El enigma del Doctor Muerte
La justicia alemana declara muerto al nazi m¨¢s buscado. EL PA?S revela documentos que muestran que se ocult¨® en Egipto y se convirti¨® al islam bajo el nombre de Tarek Hussein Farid
El Cairo, 12 de febrero de 1980. Al Departamento de Pasaportes. Querido se?or: ¡®Hoy he renunciado a la religi¨®n cat¨®lica en favor de la musulmana como podr¨¢ observar en el certificado de conversi¨®n al islam que le adjunto y he tomado el nombre de Tarek Hussein Farid. Perm¨ªtame renovar mi tarjeta de residencia remplazando mi antiguo nombre. Agradeci¨¦ndole de antemano. Suyo atentamente. Heim Ferdinand¡±.
El hombre que escribi¨® esta carta manuscrita con una letra de redondilla inclinada hacia la derecha era Aribert Heim, el Doctor Muerte, el criminal nazi m¨¢s buscado al que la pasada semana un tribunal de Baden Baden (Alemania) acaba de declarar muerto despu¨¦s de una b¨²squeda infructuosa de casi sesenta a?os. Este documento in¨¦dito, el de su conversi¨®n al islam en la mezquita Al Azhar de la Universidad de El Cairo y otros cinco certificados diferentes en poder del juez Neerforth, entre ellos el de su fallecimiento en agosto de 1992 en Egipto a los 78 a?os, acreditan que Tarek Hussein Farid y Heim eran la misma persona, un dato trascendental para resolver el enigma.
La b¨²squeda del Carnicero de Mauthausen ha dado un vuelco espectacular e inesperado gracias a estos documentos aportados al juzgado por Freitz Steinaker, de 90 a?os, abogado y amigo del nazi, y por R¨¹diger Heim, su hijo. Este confes¨® en 2010 al juez que su padre muri¨® en sus brazos en agosto de 1992 v¨ªctima de un c¨¢ncer de colon en la habitaci¨®n del hotel Kars el Medina en El Cairo donde resid¨ªa escondido bajo el nombre de Tarek Hussein Farid. Varios testigos acreditaron el ¨®bito, pero el cuerpo del m¨¦dico de las SS contin¨²a sin aparecer.
El hijo de Heim, de 56 a?os, que durante d¨¦cadas neg¨® haber tenido ning¨²n contacto con su padre explica as¨ª la enigm¨¢tica desaparici¨®n del cad¨¢ver: ¡°La ¨²ltima vez que vi a mi padre fue en la c¨¢mara frigor¨ªfica del hospital universitario Shames el Aimi de El Cairo, en una morgue que parec¨ªa una sala de anatom¨ªa. Lo llev¨¦ all¨ª porque me pidi¨® que donara su cuerpo a la ciencia... cuando regres¨¦ en 1995 comprob¨¦ que su voluntad no hab¨ªa sido cumplida. Me dijeron que lo hab¨ªan enterrado en un cementerio de an¨®nimos... Pregunt¨¦ d¨®nde estaba y me respondieron de forma ambigua¡±.
La b¨²squeda del Carnicero de Mauthausen ha dado un giro espectacular, pero su cuerpo sigue sin aparecer
Aribert Heim era un atractivo m¨¦dico de las SS, hijo de un polic¨ªa y un ama de casa austriacos. Estuvo destinado en 1942 en el siniestro Revier, enfermer¨ªa, del campo de concentraci¨®n de Mauthausen donde asesin¨® a 300 presos con inyecciones de benceno en el coraz¨®n y seleccion¨® ¡°para su liquidaci¨®n f¨ªsica a presos incapaces de trabajar o enfermos graves¡±, seg¨²n se?ala un escrito fechado el 11 de junio de 1979 y redactado por el fiscal Wieser de Baden Baden. Un documento vigente plagado de los horrores que describieron 17 a?os despu¨¦s los presos Lotter, Kohler, Kaufmann y Rieger que trabajaban en la enfermer¨ªa. Heim actuaba ¡°por libre decisi¨®n y sus operaciones sorprendieron al personal sanitario ya acostumbrado a la inhumanidad¡±, escribi¨® el acusador.
En el libro de operaciones de la Cruz Roja en Mauthausen consta la identidad de 26 presos espa?oles que pasaron por las manos de Heim. Ocho murieron en este campo y en el de Gusen, otro pr¨®ximo, y cinco de ellos en fechas cercanas a la intervenci¨®n. En 1976 el comisario Aedtner, un polic¨ªa que dedic¨® su vida a localizar al doctor, pidi¨® que se buscara e interrogara en varios pa¨ªses a nueve de ellos que hab¨ªan sobrevivido a sus operaciones ¡°porque sus testimonios pod¨ªan ser de extrema importancia¡±. En Mauthausen hubo 8.964 republicanos espa?oles de los cuales murieron 5.539. Varios centenares desaparecieron.
El m¨¦dico de las SS fue detenido al terminar la guerra y se le someti¨® a un proceso de desnazificaci¨®n en una mina de sal de los aliados. En 1947, ya libre, conoci¨® a Frield, una doctora alemana y se casaron. En 1955, los Heim se instalaron en Baden Baden y abrieron su consulta de ginec¨®logos en el palacete de la familia de ella, una elegante villa situada a cinco minutos del centro de este coqueto balneario, refugio entonces de las familias m¨¢s ricas de Europa. Aribert jugaba en el equipo nacional de hockey sobre hielo y su fotograf¨ªa aparec¨ªa en los peri¨®dicos. En 1962 acab¨® la paz de la pareja, un polic¨ªa apareci¨® en su consulta preguntando por su pasado y Aribert se fug¨®. En aquella ¨¦poca empezaban en Alemania los juicios de Auschwitz. Desde entonces su paradero ha sido un misterio que contin¨²a vivo.
Heim mantuvo un contacto permanente con su familia desde su refugio en El Cairo y escribi¨® 21 cartas manuscritas con la ayuda de un cuaderno color burdeos donde apunt¨® los nombres en clave de 12 personas para evitar que la polic¨ªa las identificara si las misivas eran interceptadas: Gerda era su hermana Hertak, el familiar que m¨¢s ayud¨® al fugitivo, una mujer atractiva relacionada con algunas de las familias m¨¢s influyentes de Alemania como los Tysshen o los Bauersachs; Lyda era Hilda, su otra hermana; Dora, su exesposa Frield, de la que se separ¨® pocos a?os despu¨¦s de su fuga y a la que reprochaba en sus cartas su falta de ¡°madurez para activar la autoestima de nuestros hijos¡±; Grell, su hijo peque?o R¨¹diger; Rainer, su abogado Steinker, el hombre que ahora ha presentado los nuevos documentos; Lattle era Wiesenthal, el cazanazis jud¨ªo preso en Mauthausen que dirigi¨® su acusaci¨®n y al que Heim responsabilizaba en sus cartas de buscar ¡°testigos falsos y comunistas¡±.
Heim mantuvo desde El Cairo un contacto permanente con su familia. Les escrib¨ªa en clave y recib¨ªa su dinero
El fugitivo dedic¨® su tiempo en El Cairo a acumular informaci¨®n para su defensa y buscar testigos que negaran la acusaci¨®n. Hac¨ªa fotograf¨ªas a deportistas, le¨ªa art¨ªculos sobre medicina, estudiaba ¨¢rabe y o¨ªa la BBC, seg¨²n asegura su hijo R¨¹diger que le ayud¨® desde Alemania, visit¨® varias veces en su refugio y asisti¨® durante los ¨²ltimos d¨ªas de su vida en una modesta habitaci¨®n del hotel Kars el Madina, en el n¨²mero 414 de la calle de Port Said de El Cairo, propiedad de la familia Doma. ¡°Tengo tantas cosas que me interesan que si el d¨ªa tuviese 28 horas no ser¨ªa suficiente para hacer lo que quiero¡±, aseguraba en una de sus misivas. La familia le enviaba regularmente dinero.
R¨¹diger Heim, alto, de complexi¨®n atl¨¦tica y ojos azules se mueve por Baden Baden con su bicicleta, rehabilita en Berl¨ªn edificios propiedad de su familia e invierte en pintura, su pasi¨®n. Pero es un hombre vigilado y est¨¢ en permanente observaci¨®n. La polic¨ªa alemana acud¨ªa al cementerio cada vez que mor¨ªa un miembro de la familia por si aparec¨ªa el Doctor Muerte y a veces abordaba o llamaba por tel¨¦fono a alg¨²n sobrino rogando colaboraci¨®n. Durante a?os el hijo peque?o del criminal nazi, su otro hermano siempre se ha mantenido al margen, neg¨® haber mantenido contactos con su padre o conocer su paradero. La ¨²ltima vez a este peri¨®dico en diciembre de 2008. Pese a la ausencia paterna R¨¹diger estrech¨® un fuerte v¨ªnculo con su padre: ¡°Un d¨ªa estar¨¦ frente a Dios y puedo testimoniar que fuiste no solo mi hijo, fuiste me mejor amigo¡±, le dijo Aribert d¨ªas antes de morir. Desde que confes¨® al juez Neerforth que su padre se hab¨ªa escondido en Egipto, convertido al islam y muerto en su presencia en el hotel de los Doma ha aportado al tribunal de Baden Baden algunas pruebas como las 21 cartas que acreditan la presencia del criminal nazi en Egipto o los ¨²ltimos documentos que demuestran que Tarek Hussein Farid y Heim Ferdinand eran la misma persona y que han empujado al tribunal a cerrar el caso. Unos documentos que no present¨® cuando hizo su revelaci¨®n ¡ªaleg¨® que al morir su padre los guard¨® unos a?os y en 2005 los destruy¨® porque la polic¨ªa investigaba su vida privada¡ª y que la justicia alemana no logr¨® obtener debido a la negativa a colaborar de las autoridades egipcias.
Los agentes alemanes que viajaron a El Cairo a comprobar la versi¨®n de R¨¹diger solo consiguieron tomarse un t¨¦ con sus colegas egipcios. La comisi¨®n rogatoria enviada por Alemania sigue hoy sin respuesta. ¡°Una investigaci¨®n de la polic¨ªa criminal pudo confirmar la autenticidad de los (nuevos) documentos. Despu¨¦s de que el tribunal interrog¨® al testigo, hijo del acusado, no han quedado dudas de que el acusado coincide con la persona de Tarek Hussein Farid que muri¨® de c¨¢ncer en 1992¡±, dice el auto del Tribunal de Baden Baden que ha cerrado el caso pese a que el cad¨¢ver del Doctor Muerte sigue sin aparecer.
R¨¹diger vive en compa?¨ªa de su madre nonagenaria en la casa familiar de Baden Baden y ha dedicado sus ¨²ltimos dos a?os a convencer al tribunal. Tras su confesi¨®n envi¨® al juez dos cartas en las ped¨ªa que se compararan detalles de la fotograf¨ªa del documento de residencia a nombre de Tarek Hussein Farid y fotos de su padre para demostrar que eran la misma persona. ¡°La imagen es irreconocible, pero el dise?o de la corbata es reconocible. Mi padre era un hombre austero que siempre evit¨® comprar cosas in¨²tiles, pero cuando compraba algo era de la mejor calidad, eso inclu¨ªa su indumentaria. Los pocos trajes que se llev¨® desde Alemania han perdurado hasta el 92. En Egipto nunca le vi salir con traje o corbata. Estos trajes los conservaba bien protegidos y reservados para pocas ocasiones. Una de ellas para la fotograf¨ªa del documento. El dise?o de la corbata es igual que del dise?o de la corbata de la ¨²ltima fotograf¨ªa de mi padre en posesi¨®n de la polic¨ªa alemana¡±, se?alaba en una misiva. En otra, tambi¨¦n dirigida al juez, incid¨ªa en el mismo aspecto: ¡°No solo el dise?o de la corbata es id¨¦ntico en las dos fotos, tambi¨¦n el nudo de la corbata y la forma de la camisa son id¨¦nticas¡±.
Efraim Zurof:? El hijo de Heim no es cre¨ªble, hace poco dec¨ªa que no hab¨ªa visto a su padre en d¨¦cadas
La justicia alemana ha cerrado el caso Heim, aceptado la versi¨®n de su hijo y validado los documentos pese a que el fiscal del caso, que todav¨ªa puede recurrir, lanz¨® hace cuatro a?os frases tan taxativas como esta: ¡°El caso estar¨¢ cerrado cuando tenga sobre mi mesa el cad¨¢ver de Heim¡±. Una afirmaci¨®n que R¨¹diger, entonces, dec¨ªa compartir.
?Miente el hijo de Heim cuando asegura que desconoce el lugar donde fue enterrado su padre? ?Es una estrategia perfecta para evitar que se descubra su tumba y descanse en paz? El cazanazis Efraim Zurof, responsable del Centro Simon Wiesenthal en la Operaci¨®n ?ltima Oportunidad que intenta localizar a los ¨²ltimos nazis, responde as¨ª desde su oficina en Jerusal¨¦n: ¡°R¨¹diger no es cre¨ªble. Como usted sabe seis meses antes de revelar la historia de El Cairo dec¨ªa que no hab¨ªa visto a su padre durante d¨¦cadas. ?l ten¨ªa un inter¨¦s especial en implicar a todo el mundo (y especialmente al Centro Wisenthal) en el caso de su padre¡±. Zurof acepta no obstante la muerte de Heim. ¡°Ser¨ªa posible declarar su muerte, pero sin cuerpo esta no es concluyente, no est¨¢ probada cient¨ªficamente¡±.
¡ª?Aparecer¨¢ alguna vez el cuerpo de su padre? De esta forma, se disipar¨ªan todas las dudas.
¡ª¡°Nunca se resolver¨¢ el enigma del cuerpo de mi padre. Si fue enterrado en una fosa com¨²n, ?c¨®mo se puede determinar qui¨¦n es qui¨¦n? ?C¨®mo se determinar¨ªa qu¨¦ cuerpo es el suyo? Habr¨ªa que hacer pruebas de ADN a todos los restos de esa tumba. Adem¨¢s, ser¨ªa un esc¨¢ndalo porque en la religi¨®n musulmana no se permite. Nunca sabremos d¨®nde est¨¢¡±, responde R¨¹diger.
R¨¹diger Heim: Nunca aparecer¨¢ el cad¨¢ver de mi padre. Nunca sabremos donde est¨¢ enterrado
En marzo de 1997, R¨¹diger recibi¨® una llamada inesperada de Alexander Dettling, el polic¨ªa de Sttugart que investigaba el paradero del Doctor Muerte: ¡°Quiero comunicarle la existencia de una cuenta a nombre de su padre en Berl¨ªn por valor de 1.400.000 marcos alemanes. No quiero comprarle, pero si su padre est¨¢ muerto sus herederos cobrar¨¢n ese dinero¡±. El origen de esa suma es un edificio en Berl¨ªn que el m¨¦dico de las SS hab¨ªa comprado en 1958 y que la justicia le embarg¨®. La presi¨®n de los vecinos por el estado del inmueble oblig¨® al tribunal a levantar la confiscaci¨®n y vender el edificio, cuyo precio super¨® el valor estimado y la multa de 510.000 marcos que le hab¨ªan impuesto al fugitivo.
La mujer de Heim y sus dos hijos son los herederos, pero en Chile Walfraut B¨®ser, de 68 a?os, una hija del SS nacida en Austria de otra relaci¨®n mantenida durante su matrimonio, podr¨ªa reclamar su parte. R¨¹diger asegura tener ¡°ideas¡± de c¨®mo utilizar ese dinero.
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