L¨ªbano se prepara para el contagio de la crisis siria
Las fronteras del pa¨ªs son m¨¢s inestables cada d¨ªa que pasa ¡°Siria puede partirse en trozos, pero este pa¨ªs no¡±, dice un partidario de Hezbol¨¢ Muchos vaticinan un conflicto en L¨ªbano antes incluso de que el r¨¦gimen de El Asad caiga
De todas las partidas de ajedrez que se han jugado en el mundo ¨¢rabe desde que se iniciaron las revueltas, la m¨¢s decisiva es la que est¨¢ teniendo lugar sobre el tablero sirio. Por ahora, los jugadores visibles de esa partida son los sun¨ªes, que pueblan la mayor¨ªa del territorio sirio, contra los alau¨ªes, la comunidad chi¨ª a la que pertenece el presidente Bachar el Asad. Mientras tanto, otros jugadores esperan su turno para actuar. Por un lado, Estados Unidos e Israel, en alianza con Arabia Saud¨ª y Catar. Por otro, los chi¨ªes de Ir¨¢n y de la milicia libanesa Hezbol¨¢. Si el pueblo sirio consigue derrocar a El Asad, comenzar¨¢ una nueva partida que pondr¨ªa patas arriba todo el tablero.
A grandes rasgos, este es el relato que cuentan estos d¨ªas los libaneses m¨¢s interesados en el conflicto, los que siguen con atenci¨®n cada ataque, cada bombardeo o escaramuza que sucede en Siria. En parte porque las fronteras de L¨ªbano son m¨¢s inestables cada d¨ªa que pasa. Los enfrentamientos en los l¨ªmites de ambos pa¨ªses y los que se dan entre detractores y seguidores de El Asad en Tr¨ªpoli, la segunda ciudad m¨¢s importante del pa¨ªs, en el norte, han hecho que el tema est¨¦ presente en las cafeter¨ªas y los mercados de L¨ªbano.
¡°Es normal. Este pa¨ªs tiene sus propias caracter¨ªsticas, claro que s¨ª. Somos comerciantes, somos emigrantes, estamos por todo el planeta. No tenemos grandes empresas, pero el dinero nos llega desde todas las partes del mundo. Somos libaneses, pero en realidad, es como si fu¨¦ramos sirios. Unos tienen all¨ª hermanos sun¨ªes y otros, chi¨ªes. Nunca hemos dejado de ser Siria¡±, dice un gu¨ªa chi¨ª, partidario de Hezbol¨¢, en un caf¨¦ de Beirut. Fiel a un curioso esp¨ªritu contradictorio del que hacen gala muchos libaneses y despu¨¦s de hablar de la necesidad de democracia, derechos y armon¨ªa entre las distintas sectas, el gu¨ªa acaba concluyendo que la lucha es algo dentro de su sangre y que si hay que luchar, se luchar¨¢. ¡°Todo el mundo venera a los m¨¢rtires¡±.
Muchos en L¨ªbano vaticinan un conflicto en el pa¨ªs antes incluso de que el r¨¦gimen sirio caiga. La influencia de Hezbol¨¢ en la zona se ver¨ªa amenazada si su aliado, Bachar el Asad, fuera derrotado. Y, sobre todo, la milicia dejar¨ªa de recibir las armas de Ir¨¢n con las que ha amenazado a Israel desde los ochenta.
¡°El conflicto llegar¨¢ a L¨ªbano¡±, dice un opositor sirio en Beirut. ¡°Y se extender¨¢ por todo Oriente Pr¨®ximo¡±, a?ade. Partidarios y detractores del r¨¦gimen de Damasco est¨¢n de acuerdo en que lo que se ha iniciado en Siria es una gran bola de nieve que acabar¨¢ por arrasar a cada familia que tenga un miembro que haya matado a alguien del otro bando en la guerra. ¡°Habr¨¢ venganza. Barreremos casa por casa hasta que encontremos a todos los que han asesinado a alguien de nuestras familias¡±, dice el opositor.
Esta fuente rechaza la idea de que existan grupos radicales en el territorio haciendo la guerra, pero esto es algo en lo que insisten otras fuentes tambi¨¦n contrarias al r¨¦gimen. Estas dibujan un nuevo perfil de integrantes de Al Qaeda con nuevos nombres, gente que seg¨²n estas versiones habr¨ªa aprendido de los errores de la anterior generaci¨®n y que estar¨ªa infiltr¨¢ndose en las revoluciones democr¨¢ticas para hacerlo luego en el sistema y tratar de destruirlo.
Todas estas voces surgen de buscar durante cinco d¨ªas conversaciones en las que haya gente implicada de alguna manera en lo que est¨¢ pasando en Siria. ?Es lo normal? Pues no. Si uno se detiene a preguntar en cualquier calle comercial de Beirut como un encuestador, asaltando a la gente que va de compras o consulta Internet en los bares, la mayor¨ªa evita dar su opini¨®n alegando que no les interesa la pol¨ªtica. ¡°Yo soy solo un comerciante. Hago negocio y ya est¨¢. No estoy con nadie. No me gusta lo que est¨¢ pasando, pero no tengo una opini¨®n. Lo ¨²nico que quiero es que no haya m¨¢s derramamiento de sangre¡±, comenta Jaidar, un vendedor de un puesto callejero vestido con la camiseta de la selecci¨®n espa?ola.
Nadie, de todas maneras, piensa que L¨ªbano pueda dividirse en distintos grupos si el conflicto llega hasta aqu¨ª. ¡°Siria puede dividirse en muchos trozos. Es muy grande¡±, dice el gu¨ªa liban¨¦s, ¡°pero L¨ªbano es como un palo peque?o, demasiado peque?o para doblarse o partirse¡±.
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