El Ej¨¦rcito Libre de Siria quiere cortar las alas a El Asad
Un grupo rebelde rodea un aeropuerto militar clave al norte de Alepo
Antes de la revoluci¨®n siria, Abu Dujana, nombre de guerra de Ali Hamidan, era cerrajero. Si bien por su gesto, mirada, piel tostada, barba cerrada, gafas de sol, vestimenta y envergadura, nadie dir¨ªa que no naci¨® para ser rebelde. A sus 36 a?os, Abu Dujana lidera a 35 de los 60 hombres apostados en los alrededores del aeropuerto militar de Menagh, unos 45 kil¨®metros de la ciudad de Alepo, en el norte de Siria. El bando rebelde no es de tener secretos, pero s¨ª prefiere en esta ocasi¨®n preservar el punto exacto (est¨¢n ah¨ª desde hace tres semanas) en el que aguardan a que caiga la noche para atacar el aer¨®dromo, controlado en su interior por el r¨¦gimen. Eso s¨ª, permiten que todo el mundo sepa que lo hacen cada 24 horas, aunque hasta la fecha con poca punter¨ªa. ?Por qu¨¦ quieren tomar el aeropuerto? ¡°Est¨¢ situado en medio [de la franja norte de la provincia de Alepo] y desde ah¨ª el Ej¨¦rcito puede atacar hacia los cuatro flancos¡±, explica Abu Dujana. El de Menagh es el segundo enclave militar a¨¦reo m¨¢s importante tras el aer¨®dromo del sureste de Alepo.
Una torre de control de color arcilla y aupada junto a una arboleda saltan a la vista a poco m¨¢s de un kil¨®metro del aeropuerto. A las faldas de la torre, una ciudad fantasma: Menagh. Nadie ha esperado a ver si los rebeldes logran acertar contra alguno de los aparatos que entran y salen del aer¨®dromo. Han huido todos. Seg¨²n los c¨¢lculos del Ej¨¦rcito Libre de Siria (ELS) ¡ªo al menos de esta agrupaci¨®n, porque las cifras bailan ligeramente de un miliciano a otro¡ª, el r¨¦gimen mantiene all¨ª a unos 270 soldados, 15 tanques, 30 helic¨®pteros, una docena de morteros y dos lanzacohetes. ?Por qu¨¦ no los usan? ¡°Porque tienen suficiente armamento en el otro aeropuerto¡±, zanja Abu Dujana. Sentado sobre una alfombra con las llaves del coche en la mano y rodeado de una decena de rebeldes, tan fuera de servicio que hasta juegan con las esposas, Abu Dujana no deja de hacer gestos con los que enfatiza que el de Menagh es un punto clave para cortar el paso al Ej¨¦rcito de Bachar el Asad: ¡°Cuando las armas salen de Damasco¡±, explica, ¡°llegan hasta ah¨ª para ser repartidas hacia otros lados¡±.
Cada cuatro o cinco d¨ªas
El ELS rodea cada d¨ªa el aer¨®dromo y cada d¨ªa espera a que alg¨²n helic¨®ptero despegue para abrir fuego con sus ametralladoras douchka. La misi¨®n no es f¨¢cil porque, a la llegada o salida de los aparatos ¡ªcada cuatro o cinco d¨ªas y cargados, sobre todo, de alimentos¡ª las bater¨ªas del interior disparan para cubrir la maniobra. Eso si no aparecen aviones de combate. Pruebas no faltan de los impactos de artiller¨ªa y metralla junto al mirador improvisado desde el que se atisba Menagh. Ni la c¨²pula verdosa de la mezquita se ha salvado de respirar ahora por un nuevo orificio. Y como por pedir que no quede, Abu Dujana lo hace: ¡°Necesitar¨ªamos lanzacohetes Katiusha, misiles tierra-aire y rifles Cobra para acabar con ellos en una semana¡±.
Un helic¨®ptero sobrevuela la zona. Ni caso, es de d¨ªa. La hoja que Abu Dujana saca del bolsillo tiene escrito a bol¨ªgrafo los nombres y apellidos de los pilotos que est¨¢n en el interior de la base. ¡°Nos los entreg¨® un desertor¡±, explica el responsable de los milicianos. ¡°Y as¨ª podemos saber qui¨¦nes son y d¨®nde viven¡±. M¨¢s bien sus familias, aunque niegan la mayor a preguntas sobre posibles represalias. Seg¨²n el relato de esta agrupaci¨®n de rebeldes, cuatro capitanes y cuatro soldados desertaron del interior del aeropuerto recientemente. Los mandos huyeron. El resto pas¨® a formar parte de las filas del ELS con destino Alepo.
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