Intelectuales de Chile y Per¨² llaman a superar de una vez el conflicto fronterizo

¡°Somos viejos amigos, creo que desde hace ya medio siglo¡±, quiso explicar el chileno. ¡°No hagamos esos c¨¢lculos¡±, rog¨® el peruano. Jorge Edwards, premio Cervantes y embajador de Chile en Par¨ªs, y Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura y quiz¨¢ el hombre m¨¢s famoso de Per¨², presentaron este mi¨¦rcoles en Madrid una carta abierta en la que llaman a sus respectivos pa¨ªses a terminar con el resquemor mutuo que arrastran por un antiguo conflicto fronterizo. El momento de hacerlo es la sentencia que el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU (TIJ) debe dictar sobre el caso a finales de a?o.

La iniciativa, respaldada por 30 conocidos intelectuales de los dos pa¨ªses, considera la sentencia una ¡°oportunidad hist¨®rica¡± para ¡°entrar en una etapa de paz aut¨¦ntica, de reconciliaci¨®n verdadera¡±. En vez de continuar los agravios, cualquiera que sea la decisi¨®n debe tomarse como punto final de uno de los grandes conflictos fronterizos de Latinoam¨¦rica.

Per¨² y Chile se disputan un ¨¢rea de m¨¢s de 35.000 kil¨®metros cuadrados del Pac¨ªfico frente a la l¨ªnea divisoria entre ambos. Los dos reclaman estas aguas en virtud de su propia interpretaci¨®n de distintos acuerdos fronterizos que tienen origen en la llamada guerra del Pac¨ªfico, en el siglo XIX. Chile traza la frontera mar¨ªtima con una l¨ªnea horizontal desde la costa, siguiendo el paralelo. Per¨² cree que la l¨ªnea debe ser dibujada como una continuaci¨®n de la frontera terrestre, que tiene una trayectoria oblicua, hacia el suroeste.

Las aguas en litigio son muy ricas en un tipo de pescado utilizado para hacer una harina animal de la que ambos pa¨ªses son exportadores. El asunto es un tema pol¨ªtico de primer orden y durante d¨¦cadas los respectivos Gobiernos han utilizado pol¨ªticamente de forma recurrente el agravio fronterizo del vecino. En enero de 2008, tras una nueva escalada de tensi¨®n, el Gobierno peruano forz¨® una soluci¨®n externa al presentar una demanda contra Chile en el TIJ, con sede en La Haya.

¡°Muchos hubi¨¦ramos preferido que este diferendo se resolviera en la discreci¨®n de las canciller¨ªas¡±, confes¨® Vargas Llosa. Una vez que no ha sido as¨ª, ¡°est¨¢ donde tiene que estar¡±. Las audiencias orales est¨¢n programadas para finales de a?o. Tras esta fase, el dictamen definitivo no tardar¨¢ en publicarse.

Edwards y Vargas Llosa pretenden convertir este litigio en una oportunidad. Visto en positivo, el dictamen de La Haya sentar¨¢ un precedente de resoluci¨®n de conflictos en la regi¨®n por una v¨ªa legal, inapelable, que debe servir como vacuna contra arrebatos nacionalistas. Ambos pa¨ªses reconocen la competencia del TIJ, que producir¨¢, cualquiera que sea la parte beneficiada, un dictamen independiente, transparente, razonado, basado en las pruebas y las leyes, que los Gobiernos podr¨¢n criticar, pero dif¨ªcilmente desacreditar. Debe ser ¡°un ejemplo¡±, dijo Vargas Llosa, de la ¡°manera civilizada de resolver las diferencias¡± en la regi¨®n. A partir de la sentencia, Chile y Per¨² deben ¡°salir definitivamente de la mentalidad del siglo XIX que ha enturbiado nuestro trato¡±, dice la carta.

Edwards aclar¨® que, pese a ser embajador en Francia, su iniciativa es estrictamente particular y no representa al Gobierno de Chile, aunque la canciller¨ªa chilena estuvo informada. Asegur¨® que los dos Gobiernos ¡°ven con buenos ojos¡± la iniciativa.

Vargas Llosa quiere que la carta sirva para que la sentencia no sea ¡°pretexto para grupos extremistas nacionalistas¡±. Para el Nobel, hay que salir al paso de grupos que instrumentalizan el caso ¡°para que se inviertan recursos en defenderse de la amenaza exterior¡±, es decir, para forzar carreras armament¨ªsticas que detraen recursos de la lucha contra el subdesarrollo en Latinoam¨¦rica.

El texto estuvo redactado en apenas un d¨ªa, explicaron los escritores. ¡°Hice un borrador r¨¢pido y se lo mand¨¦ a Mario, que lo hizo m¨¢s corto y lo afin¨®¡±, detall¨® Edwards. La carta p¨²blica estar¨¢ disponible en llamadoalaconcordia.com junto a las firmas que acompa?an a sus patrocinadores. Todo el que lo desee puede a?adir la suya.