Un ej¨¦rcito orante
La exenci¨®n de obligaciones militares de los 'haredim' causa una crisis de Gobierno en Israel
Regates cortos en la partida m¨¢s larga y estrat¨¦gica. Un tipo de jugada exasperante cuando las circunstancias reclaman pasos resolutivos y firmes. As¨ª es la pol¨ªtica interior israel¨ª en el momento volc¨¢nico de las revueltas ¨¢rabes. Hay una guerra civil que crece en el flanco oriental y un confuso cambio de r¨¦gimen en el occidental, con directas repercusiones en la seguridad de Israel. El r¨¦gimen tambaleante de Bachar el Asad retira sus tropas del Gol¨¢n para sofocar la rebeli¨®n interna que crece sin freno. Los cambios en Egipto dan ox¨ªgeno a Ham¨¢s en Gaza, quiebran la estabilidad en el Sina¨ª y colocan bajo interrogantes los acuerdos de paz de Camp David.
Benjam¨ªn Netanyahu practic¨® primero el inmovilismo durante tres a?os, desde marzo de 2009 cuando tom¨® posesi¨®n, dedicado enteramente a destruir la nueva pol¨ªtica de paz de Barack Obama para la regi¨®n. Con el objetivo pr¨¢cticamente cubierto, se arranc¨® el pasado mayo en una finta de las que hacen historia. Primero convoc¨® elecciones para septiembre e inmediatamente suspendi¨® la convocatoria para anunciar un gobierno de coalici¨®n con el nuevo l¨ªder de Kadima, Sha¨²l Mofaz, con un ambicioso programa de cuatro puntos sobre cuestiones centrales para el futuro: eliminar los privilegios de los religiosos ultraortodoxos ante el servicio militar, cambiar la ley electoral para limitar la fragmentaci¨®n del Parlamento, dar mayor ¨¦nfasis a las pol¨ªticas sociales y reabrir el proceso de paz con los palestinos.
El gobierno de m¨¢s amplia base de la historia de Israel ha sido tambi¨¦n uno de los de m¨¢s breve vida. Apenas diez semanas ha durado una alianza que ha encallado en el primer punto, es decir, la incorporaci¨®n al servicio militar de los jud¨ªos ultraortodoxos y de los ¨¢rabes con nacionalidad israel¨ª hasta ahora exentos. Tras aquel primer regate, otro movimiento tacticista este martes, por el que se rompe el gobierno reci¨¦n formado, viene a demostrar la fragilidad y oportunismo de la alianza entre el Likud y Kadima, aunque no impugna la centralidad del programa acordado por Netanyahu y Mofaz, un exmilitar al que se le supon¨ªa mayor flexibilidad para negociar con los palestinos y lidiar con el peligro nuclear iran¨ª.
La evoluci¨®n de la comunidad de los jud¨ªos llamados haredim o temerosos de Dios significa para el sionismo laico un peligro tan acuciante como la evoluci¨®n demogr¨¢fica ¨¢rabe. Son el 11% de los habitantes de Israel, pero tienen una tasa de natalidad de 6,5 hijos por mujer y unos niveles de pobreza del 59% como solo se registran en pa¨ªses subdesarrollados. En la pr¨®xima d¨¦cada, si los ¨¢rabes constituir¨¢n la mitad de la poblaci¨®n entre el Mediterr¨¢neo y el Jord¨¢n, los haredim representar¨¢n m¨¢s de un 17% del total. Todo esto agravado por la marginalidad econ¨®mica de su poblaci¨®n masculina ultraortodoxa, dedicada mayoritariamente al estudio de los textos sagrados jud¨ªos y subvencionada por el Estado gracias a la influencia de los partidos religiosos en todos los gobiernos, sean de derechas o de izquierdas.
Todos estos datos, adem¨¢s de abundantes testimonios, aparecen en el libro Las tribus de Israel (RBA), de Ana Carbajosa, la corresponsal de este peri¨®dico en Israel. Yerach Tucker, portavoz parlamentario del partido religioso Tor¨¢ y Juda¨ªsmo, le ha contado hace dos d¨ªas los m¨¦ritos de los ultraortodoxos para aspirar a una vida exenta de las obligaciones que tienen los otros ciudadanos de Israel: ¡°La naci¨®n jud¨ªa ha sobrevivido al Holocausto, a todo, porque rez¨¢bamos. La naci¨®n jud¨ªa no puede sobrevivir sin gente que rece noche y d¨ªa. Somos un ej¨¦rcito de gente que reza¡±.
La evoluci¨®n demogr¨¢fica se?ala unas prioridades, pero la pol¨ªtica israel¨ª vive de su fragmentaci¨®n actual y de los cortoplacistas intereses de sus poderosas clientelas electorales. El pa¨ªs ha cambiado pero no hay forma de trasladar el cambio a las estructuras. En el momento fundacional en que el gobierno de Ben Guri¨®n eximi¨® del servicio militar a los haredim, el ej¨¦rcito orante de Israel estaba formado por 500 estudiantes. Ahora son 60.000, y siguen creciendo en una especie de mimetismo sim¨¦trico respecto a la islamizaci¨®n de los palestinos.
Los fundamentalismos avanzan en ambos lados y el espacio para la ciudadan¨ªa laica se encoge, en Israel como en el vecindario ¨¢rabe. De ah¨ª que la doble curva demogr¨¢fica, la de los ultraortodoxos y la de los ¨¢rabes, componga una amenaza para el sionismo y por tanto para el futuro democr¨¢tico de Israel. Sin ciudadan¨ªa y sin igualdad puede haber Estado jud¨ªo, pero lo que no puede haber es Estado democr¨¢tico.
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