¡°Tenemos que parar lo que ser¨¢ una nueva guerra civil en El Salvador¡±
Ra¨²l Mijango es un exjefe guerrillero y uno de los art¨ªfices de ¡°la tregua¡± que viven las maras
¡°Paramos la guerra civil hace 20 a?os, ahora estamos enfrascados en detener una nueva guerra: la de las maras¡±, dice Ra¨²l Mijango, exjefe guerrillero y uno de los art¨ªfices de ¡°la tregua¡± que viven ahora las pandillas violentas en El Salvador, que ha reducido dr¨¢sticamente la violencia.
Mijango fue uno de los comandantes del Ej¨¦rcito Revolucionario del Pueblo, integrado en el Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN); particip¨® en el proceso de paz, fue diputado, disidente dentro de la ortodoxia izquierdista y peque?o comerciante. En la actualidad, media en la pacificaci¨®n entre maras.
Esos grupos violentos nacieron en los a?os ochenta en EE UU. ¡°Estaban integradas por j¨®venes salvadore?os y centroamericanos, residentes ilegales en los barrios bajos de Los ?ngeles. Se defend¨ªan as¨ª de las mafias mexicanas¡±, dice Mijango. ¡°Desde entonces, hasta hoy, las pandillas han convertido a El Salvador en el segundo pa¨ªs m¨¢s peligroso del mundo, tras Honduras. Hay m¨¢s muertes violentas que en Afganist¨¢n¡±. En 2011 se inician gestiones alternativas para frenar la sangr¨ªa: una tasa anual de casi 70 homicidios por 100.000 habitantes, extorsiones, secuestros, violaciones. Los mareros han perpetrado matanzas y cr¨ªmenes b¨¢rbaros, con decapitaciones y mutilaciones.
Mijango sufri¨® las extorsiones de las pandillas siendo comerciante de gas propano. ¡°Me robaron en tres ocasiones y en otra me secuestraron. Esto es lo que a diario viven los comerciantes salvadore?os. Si quer¨ªa seguir en mi comercio, ten¨ªa que negociar con los mareros¡±, explica Mijango. Por eso no dud¨® en aceptar la oferta del ministro de Defensa, el general retirado David Mungu¨ªa, para que lo asesorara. ¡°Ah¨ª sale la idea que despu¨¦s resulta en el proceso vigente de tregua entre las pandillas¡±.
Mijango y monse?or Fabio Colindres, capell¨¢n del Ej¨¦rcito, comenzaron a dialogar con los l¨ªderes pandilleros presos en el penal de m¨¢xima seguridad conocido como Zacatr¨¢s (en alusi¨®n a la antigua c¨¢rcel norteamericana de Alcatraz). El pasado febrero, las principales maras ¡ªSalvatrucha y Barrio 18¡ª firmaron ¡°una tregua¡±. Dejaron de matarse entre ellos y a los ciudadanos que no pagaban las extorsiones. Luego ordenaron el cese del reclutamiento de menores, las acciones contra escuelas y la violencia contra las mujeres. El Gobierno, a cambio, traslad¨® a 30 jefes de pandillas a penales con reg¨ªmenes m¨¢s flexibles. En estos meses, los homicidios han bajado de 15 diarios a 5. ¡°A¨²n hay cr¨ªmenes, pero es un proceso complejo que lleva 30 a?os, en el que los experimentos represivos han fracasado¡±, dice Mijango. ?Mesa de di¨¢logo? No necesariamente, dice el exguerrillero, que habla de una ¡°acci¨®n pendular¡± entre las partes con el apoyo de la Organizaci¨®n de Estados Americanos.
¡°El Gobierno podr¨ªa pedir que los pandilleros entreguen los cementerios clandestinos, el armamento y a los individuos que tienen deudas con la justicia, y dar respuesta al pliego de peticiones que le ha llegado.Tienen que llegar a acuerdos y no puede ser de otra manera¡±.
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