La Corte Penal Internacional cede ante los milicianos libios
El presidente de la CPI, Sang Hyun Song, pidi¨® disculpas pero reitera que la misi¨®n era legal
Los cuatro funcionarios de la Corte Penal Internacional (CPI) retenidos en Libia desde el pasado 7 de junio tras visitar a Saif el Islam, hijo del depuesto dictador Gadafi, se han reunido por fin con sus familias en Holanda. El cuarteto, formado por el jurista espa?ol Esteban Peralta y su colega australiana Melinda Taylor, adem¨¢s del diplom¨¢tico ruso Alexander Jodakov y la traductora libanesa Helene Assaf, lleg¨® a Rotterdam a bordo de un avi¨®n cedido por el Gobierno italiano.
La repatriaci¨®n ha cerrado un conflicto diplom¨¢tico de profundo calado. La Corte acusa a El Islam de cr¨ªmenes contra la humanidad, y sostiene que Melinda Taylor pod¨ªa verle en su calidad de abogada de oficio. Para las milicias posrevolucionarias de Zintan (al sur de Tr¨ªpoli), captoras de El Islam, y guardianas de los enviados de la CPI, hubo espionaje. Los milicianos dicen que los emisarios de la Corte le dieron al reo unas cartas de Mohamed Ismail, que fue su principal colaborador antes de la ca¨ªda del r¨¦gimen.
Al final, el contencioso ha podido resolverse con las disculpas ofrecidas por Sang Hyun Song, presidente de la Corte, por ¡°los problemas causados por la misi¨®n¡±. Si bien rechaz¨® haber cometido alguna irregularidad, asegur¨® que investigar¨ªa cualquier posible mala pr¨¢ctica. El contencioso ha mostrado la brecha que separa a las milicias de las autoridades libias, que preparan las pr¨®ximas elecciones a la Asamblea constituyente para el 7 de julio.
Para los cuatro enviados de la Corte, cuya inmunidad diplom¨¢tica ha sido ignorada, la odisea ser¨¢ dif¨ªcil de olvidar. La abogada Taylor y la traductora Assaf fueron oficialmente arrestadas. El jurista espa?ol Peralta y el diplom¨¢tico ruso Jodakov, permanecieron en Libia por solidaridad. Todos compartieron un mismo edificio donde eran vigilados. Si bien fueron bien tratados y dispon¨ªan de ropa limpia, comida y televisi¨®n v¨ªa sat¨¦lite ¡ªaunque no tel¨¦fonos m¨®viles¡ª el control ejercido sobre ellos por los milicianos era constante. Al principio, no pod¨ªan salir del complejo ni ver la luz natural aunque la situaci¨®n en alg¨²n momento fuera m¨¢s relajada, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas. Ahora, los liberados esperan pasar unos d¨ªas de descanso en familia.
Su liberaci¨®n ha cerrado un conflicto diplom¨¢tico que ha puesto a prueba la habilidad de los Gobiernos de Espa?a y Australia, adem¨¢s de Rusia y L¨ªbano. Pero no ha despejado el futuro de Saif el Islam.
Los jueces de la CPI deben decidir si ser¨¢ juzgado en su sede de La Haya, o bien puede comparecer ante un tribunal libio. All¨ª, sin embargo, las cosas distan de estar claras. Los milicianos de Zintan quieren juzgarlo a domicilio, y no est¨¢n dispuestos a ceder el protagonismo a las propias autoridades libias. Sin olvidar que la justicia internacional no contempla la pena capital, vigente hoy en Libia.
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