Brasil sigue en directo el mayor juicio contra la corrupci¨®n pol¨ªtica
Los procesados en el ¡®caso mensal?o¡¯ intentan desmontar las acusaciones
Agosto de 2012 ser¨¢ recordado en Brasil como el del proceso contra la corrupci¨®n m¨¢s largo, con m¨¢s reos y con mayor dimensi¨®n pol¨ªtica de su historia democr¨¢tica, un proceso transmitido en su totalidad por televisi¨®n, que ha competido en audiencia con los Juegos Ol¨ªmpicos, y cuya sentencia se espera antes de final de mes. La acusaci¨®n en el caso mensal?o, le¨ªda durante cinco horas por el procurador general de la rep¨²blica, Roberto Gurgel, fue implacable contra los 36 acusados, entre los que se encuentran los l¨ªderes del Partido de los Trabajadores (PT) que en 2003 llevaron a Luiz In¨¢cio Lula da Silva al poder, dirigentes de otros partidos aliados del Gobierno de Lula, empresarios, banqueros...
Para todos, acusados de haber creado una ¡°cuadrilla criminal¡± para sobornar con dinero p¨²blico a partidos y pol¨ªticos a cambio de apoyo al primer Gobierno de izquierdas del pa¨ªs, Gurgel no se qued¨® corto y pidi¨® condenas de c¨¢rcel para los 36 imputados. El procurador calific¨® el expediente judicial como ¡°el m¨¢s atrevido y escandaloso caso de corrupci¨®n y desv¨ªo de dinero p¨²blico realizado en Brasil¡±.
El Tribunal Supremo, sin embargo, no lo tiene f¨¢cil. Justo despu¨¦s de la petici¨®n de penas del procurador (fiscal) general, entr¨® en juego la defensa, que moviliz¨® a la flor y nata de abogados y criminalistas del pa¨ªs, comenzando por el exministro de Justicia del primer Gobierno de Lula, Thomas Bastos, considerado el dios de la abogac¨ªa brasile?a.
La hora que cada abogado emple¨® para defender a su cliente fue un verdadero bombardeo contra las acusaciones del procurador. Algunos analistas llegaron a comentar que los abogados hab¨ªan sido capaces de transformar en h¨¦roes a los acusados, llegando a compararlos con las v¨ªctimas del nazismo o de la dictadura militar.
Negaron los letrados todas las acusaciones y consideraron inocentes a los 36 imputados. Lo m¨¢ximo que alg¨²n abogado lleg¨® a aceptar fue que el PT us¨® la llamada ¡°Caja dos¡±, es decir, la financiaci¨®n ilegal del partido y de algunos grupos aliados, algo que no constituye crimen penal ya que no se trat¨®, seg¨²n los defensores, de dinero p¨²blico. Alguno de los abogados lleg¨® a comparar, con poca elegancia, la acusaci¨®n le¨ªda por el procurador general con una ¡°telenovela de la \[cadena\] Globo¡±.
La semana pr¨®xima acabar¨¢n los alegatos de los defensores y comenzar¨¢n a presentar sus votos los 11 magistrados del Tribunal Supremo. Brasil est¨¢ pendiente de la sentencia.
La defensa quiz¨¢s m¨¢s incisiva y que podr¨ªa influir seriamente en la decisi¨®n de los jueces fue la realizada por Jos¨¦ Luis Oliveira Lima, abogado de Jos¨¦ Dirceu, exguerrillero, exministro de la Casa Civil del primer Gobierno de Lula, expresidente varias veces del PT, y quien es considerado la clave del proceso.
Se trataba de la defensa m¨¢s importante, ya que el procurador Gurgel hab¨ªa montado toda su acusaci¨®n sobre la supuesta trama criminal creada por Dirceu. Aceptada la tesis de dicha trama, el juicio se centra ineluctablemente en el PT, fundado por Lula y Dirceu, y adquiere tintes netamente pol¨ªticos.
Convencido de la importancia que para todo el proceso ten¨ªa la defensa de Dirceu, el letrado Oliveira Lima desmenuz¨® los autos para demostrar que todo el andamiaje era falso, ya que Dirceu, una vez dejada la presidencia del partido y entrado en el Gobierno, ya no hab¨ªa ejercido influencia decisiva sobre su partido y solo un superhombre podr¨ªa haber realizado todo aquello de lo que se le acusa.
Tras afirmar que no exist¨ªa en los autos ¡°una sola prueba¡± de la supuesta creaci¨®n de una ¡°cuadrilla criminal¡± por parte de Dirceu, lleg¨® a acusar al procurador de haber ¡°despreciado todas las pruebas del proceso¡±, y sentenci¨®: ¡°Condenar a Dirceu es atacar a la Constituci¨®n¡±.
Seg¨²n Oliveira, ¡°no existe ninguna prueba, ning¨²n documento, ninguna circunstancia que incrimine a Jos¨¦ Dirceu¡±, y llev¨® ante el tribunal los testimonios incluso de Lula y de la presidenta Dilma Rousseff, que, escuchados en el proceso, ¡°no confirmaron las acusaciones de los otros testigos¡±, dijo el abogado.
Dirceu, seg¨²n la acusaci¨®n, ser¨ªa el principal responsable de toda la trama de corrupci¨®n pol¨ªtica. Seg¨²n otros, ser¨ªa m¨¢s bien el chivo expiatorio que podr¨ªa cargar con las culpas de otros.
Una absoluci¨®n del que fuera el mayor responsable de la llegada de Lula al poder ¡ªel hombre ¡°que coloc¨® la corbata a Lula¡±, es decir, que convenci¨® al mundo empresarial y de la banca de su fiabilidad¡ª echar¨ªa por tierra el meollo de la acusaci¨®n. Al rev¨¦s, su condena arrastrar¨ªa tambi¨¦n a los otros 35 acusados como socios de la asociaci¨®n criminal.
La defensa de Dirceu ha insistido en la inocencia del acusado, centrando su tesis en el hecho de que no existe contra ¨¦l prueba alguna escrita que demuestre su participaci¨®n activa en la trama. Convencido de esa verdad, el mismo procurador general se centr¨® en el hecho de que en el crimen de la ¡°formaci¨®n de la cuadrilla¡± el jefe ¡°nunca deja huellas¡±. Por ello la acusaci¨®n se centr¨® en los testimonios de terceros. ?Les bastar¨¢n a los jueces?
Ahora todo est¨¢ en manos de los 11 magistrados que dictar¨¢n sentencia. Hay quien ha exagerado al afirmar que de la sentencia podr¨ªa depender el que en Brasil se ponga punto final a la corrupci¨®n pol¨ªtica. Otros dicen, aunque no sea as¨ª, que ser¨ªa una sentencia ¡°a favor o en contra del proyecto pol¨ªtico de Lula¡±. Aunque una condena podr¨ªa rozar al carism¨¢tico expresidente, el Supremo insiste en que se trata de ¡°un proceso m¨¢s¡± y que lo que contar¨¢ a la hora de sentenciar ser¨¢n ¡°las pruebas y solo las pruebas¡±.
Antes de que acabe agosto, Brasil sabr¨¢ el final de un culebr¨®n que se arrastra desde hace siete a?os y que, como afirma Dirceu ¡ªy en esto nadie le puede negar la raz¨®n¡ª, se ha tratado de ¡°una espera casi inhumana¡±. Por ello, siempre insisti¨®, desde el primer momento, en que deseaba ser juzgado ¡°cuanto antes¡±.
Lo ha conseguido, como los otros 35 acusados, solo ahora, porque ya es sabido que las cosas de palacio van despacio. Y m¨¢s en los juzgados brasile?os, empezando por el Supremo.
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