Islamistas reunidos

Un a?o y medio despu¨¦s de la revoluci¨®n del 14 de enero en T¨²nez, el estado de ¨¢nimo de la poblaci¨®n sigue estando muy dividido. Sin embargo, entre el 12 y el 15 de este mes se celebra un acontecimiento muy simb¨®lico para la historia del pa¨ªs y todo el mundo ¨¢rabe: es la primera vez que una formaci¨®n pol¨ªtica islamista, el partido Ennahda, que gobierna en coalici¨®n con dos peque?os partidos no religiosos, estrena su congreso pol¨ªtico. Toda la internacional islamista, moderados y fan¨¢ticos, est¨¢ reunida ah¨ª. Los congresistas deber¨¢n responder a tres grandes cuestiones: ?Qu¨¦ tipo de democracia se quiere para el pa¨ªs, islamista o estrictamente republicana? ?Qu¨¦ tipo de sistema institucional, parlamentario o presidencial? ?Qu¨¦ tipo de partido pol¨ªtico religioso, y hasta d¨®nde pueden llegar las alianzas con los no religiosos?

Los dirigentes actuales van a ser probablemente prorrogados en sus funciones, aunque, por no disponer de todo el poder, no han alcanzado a islamizar el Estado republicano. Frente a ellos, se est¨¢n organizando otras dos grandes fuerzas pol¨ªticas. Primero, la constituci¨®n de un gran polo liberal en torno al ex primer ministro de la transici¨®n, B¨¦ji Ca?d Essebsi, con voluntad de aglutinar a todas las fuerzas reformistas, incluidos los grandes medios financieros, pasando por la recuperaci¨®n de los partidarios del precedente r¨¦gimen y de su ancestro, el simb¨®lico partido Neo Destour del fundador de la naci¨®n, Habib Burguiba. Su objetivo central es crear una alternativa modernista, secular y prooccidental frente al islamismo neooriental de Ennahda. Segundo, el partido obrero comunista de Hamma Hammami ha decidido abandonar la referencia al comunismo y llamarse Partido Obrero Tunecino, lo que significa que se prepara para unirse al polo liberal y hacer frente, despu¨¦s de las pr¨®ximas legislativas (previstas para marzo de 2013), al bloque islamista. De hecho, existe hoy en T¨²nez un espacio para la construcci¨®n de un gran partido socialdem¨®crata y modernista.

Pero la situaci¨®n de transici¨®n es muy fr¨¢gil. La crisis social y econ¨®mica est¨¢ minando el consenso democr¨¢tico. El auge del paro, la terrible inflaci¨®n que se est¨¢ disparando, sobre todo ahora que llega el Ramad¨¢n ¡ªproporcionalmente, la vida es m¨¢s cara en T¨²nez que en varias ciudades europeas para los productos de consumo corriente como carne o pescado o, incluso, fruta de temporada¡ª, la inseguridad, con la multiplicaci¨®n de robos o agresiones f¨ªsicas, el alto precio de la vivienda y la par¨¢lisis del sector tur¨ªstico (los extranjeros han abandonado este a?o al pa¨ªs del jazm¨ªn) son elementos que generan un descontento profundo y muy amargo en la opini¨®n p¨²blica. Se suele decir que el ¨²nico acervo de la revoluci¨®n hasta la fecha ha sido la conquista de la libertad de expresi¨®n y de organizaci¨®n, pero ya son muchos los que a?aden que, aunque esto sea apreciable, ¡°no llena el vientre¡±. La cruda realidad es que la transici¨®n tunecina debe resolver, so pena de desviarse hacia un nuevo autoritarismo, la cuadratura del c¨ªrculo: fortalecer la democracia pol¨ªtica y satisfacer al mismo tiempo las demandas sociales de los m¨¢s necesitados, que son mayor¨ªa. Esto se debe a que el sindicato Uni¨®n General Tunecina del Trabajo (UGTT), de izquierdas, est¨¢ jugando un papel cada vez m¨¢s importante y puede, finalmente, condicionar los juegos pol¨ªticos actuales.

El congreso del partido islamista tendr¨¢ que solucionar el problema del equilibrio entre dos grandes orientaciones. La primera, representada por el actual primer ministro, Hamadi Jebali, aboga por llegar a la islamizaci¨®n del Estado con detenimiento, poco a poco, destrozando sistem¨¢ticamente la influencia de los modernistas, pero democr¨¢ticamente y sin provocar a los grandes grupos financieros. Le interesa la hegemon¨ªa cultural sobre la sociedad. Dice: ¡°?La democracia es mi Sharia [ley religiosa]!¡±, aunque hace unas semanas vaticinaba el advenimiento del sexto califato en T¨²nez¡­

Pero tambi¨¦n hay una mir¨ªada de sensibilidades adscritas a la obediencia estrictamente integrista que pide empezar ya la yihad contra los modernistas laicos, ¡°agentes¡± de Occidente. Todos estos grupitos integrados en el partido Ennahda, o en sus m¨¢rgenes, forman una corriente neofascista, vinculada a los salafistas magreb¨ªes y egipcios, y apoyada econ¨®micamente por Arabia Saud¨ª y Catar.

El Congreso no borrar¨¢ las fronteras entre estas dos corrientes del islamismo tunecino, pues sirven a los dirigentes de Ennahda para legitimar su posici¨®n como fuerza religiosa moderada. Ahora bien, esta ambig¨¹edad constituye la principal preocupaci¨®n de una parte importante de la poblaci¨®n: saber si la democracia va a diluir el islamismo o si el islamismo se va a comer a la democracia.