El triunfo del separatismo en las municipales belgas augura inestabilidad
El triunfo de Bart de Wever en Amberes, la capital econ¨®mica de Flandes, pone fin a 80 a?os de dominio socialista en la ciudad
La anodina campa?a electoral por las municipales belgas ha concluido este domingo con el estruendoso bang de la victoria del separatista Bart de Wever en Amberes, la capital econ¨®mica de Flandes. Su victoria, por un margen muy superior a lo esperado ¡ªcon el 36% de los sufragios frente al 29% de su rival, seg¨²n resultados no definitivos¡ª clausura 80 a?os de dominio municipal socialista en la poderosa ciudad portuaria. Acompa?ada como llega de una bater¨ªa de buenos resultados en todo Flandes para su republicana, separatista y conservadora Nueva Alianza Flamenca (N-VA), De Wever dijo el domingo por la noche que Flandes ha alcanzado ¡°un punto de no retorno en la historia¡±
Esta consulta electoral se presentaba como una en¨¦sima para un electorado cansado de acudir a las urnas (ya una decena de veces en los 15 ¨²ltimos a?os, es decir, una votaci¨®n cada a?o y medio), abocada a consolidar a grandes rasgos el statu quo municipal y con el solo inter¨¦s de ver qu¨¦ papel har¨ªa De Wever en su asalto al hist¨®rico feudo socialista de la simb¨®lica Amberes.
En los ¨²ltimos d¨ªas se hab¨ªa llegado a la conclusi¨®n de que pasara lo que pasara, De Wever hab¨ªa ganado su apuesta electoral: por razones obvias si lograba la alcald¨ªa; y si deb¨ªa conformarse con quedar como ajustado segundo ante el reputado Patrick Janssens, por eludir responsabilidades de Gobierno desde una plataforma de privilegio con vistas a las elecciones de 2014.
Porque m¨¢s all¨¢ de esta votaci¨®n de 2012, el foco de pol¨ªticos y polit¨®logos est¨¢ puesto en las elecciones generales de 2014, sucesoras de las malhadadas de 2010 que concluyeron con el triunfo de la N-VA, pero con una relaci¨®n de fuerzas tan complicada que hicieron falta m¨¢s de 500 d¨ªas para lograr a finales de 2011 formar Gobierno en B¨¦lgica, sin presencia, precisamente, del partido de De Wever. Por primera vez, adem¨¢s, un socialista franc¨®fono, Elio di Rupo, se pon¨ªa al tim¨®n del Ejecutivo belga.
Aquel trabajoso acuerdo, erigido sobre un pacto para la reforma constitucional en el que participaron ocho partidos (de los que seis forman la actual coalici¨®n gubernamental: socialistas, democristianos y liberales, franc¨®fonos y neerland¨®fonos; fuera del Gabinete se quedaron los ecologistas), dej¨® fuera a la N-VA, que ahora se ve consolidada en Flandes con alrededor del 25% de los sufragios.
Por m¨¢s que dijera no querer ser arrogante en la victoria, De Wever lo ha dejado claro esta noche en Amberes: ¡°Los flamencos han elegido el cambio¡±. De ah¨ª su apelaci¨®n a todos los otros partidos para crear un nuevo orden constitucional: ¡°Negociemos la reforma confederal¡±.
Un crecido De Wever y una crecida N-VA auguran para B¨¦lgica y Di Rupo un periodo de alta inestabilidad pol¨ªtica de aqu¨ª a 2014.
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