Un pa¨ªs impaciente, listo para saltar
Me gusta pensar que M¨¦xico est¨¢ condenado a la prosperidad. La historia subyacente de estos a?os, es la de su lucha contra las amarras que le impiden alcanzarla. En primer¨ªsimo lugar, la amarra de la costumbre, la hegemon¨ªa mental del pasado. Creo que eso ha quedado atr¨¢s.
El nacionalismo revolucionario que engendr¨® al PRI ha sido desplazado a fuego lento por un nuevo paradigma de pa¨ªs que domina incluso al propio PRI. En ese nuevo paradigma, M¨¦xico no huye sino se acerca a Norteam¨¦rica, no cierra sino abre sus fronteras, cree tanto en el estado como en el mercado, ha cambiado el campo por la ciudad, la unanimidad por la pluralidad, el silencio por la griter¨ªa, la paciencia por la exigencia, el sentido m¨ªtico de comunidad nacional solidaria por una diversidad de liberales salvajes que no creen sino en s¨ª mismos y en lo que tienen a la mano.
Es un pa¨ªs en movimiento que deja atr¨¢s sus viejas ra¨ªces. Muda de piel en el molino gigantesco de sus cambios: la econom¨ªa que se globaliza, la poblaci¨®n que se cuadruplica, la conciencia que deja atr¨¢s sus se?as de identidad y es cada vez m¨¢s una fuga hacia el futuro.
Nada que no sea un ciclo sostenido de prosperidad puede dar una respuesta seria a las ¡°grandes emociones y los pensamientos imperfectos¡± (Rubem Fonseca) de esta masa humana en movimiento. Cualquier otra cosa ser¨¢ repetir la pel¨ªcula de luces y sombras que vemos hoy: modernidad y miseria, estabilidad econ¨®mica y violencia criminal, planta exportadora de primer mundo y econom¨ªa interna de cuarto.
M¨¦xico necesita una ¨¦pica de prosperidad, una narrativa cre¨ªble de futuro. Puede montarla sobre los ejes que el interregno democr¨¢tico de doce a?os ha sembrado al fin en la cabeza de la sociedad mexicana, luego de demoler uno a uno sus mitos: el mito de la revoluci¨®n, el mito del presidente, el mito del petr¨®leo, el mito del PRI, el mito del enemigo en la frontera norte, y el gran mito del gobierno que da y la sociedad que recibe.
La campa?a electoral que termina este domingo ha mostrado con nitidez el paradigma sustituto. Su piedra de toque es el acuerdo mayoritario entre los candidatos de abrir Pemex, la empresa petrolera estatal, a la inversi¨®n privada. En esto coinciden candidatos y partidos por los que votar¨¢ m¨¢s del 70 por ciento del electorado. Coinciden, fundamentalmente, el PAN y el PRI.
Pemex es una empresa y es un emblema. Abrir Pemex a la inversi¨®n privada representa un antes y un despu¨¦s mental de nuestra historia. Quiere decir que M¨¦xico se ha dejado atr¨¢s y mira hacia adelante.
Se dir¨¢ que falta en ese acuerdo la izquierda, y es verdad. Porque en esto la izquierda que compite hoy, representa el pasado de M¨¦xico. La historia le pasa enfrente y no la esperar¨¢. De hecho, le ha pasado enfrente todos estos a?os sin que ella se atreva a subirse.
Desde 1988, la alianza del PAN y del PRI es la que ha hecho las reformas fundamentales de las que vive el M¨¦xico moderno. La izquierda se ha mantenido al margen de esas decisiones estrat¨¦gicas, impugn¨¢ndolas. S¨®lo ha ido a la vanguardia, y no es poco, en la legislaci¨®n liberal de costumbres para la ciudad de M¨¦xico ¨Caborto, matrimonios del mismo g¨¦nero con derechos plenos de pareja.
El PAN y el PRI pueden volver a ser aliados en los a?os que vienen pues coinciden en cuestiones tan fundamentales como poner fin al tab¨² petrolero. Si pueden cortar juntos ese nudo, podr¨¢n cualquier cosa. El que puede lo m¨¢s, puede lo menos.
Me ha preguntado un periodista chileno qu¨¦ se juega M¨¦xico en la elecci¨®n de este domingo. He respondido que se juega la posibilidad de ir m¨¢s r¨¢pido o m¨¢s despacio hacia la prosperidad.
Un gobierno democr¨¢tico fuerte, con mayor¨ªa clara en el Congreso, ir¨¢ m¨¢s r¨¢pido. Un gobierno d¨¦bil, m¨¢s despacio. Eso lo decidir¨¢n los electores mexicanos hoy. Las encuestas indican que habr¨¢ un gobierno fuerte, porque el pa¨ªs tiene prisa. Tiene raz¨®n. Ha hecho ajustes suficientes con el pasado. Est¨¢ listo para saltar.
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