Cameron prepara cambios en el Gobierno para reforzar la coalici¨®n
El primer ministro brit¨¢nico prepara un reajuste de Gobierno con el objetivo de contentar a los liberaldem¨®cratas de Clegg y al ala dura de los conservadaores
Poco m¨¢s de dos a?os han conseguido trastocar radicalmente la imagen pol¨ªtica que proyecta David Cameron en el Reino Unido, desde aquel joven l¨ªder que brind¨® a los conservadores la llave del gobierno despu¨¦s de 13 a?os de laborismo, hasta el actual ocupante de Downing Street que pugna por sobrevivir con demasiadas cartas a la contra. El primer ministro brit¨¢nico ultima una remodelaci¨®n del Ejecutivo ¡ªcuyo anuncio se espera hoy mismo¡ª destinada al mismo tiempo a conservar el apoyo de sus hoy hostiles socios de coalici¨®n, los liberaldem¨®cratas, y a neutralizar las crecientes cr¨ªticas desde su propio partido y, sobre todo, a generar la confianza en su capacidad para enderezar una econom¨ªa maltrecha. En esa multiplicidad de frentes, David Cameron se juega su reelecci¨®n.
La reanudaci¨®n de la legislatura tras la pausa estival arranc¨® el lunes en la C¨¢mara de los Comunes, no tanto marcada por las filtraciones sobre los inminentes cambios en ministerios y secretar¨ªas de Estado como por el regreso a primera l¨ªnea de escena del canciller del Exchequer, George Osborne. El responsable de Econom¨ªa y Finanzas hab¨ªa adelantado la v¨ªspera el contenido de un paquete de medidas para impulsar el crecimiento, resumidas en un aumento de los pr¨¦stamos a las peque?as empresas y en el aval a nuevos proyectos de infraestructuras. Su comparecencia estelar en un programa dominical en la BBC confirm¨® que Cameron est¨¢ dispuesto a realizar ajustes y a acceder a est¨ªmulos puntuales que precisan del erario p¨²blico, pero no a prescindir del arquitecto de su pol¨ªtica econ¨®mica, guiada por las recetas de austeridad y un dr¨¢stico recorte del gasto del Estado.
La permanencia de Osborne, unida a la de los responsables de Asuntos Exteriores (William Hague) y de Interior (Theresa May), todos ellos pesos pesados del Partido Conservador, indica que la publicitada como ¡°amplia¡± remodelaci¨®n del Gobierno brit¨¢nico responde m¨¢s a criterios cuantitativos que cualitativos en esencia. Est¨¢ previsto que aborde muchos cambios de rostro a nivel de secretar¨ªas de Estado, con el desembarco de pol¨ªticos j¨®venes y ambiciosos destinados a plasmar una nueva imagen. Tambi¨¦n resulta significativo el relevo de Kenneth Clarke al frente de Justicia, por tratarse del ¨²nico dirigente conservador con un puesto preeminente en el Gobierno que, contra viento y marea, se ha adherido siempre al proyecto de la Uni¨®n Europea.
Los analistas coinciden en que el primer ministro ha intentado acomodar ese viraje en la composici¨®n del Gobierno principalmente a la sensibilidad de su propio Partido Conservador, aunque reservando un espacio de desahogo para sus aliados liberaldem¨®cratas, que retienen a sus pesos pesados y reincorporan adem¨¢s a uno de sus dirigentes ca¨ªdo en desgracia hace dos a?os, David Laws. El partido minoritario de la coalici¨®n y su l¨ªder, Nick Clegg, despidieron la legislatura antes del verano amenazando con poner las cosas dif¨ªciles a Cameron despu¨¦s de que el primer ministro cediera ante el ala derecha tory y abandonara los planes de reforma democr¨¢tica de la C¨¢mara de los Lores.
Se trataba del ¨²ltimo resquicio para que Clegg defendiera ante sus bases los pilares de una coalici¨®n que le ha forzado a ceder en el profundo recorte de prestaciones sociales, en el incremento de las tasas universitarias ¡ªa las que su partido se hab¨ªa opuesto tajantemente¡ª y en el ostensible euroescepticismo que esgrime Londres en los foros de Bruselas. Ahora consigue recuperar a Laws, su principal asesor en cuestiones econ¨®micas y ef¨ªmero n¨²mero dos del Tesoro brit¨¢nico, tras su dimisi¨®n en el a?o 2010 al revelarse que hab¨ªa abusado de las dietas que pueden reclamar los parlamentarios para financiar el alquiler del piso de su pareja.
A Nick Clegg y a sus promesas incumplidas les espera un ajuste de cuentas con su partido en el congreso liberaldem¨®crata que se celebra a mediados de mes en la ciudad de Brighton. Los pron¨®sticos indican que quedar¨¢ muy tocado ¡ªprobablemente incapaz de encabezar el cartel liberaldem¨®crata en las elecciones del 2015¡ª, pero no hundido hasta el punto de retirar su apoyo a Cameron en el presente contexto de recesi¨®n econ¨®mica. El verdadero tal¨®n de Aquiles para el primer ministro reside en su propio partido, personificado en el ala m¨¢s derechista que intenta imponerle su agenda y unas demandas tan dif¨ªciles de atender como la quasi ruptura de la coalici¨®n, cuando los conservadores no disponen de mayor¨ªa absoluta en el Parlamento y precisan de los votos liberaldem¨®cratas.
En ese encaje de bolillos en el que se halla sumido David Cameron, la esperanza de recuperaci¨®n econ¨®mica representa su mejor y probablemente ¨²nica baza para encarar el bienio de legislatura que definir¨¢ su gesti¨®n y su capacidad para encabezar de nuevo el cartel electoral de los conservadores.
Todo ello para regodeo de una oposici¨®n laborista cuyo principal r¨¦dito consiste en mantenerse casi al margen del debate pol¨ªtico y econ¨®mico. Las espadas, por tanto, permanecen en alto en unas islas brit¨¢nicas que, si bien alardean hoy de no pertenecer a la eurozona, comparten muchas de sus incertidumbres para el futuro.
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