Egipto, un pa¨ªs adicto a los rumores
Las especulaciones se disparan en v¨ªsperas de la oficializaci¨®n de los resultados electorales
A las muchas incertidumbres pol¨ªticas que acechan a los egipcios en los ¨²ltimos meses, se uni¨® anoche la que rodea a la fr¨¢gil salud del derrocado rais. Despu¨¦s de incontables rumores que resultaron falsos, la noticia era que el exdictador Hosni Mubarak se encontraba al borde de la muerte. Como en las anteriores ocasiones, la informaci¨®n corri¨® como la p¨®lvora por las calles de pueblos y ciudades de Egipto, e incluso m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. Sin embargo, esta vez la fuente no era una misteriosa amistad lejana con "conexiones", sino que llevaba el sello de credibilidad de MENA, la agencia de noticias oficial, y tambi¨¦n de reputados medios internacionales.
En las ¨²ltimas horas se dijo que estaba cl¨ªnicamente muerto y despu¨¦s que no, que est¨¢ en coma y con respiraci¨®n asistida en un hospital militar. En definitiva, la salud del anciano introduce a¨²n m¨¢s confusi¨®n e incertidumbre en un panorama pol¨ªtico plagado de inc¨®gnitas en la v¨ªspera de que se sepa oficialmente qui¨¦n ha ganado las elecciones y si la transici¨®n prosperar¨¢.
La salud de los faraones fue siempre un secreto de Estado. Quiz¨¢s por esta raz¨®n, Mubarak, de 84 a?os, uno de los gobernantes m¨¢s longevos de la larga historia de Egipto, prohibi¨® durante su reinado la publicaci¨®n de cualquiera de los muchos rumores que circulaban sobre su estado salud. La revoluci¨®n del a?o pasado no sirvi¨® para poner fin al runr¨²n sobre el ¨²ltimo fara¨®n. El ¨²nico cambio es que ahora nadie teme ya realizar sus comentarios p¨²blicamente, o publicar la ¨²ltima teor¨ªa conspirativa.
Uno de los legados de varias d¨¦cadas de colonialismo, de una asfixiante dictadura militar, y de ser escenario de las luchas de poder de las grandes potencias ha sido estimular la imaginaci¨®n colectiva del pueblo egipcio. Tan grandes son su desconfianza hacia las noticias oficiales, como su credulidad y fascinaci¨®n por las teor¨ªas conspirativas de todo tipo. Y la m¨¢s extendida durante los d¨ªas previos a la segunda ronda de las presidenciales, celebrada el pasado fin de semana, era que Mubarak ya hab¨ªa muerto muerto, pero el Gobierno lo escond¨ªa. De hecho, si los egipcios tuvieran que creer las noticias que escuchan en la calle, o leen en las redes sociales, el rais destronado¡± habr¨ªa muerto varias veces al d¨ªa.
Desde su sentencia a cadena perpetua el pasado 2 de junio, los rumores relacionados con el expresidente han hecho correr r¨ªos de tinta en los peri¨®dicos egipcios. Desde su presunta resistencia durante cuatro horas a bajar del helic¨®ptero que le traslad¨® a la prisi¨®n de Tora, a su miedo a que las autoridades de la c¨¢rcel lo asesinaran, cada d¨ªa ha aparecido en la prensa local un nuevo cap¨ªtulo del culebr¨®n Mubarak. La mayor¨ªa de ellos hacen referencia a su delicado estado de salud, y en numerosas ocasiones han habido filtraciones de los doctores que lo cuidan afirmando que se encontraba al borde de la muerte.
Habitualmente, todos estos rumores eran desmentidos horas despu¨¦s por fuentes oficiales del Gobierno o la Junta Militar. Esta vez, no ha sido muy diferente, pues varios generales negaron anoche a la prensa que el exdictador estuviera "cl¨ªnicamente muerto", aunque s¨ª reconocieron que su estado salud se hab¨ªa deteriorado de forma sustancial.
Adem¨¢s de dolor en las articulaciones, el exrais egipcio padece de alta presi¨®n sangu¨ªnea, y de serios problemas respiratorios y card¨ªacos. Todos ellos se agravaron durante los ¨²ltimos d¨ªas debido a una reca¨ªda en su depresi¨®n. Por esta raz¨®n, durante su primera noche en la prisi¨®n, Mubarak recibi¨® respiraci¨®n asistida y, al d¨ªa siguiente, los doctores tuvieron que recurrir a un desfibrilador card¨ªaco.
Ante tal torrente de rumores, el egipcio de a pie se siente confundido. "No s¨¦ qu¨¦ pensar sobre la gravedad del estado de salud de Mubarak. Hasta ahora, siempre pens¨¦ que todo eran filtraciones interesadas por parte de la Junta Militar para crear un estado de ¨¢nimo en la opini¨®n p¨²blica favorable a su liberaci¨®n¡±, sostiene Hoda, una joven profesional que simpatiza con los revolucionarios de Tahrir. En cambio, Mundar, un reci¨¦n graduado en Comercio en la Universidad Americana de El Cairo, discrepa. ¡°A su edad, y con el shock que debe haber supuesto pasar de ser una especie de Dios en la tierra, a un preso m¨¢s en Tora, a m¨ª lo que me extra?a es que a¨²n contin¨²e con vida¡±.
Desde hace d¨ªas, el equipo de m¨¦dicos que lo cuida hab¨ªa solicitado su traslado a un hospital, argumentando que su estado de salud es demasiado delicado para poder tratarlo debidamente . Docenas de sus seguidores se congregaron varias veces frente a las puertas de la c¨¢rcel con la misma demanda. No obstante, los responsables del Ministerio del Interior se negaban a autorizarlo, afirmando que el hospital de la prisi¨®n estaba perfectamente equipado. No en vano, el coste de acondicionarlo para recibir a su m¨¢s ilustre preso rond¨® el mill¨®n de euros.
Seg¨²n varios analistas, las reticencias de Interior se explicaban en clave electoral: su salida de la c¨¢rcel podr¨ªa haber perjudicado las aspiraciones de Ahmed Shafiq, considerado el candidato favorito de la Junta Militar y del antiguo r¨¦gimen. Con el veredicto de las urnas ya emitido, pero sin conocerse a¨²n los resultados oficiales, Mubarak fue trasladado el martes por la noche en helic¨®ptero a un hospital militar del barrio de Maadi, situado cerca de la prisi¨®n de Tora.
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