Mucho m¨¢s que un asunto sentimental
El cortafuego ideado por Draghi anima a quienes impulsan la salida de Grecia y quieren cambiar el sentido de la UE
La Uni¨®n Europea acaba de elaborar un ansiado cortafuego para ¡°escenarios destructivos¡±, seg¨²n palabras del presidente del Banco Central, Mario Draghi. ?A qu¨¦ escenarios se refiere? Al ataque de los especuladores, sin duda. Pero tambi¨¦n, quiz¨¢s, al hecho de que esa zanja, la compra de deuda, aislar¨ªa a Espa?a y a Italia, por ejemplo, de los destructivos coletazos de un eventual abandono de Grecia de la zona euro.
De esa forma, explican documentos publicados en Alemania, la salida de Grecia se convertir¨ªa en un ¡°drama menor¡±. Expertos bancarios y empresariales de medio mundo preparan sus planes para ese escenario y, lo que es m¨¢s significativo, los airean encantados. Hablan y hablan p¨²blicamente de ello, con la intenci¨®n, seguramente, de que, llegado el momento, el resto de los europeos no nos alarmemos, sino que creamos que era algo inevitable e, incluso, aconsejable para la salud econ¨®mica del resto de Europa.
Y sin embargo, la eventual salida de Grecia de la Eurozona es algo m¨¢s que una cuesti¨®n econ¨®mica. No se trata de hablar de filosof¨ªa, ni de recordar a S¨®crates o las graciosas y oportunas comedias de Arist¨®fanes sobre el pago de las deudas, sino de saber que se tratar¨ªa de un cambio sustancial en el concepto pol¨ªtico de Europa.
Se nos quiere hacer creer que se trata solo de una cuesti¨®n financiera, en todo caso sentimental, pero se nos oculta que implica un cambio sustancial en el sentido pol¨ªtico de la Uni¨®n Europea, una reforma radical del objetivo con el que fue creada, una miserable constataci¨®n de que Europa, como otros protagonistas del nuevo mundo que se vislumbra, acepta destruir a los d¨¦biles para proteger a los fuertes.
?Grecia necesita reformas? Por supuesto. Vigilancia. Sin duda, desde el mismo momento en que un partido de extrema derecha violenta, Amanecer Dorado, ha conseguido 21 esca?os. Necesita cambios radicales y estrictos en la organizaci¨®n del Estado para que se garantice su respeto a las reglas de la Uni¨®n. Pero lo que est¨¢ haciendo ahora la UE no es impulsar esas reformas, sino empujar c¨ªnicamente a la sociedad griega fuera de las puertas de la Uni¨®n, exigi¨¦ndole m¨¢s de lo que razonablemente puede dar.
Los ajustes tan brutales que impone la troika alimentan la sospecha de que, en el fondo, lo que pretende es que los propios griegos lleguen a la conclusi¨®n de que tendr¨¢n m¨¢s posibilidades de sobrevivir fuera que dentro de la UE.
Grecia lleva cinco a?os en recesi¨®n y a¨²n se le acaba de exigir un nuevo recorte de 11.000 millones de euros. Las exigencias incluyen la recomendaci¨®n de que se aumente el n¨²mero de d¨ªas laborables a seis a la semana, en todos los sectores.
El problema no son los seis d¨ªas (siempre que no se superen las 48 horas semanales) sino la continua matraca con la idea de que los griegos son unos vagos que no mueven un dedo para salir del pozo. Y sin embargo (no deber¨ªamos perder nunca de vista los puros datos), el ¨²ltimo informe de la OCDE demuestra que los griegos trabajan una media de 2.109 horas al a?o, frente a las 1.573 horas de la media de la Uni¨®n.
Es cierto que la corrupci¨®n y el fraude fiscal son problemas reales y brutales en la sociedad griega, pero tambi¨¦n que la tasa de suicidios ha subido un 40% o que lo que m¨¢s dificulta la lucha contra el fraude ¡°al por menor¡± es el hecho de que un 50% de los j¨®venes est¨¦n en paro, condenados a ¡°buscarse la vida¡±.
Expulsar a Grecia puede ser visto de muchas maneras. Una de ellas es interpretarlo como un paso decisivo en la voluntad de amoldar la Uni¨®n Europea a un proyecto distinto del que es ahora, un nuevo proyecto encabezado claramente por la Europa del Norte.
Es verdad que en Europa, ni los intelectuales de derecha han propuesto nunca a Estados Unidos como modelo. No se trata de eso. Pero s¨ª de avanzar en la imposici¨®n de un proyecto que inspiran Alemania, Holanda o Finlandia, intimidando a los pa¨ªses m¨¢s d¨¦biles y m¨¢s distintos. Es posible que esa Europa del Norte no sea consciente de todo lo que se juega en el sur.
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