La revoluci¨®n silenciosa de Dilma
El estilo pragm¨¢tico de la presidenta est¨¢ enfocado al futuro de la econom¨ªa, a favorecer a las clases medias y a reforzar las pol¨ªticas sociales para acabar con la miseria
D¨ªas atr¨¢s, los fot¨®grafos captaron un billete escrito a mano por la presidenta Dilma Rousseff, dirigido a la ministra de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, en el que se lee: ¡°?Por qu¨¦ los peri¨®dicos est¨¢n diciendo que hubo un acuerdo en el Congreso sobre el C¨®digo Forestal y yo no s¨¦ nada?¡± El estilo de gobernar de Rousseff no es ruidoso. Es m¨¢s bien silencioso. No le gusta aparecer, ni discursear. No ama la publicidad ni le gusta viajar en exceso dentro del pa¨ªs. Y sin embargo, existe la convicci¨®n de que, en medio de esa discreci¨®n, est¨¢ llevando a cabo lo que ya ha sido llamado su ¡°revoluci¨®n silenciosa¡±.
La paradoja es que ese ¡°caminar silenciosa, pero afirmativamente¡±, como ha escrito el analista pol¨ªtico Ant?nio Carlos Medeiro, est¨¢ llegando a la opini¨®n p¨²blica, que mantiene a la mandataria con una popularidad que no tienen nada que envidiar a la que ten¨ªa a los dos a?os de gobierno su antecesor, el carism¨¢tico Lula da Silva, que a pesar de haberla escogido como candidata a sucederlo, no pod¨ªa ser m¨¢s diferente en su forma de gobernar. Quiz¨¢s, el no haber querido imitar algo que para ella hubiese sido inimitable y haber buscado su camino propio es que lo que est¨¢ creando una imagen propia y positiva.
Se podr¨ªa decir que Lula escogi¨® a Rousseff porque ella pose¨ªa lo que a ¨¦l le faltaba: una fuerte capacidad de gesti¨®n empresarial m¨¢s que pol¨ªtica, un pulso que no tiembla a la hora de destituir a un ministro por corrupci¨®n o de echar a otro un rapapolvo en p¨²blico. Y al mismo tiempo, Lula la arrop¨® con el torrente de su popularidad diciendo que Rousseff ¡°era ¨¦l¡±.
La mayor batalla ganada por Rousseff ha sido la de una huelga de funcionarios p¨²blicos del Estado, que ha afectado a amplios sectores, desde las Universidades Federales a algunos ministerios, pasando por la polic¨ªa federal, que ha mantenido bajo asedio a la mandataria durante tres meses. Los huelguistas, considerados entre las categor¨ªas laborales mejor retribuidas del pa¨ªs, fueron apoyados por los sindicatos que un d¨ªa fueron de Lula y que respaldan a su partido, el Partido de los Trabajadores (PT). Los huelguistas estaban acostumbrados a conseguir del Gobierno todas sus reivindicaciones. Con Rousseff la huelga no fue f¨¢cil. La abucheaban los funcionarios en sus salidas y Lula tuvo que intervenir en su apoyo recordando a los huelguistas y sindicalistas que los tiempos hab¨ªan cambiado, que las vacas gordas hab¨ªan acabado y que Rousseff viv¨ªa una crisis econ¨®mica, agudizada por la crisis mundial, que ¨¦l vivi¨® solo de resbal¨®n. Rousseff fue dura. Tuvo m¨¢s de 250 reuniones con las diversas categor¨ªas y los sindicatos. Llegaron a pedirle aumentos hasta de un 50%. La presidenta se plant¨®. Ofreci¨® un 15% distribuido en tres a?os y les advirti¨® que los aumentos mayores ir¨ªan para los que ganaban menos y no al rev¨¦s.
Resisti¨® tres meses. Les puso una fecha de ultim¨¢tum, pasada la cual no les conceder¨ªa ni el 15%. Cedieron y sali¨® reforzada en la opini¨®n p¨²blica, que adem¨¢s no ve con buenos ojos las huelgas de los servicios p¨²blicos que afectaron desde los aeropuertos a los hospitales.
La revoluci¨®n que Rousseff parece querer llevar a cabo no le es f¨¢cil porque va en la direcci¨®n opuesta a un cierto tipo de hacer pol¨ªtica en Brasil, donde los pol¨ªticos de turno piensan m¨¢s en el d¨ªa a d¨ªa, en salir adelante para mantener su tajada de poder, sin grandes visiones a largo plazo.
Rousseff se ha dado cuenta que el modelo de econom¨ªa llevado a cabo hasta aqu¨ª empieza a renquear y puede comprometer el futuro. La industria est¨¢ perdiendo fuelle. China ha disminuido un 10% su comercio con Brasil. El PIB de este a?o no alcanzar¨¢ el 2% y Brasil ha dejado de ser la sexta potencia mundial, que ha vuelto a reconquistar Reino Unido. Rousseff sabe que a Brasil no le basta ya el mercado interno, ni las exportaciones, ni la pol¨ªtica de usar solo productos nacionales y que el coste de lo producido en Brasil es excesivamente caro y poco competitivo.
Ante todo ello, ha empezado a destapar sus cartas. Ha lanzado un gran plan billonario de infraestructuras, la gran cenicienta de este pa¨ªs; quiere invertir en serio en invenci¨®n y tecnolog¨ªa reforzando el campo de la educaci¨®n y del saber. En los presupuestos de 2013, ha aumentado de un 10% los gastos en educaci¨®n, as¨ª como los de cultura.
Ha abierto la mano a lo que su partido, siempre al¨¦rgico a las privatizaciones, llama ¡°concesiones¡±, y ha llamado a las empresas extranjeras a invertir en Brasil, consciente de que el pa¨ªs por s¨ª solo ser¨ªa incapaz de dar el salto que necesita. Empezando por la extracci¨®n del crudo de los grandes yacimientos del Pre-sal.
Para ella los dos focos del futuro de la econom¨ªa son la productividad de la empresa y la innovaci¨®n, al mismo tiempo que refuerza las pol¨ªticas sociales para acabar con la miseria y abre el cr¨¦dito para favorecer a las clases medias.
Y son estas clases medias, las antiguas y las nuevas las que hoy la sostienen y que hace solo dos a?os le negaron su voto. Uno de los silencios significativos de Dilma es el de estos d¨ªas frente a las condenas que el Supremo est¨¢ llevando a cabo contra el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n del mensal?o, que involucr¨® a toda la c¨²pula de su partido en 2005. Rousseff est¨¢ muda y no ha dejado a sus ministros opinar. Y los dos magistrados nombrados por ella est¨¢n siendo los m¨¢s duros en sus condenas.
Ayer, el l¨ªder de la oposici¨®n, el expresidente y soci¨®logo Fernando Henrique Cardoso, lleg¨® a hacer elogios de Rousseff poniendo de relieve la ¡°dura herencia¡± con la que est¨¢ teniendo que lidiar, de una econom¨ªa que, acabados los tiempos de bonanza de Lula, tiene que hacer frente a nuevos y graves desaf¨ªos pensando sobre todo en el futuro, al mismo tiempo que ha tenido que enfrentar la corrupci¨®n pol¨ªtica y la impunidad, dos llagas a¨²n abiertas en este pa¨ªs.
Todo ello ha llevado a los especialistas pol¨ªticos a afirmar que hoy Rousseff podr¨ªa ya ser reelegida en 2014 ¡°sin el bast¨®n m¨¢gico de Lula¡±. Ella est¨¢ conquistado con su pol¨ªtica de gesti¨®n, pragm¨¢tica, poco ideol¨®gica, y en silencio, su propia credibilidad .
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