Los ¨²ltimos d¨ªas de Arafat
El rais com¨ªa pollo y guisantes y se lavaba con agua contaminada en el encierro previo a su muerte
Un grupo de obreros remoza llana en mano el impresionante mausoleo de Yaser Arafat. El l¨ªder palestino por excelencia lleva ocho a?os enterrado aqu¨ª en Ramala, junto a la Muqata, el palacio presidencial en el que pas¨® sitiado sus tres ¨²ltimos a?os de vida. Cientos de escolares, familias palestinas repeinadas en el fin de semana, y turistas de medio mundo visitan a diario este inmenso cubo de piedra beis que aloja en su interior la tumba y el cuerpo del hombre-s¨ªmbolo de la causa palestina. Encierra adem¨¢s un preciado secreto: la verdadera causa de la muerte del rais palestino.
El paso de los a?os no ha conseguido aminorar el inter¨¦s por el asunto. Al contrario. El misterio que rodea a la muerte de Arafat ha cobrado fuerza despu¨¦s de que Suha, la viuda del l¨ªder, autorizara el an¨¢lisis de su ropa interior y su kefiya, su c¨¦lebre pa?uelo palestino. Un instituto de radiof¨ªsica suizo ha encontrado dosis anormales de polonio 210, la sustancia radioactiva que envenen¨® al disidente ruso Alexander Litvinenko en 2006.
Los resultados, advirtieron los suizos a la cadena Al Yazira, promotora de la investigaci¨®n, no son concluyentes. Si Suha quiere saber la verdad debe exhumar el cad¨¢ver y tomar m¨¢s muestras. Despu¨¦s vino la demanda de Suha en Francia y los preparativos del viaje de los expertos franceses a Ramala, donde aterrizar¨¢n en las pr¨®ximas semanas para desenterrar a Arafat.
Tawfiq Tirawi preside la comisi¨®n palestina que investiga la muerte de Arafat y anuncia que no pondr¨¢n trabas a los franceses. En su despacho de Ramala explica que para tomar las muestras hay que desenterrar el cuerpo y llevarlo al hospital. Y que los enviados de Francia deber¨ªan estar trabajando en menos de un mes.
"El Ej¨¦rcito israel¨ª nos ten¨ªa rodeados. Faltaba el ox¨ªgeno. Unas 200 personas conviv¨ªamos en 300 metros cuadrados"
Tirawi es el hombre de confianza de Arafat, que le sigui¨® desde Beirut en los ochenta y que dirigi¨® los servicios secretos en Cisjordania durante la segunda Intifada. Una de las bestias negras israel¨ªes. Se refugi¨® en la Muqata junto a Arafat hasta que se lo llevaron en volandas al hospital de Par¨ªs en el que muri¨® el 11 de noviembre de 2004, a los 75 a?os. Ahora Tirawi recuerda los ¨²ltimos d¨ªas de asedio. Qu¨¦ comieron, qu¨¦ bebieron y qu¨¦ respiraron resulta, en su opini¨®n, determinante a la hora de esclarecer la muerte.
¡°El Ej¨¦rcito israel¨ª nos ten¨ªa rodeados. Faltaba el ox¨ªgeno. Unas 200 personas conviv¨ªamos en 300 metros cuadrados. No hab¨ªa agua potable y la comida escaseaba. Los alimentos ven¨ªan de fuera¡±. Tirawi contin¨²a: ¡°Eran los palestinos los que tra¨ªan el agua para beber y los alimentos. Pero antes de introducir nada, deb¨ªan entregar las mercanc¨ªas a los soldados que cercaban la Muqata y que lo examinaban sin permitir la presencia de palestinos¡±. ?se es uno de los momentos que los abonados a la tesis del envenenamiento israel¨ª podr¨ªan considerar id¨®neo para inyectar polonio 210. Tirawi no lo descarta, pero tampoco le resulta demasiado cre¨ªble porque la comida entraba en grandes cantidades. ¡°Si tra¨ªan diez pollos, ?c¨®mo iban a saber los israel¨ªes cu¨¢l se iba a comer Arafat?¡±.
Durante el encierro, Arafat llev¨® una dieta saludable. Com¨ªa pollo y algo de pescado. Carne en contadas ocasiones. Verduras, casi siempre las mismas: ma¨ªz y guisantes. La miel y las manzanas eran sus postres favoritos. La comida era escasa pero sana. El problema eran las condiciones sanitarias y el monumental estr¨¦s que sufrieron, rodeados por tanques noche y d¨ªa. Dorm¨ªan unos encima de los otros. Arafat, rodeado de sus colaboradores m¨¢s cercanos. El resto, repartido por donde pod¨ªa. El agua que utilizaban para las abluciones previas al rezo estaba sucia. Varios de los que compartieron encierro con Arafat enfermaron y dos de ellos murieron despu¨¦s.
¡°La situaci¨®n all¨ª dentro era penosa¡±, cuenta desde Amm¨¢n Munib Al Masri, el multimillonario palestino e inseparable de Arafat. ¡°Aquello era espantoso. Estaba lleno de escombros. Se tuvieron que trasladar al segundo piso donde estaban m¨¢s protegidos de los bombardeos¡±, recuerda Al Masri, tesorero de la Fundaci¨®n Arafat, quien visit¨® a su amigo con regularidad en la Muqata, nietos incluidos, para levantar la moral del l¨ªder. Despu¨¦s, viaj¨® con ¨¦l hasta el hospital de Par¨ªs y de all¨ª de vuelta a Ramala para el entierro.
Preservar el ¨¢nimo era crucial. Resalta Tirawi c¨®mo le afect¨® a Arafat la suerte de guerra psicol¨®gica que dice le declararon estadounidenses e israel¨ªes. ¡°La presi¨®n de Washington era tal que ni siquiera los l¨ªderes ¨¢rabes se atrev¨ªan a llamarle. En el ¨²ltimo a?o, sufri¨® un aislamiento total¡±.
Lleg¨® un momento en el que Arafat fue consciente de que estaba enfermo, a pesar de que trataba de restarle importancia de cara a la galer¨ªa. ¡°No quer¨ªa que le vieran deprimido. Ten¨ªa una mancha roja al lado de la nariz. Le dec¨ªamos que ten¨ªa que intentar salir para que le trataran, pero ¨¦l bromeaba¡±, cuenta Tirawi. Al Masri asegura que Arafat ¡°nunca tuvo miedo. Cuando est¨¢bamos asustados, ¨¦l era el que nos animaba¡±. Pero, pese a mantener el tipo, el guerrillero que en el pasado hab¨ªa conseguido burlar la muerte como pocos, acab¨® sus d¨ªas como la mayor¨ªa de los mortales; sin mayor hero¨ªsmo. Debilitado, adelgazado. Un buen d¨ªa, en una cama de hospital, simplemente se fue.
Los informes m¨¦dicos del hospital franc¨¦s en el que muri¨® hablan de una hemorragia y una infecci¨®n de origen indeterminado. No aportan por tanto excesiva luz a las causas de la muerte. Algunos de los s¨ªntomas de Arafat coinciden con los del envenenamiento por Polonio, pero otros no casan, dicen los suizos y explica el f¨ªsico nuclear Norman Dombey, profesor em¨¦rito de la Universidad de Sussex. ¡°Es muy improbable que fuera envenenado con Polonio 210. Se le habr¨ªa ca¨ªdo la barba y el pelo y no hay noticia de que eso sucediera. Adem¨¢s, en estos ocho a?os, el polonio se habr¨ªa reducido en masa en un factor de un mill¨®n¡±, sostiene Dombey. Detalla, adem¨¢s, que el polonio 210 se fabrica en Sarov, Rusia, aunque hay una posible pero no confirmada fabricaci¨®n israel¨ª hace d¨¦cadas.
Pero para Tirawi no hay duda de que ¡°a Arafat lo mataron los israel¨ªes¡±. Agita un documento en el que ha recopilado las amenazas de muerte verbalizadas por los pol¨ªticos israel¨ªes de la ¨¦poca. Pero tambi¨¦n a?ade un elemento que aporta toneladas de intriga palaciega y que ha sido tema de conversaci¨®n en los territorios palestinos. ¡°Si alguien puso polonio tuvo que ser un palestino por encargo israel¨ª¡±, se ha dicho. El baile de nombres de rivales pol¨ªticos del rais es constante, aunque algunos suenan con m¨¢s insistencia que otros. Israel niega tajante la autor¨ªa y asegura que no piensa obstruir la investigaci¨®n francesa. ¡°No tenemos nada que ver con este asunto; nada que ocultar¡±, asegura Yigal Palmor, portavoz del ministerio de Exteriores israel¨ª. ¡°Lo que no es serio es que los palestinos tengan sus conclusiones antes de que haya empezado la investigaci¨®n¡±, se?ala. En la calle, la inmensa mayor¨ªa de los palestinos cree que Arafat no falleci¨® de forma natural. ¡°Los palestinos sabemos que Israel le asesin¨®. Que probablemente alg¨²n agente del Mossad entr¨® en la Muqata fingiendo ser uno de los cooperantes que le visitaban. Otra cosa es que vayan a pagar por ello. ?Pas¨® algo despu¨¦s de Sabra y Chatila, de Gaza?, pregunta esc¨¦ptico Samer Karaka, regente de un ultramarinos cercano a la tumba.
Murad y Osama, en cambio, se frotan las manos. Vestidos de camuflaje militar y armados hasta los dientes custodian el mausoleo. Ellos tambi¨¦n estaban all¨ª los a?os del cerco israel¨ª y ofrecen un retrato de la vida en la Muqata muy similar al de Tirawi. La idea de que la rumorolog¨ªa que habla desde hace a?os de muerte por envenenamiento se haya convertido en investigaci¨®n judicial les entusiasma.
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