Lal Bibi, la afgana que con su clan desaf¨ªa las tradiciones tribales
Una afgana violada y su clan exigen justicia y rechazan el c¨®digo talib¨¢n, que ordena su asesinato o suicidio
La historia de Lal Bibi es ins¨®lita. No porque fuera violada en venganza por un supuesto desaire de un pariente lejano al responsable de su agresi¨®n. Eso sucede demasiado a menudo en Afganist¨¢n. EEUU y sus aliados echaron a los talibanes del poder, pero no han sido capaces de arrancar la mentalidad talibana de la que a¨²n est¨¢ imbuida buena parte de la poblaci¨®n. Lo sorprendente en el caso de esta joven afgana de 18 a?os es que su familia se ha puesto de su parte y est¨¢ pidiendo justicia para no verse obligada a asesinarla como exigen las costumbres tribales que rigen la vida de los afganos m¨¢s humildes.
Resulta emocionante ver una cuarentena de notables apoy¨¢ndola y pidiendo justicia, adem¨¢s de su confianza en las activistas y organizaciones de mujeres¡± Directora del Afghan Women's Network
¡°Lal Bibi, su madre y otros miembros de su comunidad se encuentran en Kabul pidiendo justicia¡±, confirma Samira Hamidi, la directora nacional del Afghan Women¡¯s Network (AWN), en un correo electr¨®nico. En un paso sin precedentes en Afganist¨¢n, los notables de su clan e incluso el cl¨¦rigo de la mezquita local han recurrido a una organizaci¨®n de mujeres en busca de ayuda. AWN ha facilitado refugio a la joven y su madre. ¡°Ahora necesita ayuda m¨¦dica, as¨ª como un buen abogado que defienda su caso¡±, a?ade Hamidi.
El calvario de Lal Bibi empez¨® el pasado 17 mayo cuando un grupo de polic¨ªas se acerc¨® a la jaima en la que viv¨ªa con sus padres a las afueras de Kunduz y, sin mediar palabra, se la llevaron secuestrada. El jefe la entreg¨® a un hombre, luego identificado como Khudai Dad, que la encaden¨® a la pared y la viol¨® y golpe¨® durante cinco d¨ªas, seg¨²n ha dejado constancia un informe m¨¦dico. Al parecer, el maltratador estaba vengando una afrenta al honor que le hizo un primo lejano de la joven, que no est¨¢ claro si pidi¨® a una de sus hijas en matrimonio y no tuvo dinero para la dote, o trat¨® de escaparse con ella.
Este suceso apoya a quienes defienden que es la ausencia de un sistema judicial justo, barato y accesible lo que lleva a la mayor¨ªa a recurrir a la mediaci¨®n tribal o los jueces talibanes
Lal Bibi es la menor de una familia de kuchis, pastunes semin¨®madas dedicados al pastoreo y que se encuentran por toda la geograf¨ªa de Afganist¨¢n. Con uno de los ¨ªndices de analfabetismo m¨¢s altos del pa¨ªs, los kuchis, cerca de tres millones, siguen el c¨®digo de conducta past¨²n, el pastunwali. Seg¨²n esa ley no escrita, una mujer que ha tenido una relaci¨®n fuera del matrimonio (incluso por la fuerza) queda deshonrada y debe suicidarse para evitar que la mancha se extienda a su familia. De no hacerlo, compete a su padre o hermanos acabar con su vida.
¡°Ya soy una persona muerta¡±, reconoci¨® la joven en una entrevista con The New York Times el pasado junio. Sin embargo, cuando volvi¨® a casa tras ser liberada por el violador, sus familiares la llevaron al hospital de Kunduz y presentaron una denuncia en la oficina del gobernador. Luego, ante la lentitud del proceso, decidieron trasladarse a la capital en busca de ayuda para que se castigue a los culpables, sin lo cual no ven otra salida que la muerte de la muchacha.
Si la gente del Gobierno no lleva a los responsables ante la justicia, voy a prenderme fuego. No quiero vivir con este estigma en la frente¡± Lal Bibi, la v¨ªctima
¡°Si la gente del Gobierno no lleva a los responsables ante la justicia, voy a prenderme fuego. No quiero vivir con este estigma en la frente¡±, ha confirmado Lal Bibi.
¡°Hemos entrado en contacto con el ministro del Interior, el viceministro de Seguridad y la oficina del Presidente para tratar de que reciban a la familia y al representante de la tribu de Lal Bibi¡±, explica la directora de AWN. ¡°Resulta emocionante ver una cuarentena de notables apoy¨¢ndola y pidiendo justicia, adem¨¢s de su confianza en las activistas y organizaciones de mujeres¡±, subraya.
Sin duda se trata de un caso sin precedentes, que contradice la extendida convicci¨®n de que los afganos est¨¢n satisfechos con las extempor¨¢neas normas tribales por las que se rige su vida fuera de las ciudades. Este suceso apoya a quienes defienden que es la ausencia de un sistema judicial justo, barato y accesible lo que lleva a la mayor¨ªa a recurrir a la mediaci¨®n tribal o los jueces talibanes. La Justicia afgana adolece de medios humanos y materiales; sus escasos empleados carecen de suficiente preparaci¨®n y a menudo se dejan influir por presiones de pol¨ªticos o milicianos, cuando no son directamente corruptos.
La valent¨ªa de esta familia pone a prueba el compromiso del Gobierno con la igualdad de la mujer y los derechos humanos
La familia de Lal Bibi no solo est¨¢ rompiendo con la tradici¨®n sino que su valent¨ªa pone a prueba el compromiso del Gobierno con la igualdad de la mujer y los derechos humanos. Su respuesta va a revelar hasta qu¨¦ punto est¨¢ dispuesto a cuestionar la impunidad de los numerosos grupos armados que operan en el pa¨ªs, en especial esa polic¨ªa local, creada por EEUU para dar seguridad a las zonas rurales ante su salida de Afganist¨¢n en 2014 y que parece estar campando por sus respetos.
Al menos un hermano de Khudai Dad, Shaki Dad, es miembro de ese cuerpo, lo que habr¨ªa permitido disponer del veh¨ªculo y los hombres para su captura. Aunque hay discrepancias sobre la pertenencia a la polic¨ªa local de todos los implicados (un portavoz de las fuerzas de EEUU lo ha negado), la directora de AWN afirma con seguridad que ¡°Lal Bibi fue secuestrada y violada por un grupo de polic¨ªas locales¡±. El fiscal militar de Kunduz parece estar de acuerdo porque ha abierto una investigaci¨®n y logrado la detenci¨®n de los dos hermanos Dad, aunque el autor material del secuestro sigue en paradero desconocido.
La violaci¨®n de Lal Bibi y otras tropel¨ªas contra mujeres afganas conocidas en las ¨²ltimas semanas han llevado a Michelle Bachelet, la directora ejecutiva de ONU Mujeres, a pedir que se ponga fin a esos abusos. ¡°Esta brutalidad es intolerable y ONU Mujeres insta al Gobierno afgano a tomar medidas urgentes para responder a estos cr¨ªmenes, llevando a los culpables ante la justicia; y a poner fin a una cultura de impunidad y crear una cultura de tolerancia cero para la violencia y la discriminaci¨®n contra las mujeres y las ni?as¡±, declara en un comunicado.
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