Ir¨¢n y las potencias negocian el plan nuclear con el patrocinio ruso
El grupo 5+1 reanuda hoy en Mosc¨² las conversaciones con el r¨¦gimen iran¨ª
Tras el infundado entusiasmo de Estambul en abril y la consecuente desilusi¨®n en Bagdad en mayo, no ha habido signos de que Ir¨¢n o las seis potencias con las que negocia sobre su pol¨¦mico programa nuclear hayan cambiado sus objetivos o su estrategia. A falta de voluntad pol¨ªtica por ambas partes, ni la presi¨®n de la entrada en vigor de nuevas sanciones el pr¨®ximo 1 de julio, ni el inter¨¦s de Mosc¨² por salir airoso de la nueva cita que alberga hoy y ma?ana, resultan suficientes para desbloquear la crisis. Lo m¨¢s que puede esperarse es que nadie tire la toalla y que se mantengan abiertos los canales diplom¨¢ticos.
Tal vez la amenaza de ataque, de Israel o de EE UU, y la sangr¨ªa de las sanciones econ¨®micas, contribuyeron a que Ir¨¢n aceptara la reuni¨®n de Estambul tras un hiato de 15 meses. Pero EE UU y sus aliados se equivocaron al considerar que los negociadores iran¨ªes llegar¨ªan a las conversaciones dispuestos a claudicar. Al contrario, descartado el riesgo de bombardeo antes incluso de que se sentaran a la mesa, sus gobernantes sienten que les ha dado resultado su estrategia de resistir mientras el programa at¨®mico avanza pasito a pasito. De hecho, su gradualidad est¨¢ consiguiendo que se vea como inevitable y leg¨ªtimo.
Hace casi una d¨¦cada, tras revelarse las actividades nucleares secretas de Ir¨¢n, el objetivo de la comunidad internacional era que renunciara a enriquecer uranio, el proceso con el que se logra tanto el combustible para las centrales nucleares como el material fisible para bombas. Desde entonces, y a pesar de las asfixiantes sanciones financieras, Teher¨¢n no ha dejado de avanzar en el enriquecimiento de ese mineral, su conversi¨®n en barras de combustible y la construcci¨®n de una nueva instalaci¨®n a prueba de bombardeos en Fordo. A pesar de lo cual no hay pruebas irrefutables de que intente construir un arma at¨®mica.
El presidente iran¨ª, Mahmud Ahmadineyad, declar¨® en una entrevista concedida al diario alem¨¢n?Frankfurter Allgemeine Zeitung que su Gobierno est¨¢ "dispuesto a dejar de enriquecer al 20% [el grado de pureza del uranio a partir del cual se hace m¨¢s f¨¢cil alcanzar el nivel de uso militar] si los europeos entregaran combustible nuclear procesado a ese nivel".
Hoy, los representantes de las seis potencias que se sentar¨¢n junto a la alta representante europea Catherine Ashton se dar¨ªan con un canto en los dientes si lograran que Teher¨¢n dejara de enriquecer al 20%. El problema, tal como se vio en Bagdad el mes pasado, es la falta de incentivo. Los iran¨ªes se sintieron humillados por la oferta de ¡°repuestos de aviones por razones humanitarias¡± y ayuda en la construcci¨®n de una central nuclear de agua ligera, a cambio de cerrar la planta de Fordo y enviar fuera del pa¨ªs sus reservas de alto grado.
¡°O sea, que si no renunciamos a enriquecer uranio ?no hay razones humanitarias?¡±, plante¨® con sorna el viceministro iran¨ª de Exteriores Abbas Araqchi durante una reuni¨®n con los embajadores extranjeros acreditados en Teher¨¢n para explicar la posici¨®n de su pa¨ªs. Araqchi dej¨® claro que hab¨ªan accedido a participar en las conversaciones ¡°desde la fuerza de lo conseguido¡±, seg¨²n confi¨® a este diario uno de los asistentes a esa cita.
Los responsables iran¨ªes, adem¨¢s de insistir en que se reconozca su derecho al enriquecimiento, necesitaban obtener, como m¨ªnimo, el levantamiento de algunas sanciones para poder hacer un gesto. Washington descart¨® desde el principio esa posibilidad, lo que llev¨® la reuni¨®n al borde de la ruptura. S¨®lo el empe?o de los anfitriones iraqu¨ªes, deseosos de mostrar su capacidad mediadora, evit¨® el portazo.
Ahora, la diplomacia rusa est¨¢ haciendo un esfuerzo parecido tratando de que en Mosc¨² no se entierre definitivamente la v¨ªa del di¨¢logo. Poco m¨¢s es posible. Aunque sobre la convocatoria pende la presi¨®n de la entrada en vigor dentro de unos d¨ªas del embargo europeo al petr¨®leo de Ir¨¢n y nuevas sanciones norteamericanas a su sistema bancario, el desencuentro de Bagdad ha dejado la sospecha de que ni Teher¨¢n ni Washington, en v¨ªsperas de sus respectivas presidenciales, est¨¢n preparados para el gran acuerdo que permitir¨ªa cerrar el dossier nuclear. Y es que, como se?alaba un reciente editorial del peri¨®dico emirat¨ª Gulf News, ¡°ni Ahmadineyad ni Obama ganar¨¢n votos por hacer la paz con el enemigo¡±.
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