con el contagio del pesimismo a los pa¨ªses m¨¢s unionistas; con el catastrofismo de buena parte de la academia... si con todo ello la moneda ¨²nica s¨®lo exhibe problemas brutales de arquitectura, gesti¨®n y mensaje, pero no ha muerto, es que es mucho m¨¢s fuerte de lo imaginado. Parafraseando a los cl¨¢sicos: los muertos que vos mat¨¢is gozan de [mala] salud.
Que incluso podr¨ªa mejorar. Hasta hoy, durante la campa?a electoral, la Uni¨®n no pod¨ªa renegociar el rescate de Atenas: porque, como recordaba l¨²cidamente el ex-consejero del BCE Lorenzo Bini Smaghi, no fue pactado con un Gobierno, sino con un Estado, y habr¨ªa favorecido a unos u otros. Ayer, antes incluso de conocerse el resultado, ya el ministro de Exteriores alem¨¢n, Guido Westerwelle, propugnaba suavizar algunos t¨¦rminos y plazos del pacto. La evidencia en los ¨²ltimos d¨ªas de que el peligro de contagio ser¨ªa mucho m¨¢s devastador del imaginado; el nuevo formato de rescate suave ensayado con Espa?a; y quiz¨¢ el recuerdo del enorme esfuerzo hecho por los griegos, que han reducido en dos a?os su d¨¦ficit primario (previo al pago de intereses) del 10,6% de 2009 al 2,2% en 2011, podr¨ªan ser las causas.
Pero las razones profundas de la resistencia de la UE y de su moneda ¨²nica a la cat¨¢strofe y la desaparici¨®n son m¨¢s trascendentales.
La gesti¨®n de la UE enfada, pero la mayor¨ªa apuesta por no sustituirla
La primera es la conocida teor¨ªa del mal menor, el coste de oportunidad, el escenario de la ¡°no Europa¡±, el miedo a lo desconocido... o a lo demasiado conocido. No entusiasma, es cierto. Pero conviene recordar que fue ¨¦se el principal motivo para crear la Europa comunitaria: huir de lo perpetrado, la rivalidad y guerra de los Estados-naci¨®n. Y adem¨¢s, esa raz¨®n de prudencia ha sido mucho m¨¢s fruct¨ªfera que los proyectos paneuropeos de gran lirismo, tantas veces autocr¨¢ticos y siempre fallidos.
La segunda es que una ruptura de la eurozona afectar¨ªa, y mucho, a la integridad del mercado interior. Y la mella de ¨¦ste, a la entera UE.
Pero la raz¨®n clave para la continuidad y supervivencia radica en otro lugar: la voluntad de los ciudadanos. Las ¨²ltimas dos grandes encuestas, el Eurobar¨®metro del Parlamento Europeo (Direcci¨®n C, 21 de mayo) y la del Pew Research Center del 19 de mayo (www.pewresearch.org) demuestran sin paliativos que los europeos est¨¢n cada d¨ªa m¨¢s enfadados con la Uni¨®n, con el euro y con la gesti¨®n de ambos. Pero que ni en la peor de las pesadillas apostar¨ªan por sus alternativas.
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