El Gobierno portugu¨¦s impone una fuerte subida de impuestos para 2013
El Ejecutivo de Passos Coelho entrega el borrador de las cuentas al Parlamento
Es el presupuesto m¨¢s dif¨ªcil, pol¨¦mico, elaborado y reelaborado de la historia reciente de Portugal. Tambi¨¦n el m¨¢s restrictivo, recaudador y proclive al recorte y al ahorro. El Gobierno portugu¨¦s, presidido por el conservador Pedro Passos Coelho, remiti¨® el lunes a la Asamblea de la Rep¨²blica un brutal aumento de impuestos encaminado a sujetar el desbordado d¨¦ficit p¨²blico. El objetivo es que este d¨¦ficit, que acabar¨¢ en un 6% a finales de este a?o, baje a un 4,5% en 2013, tal y como acordaron Europa y la troika. Esto, en dinero, se traduce en la necesidad de ahorrar casi 5.000 millones de euros. Y esto, aplicando la lupa a la macroeconom¨ªa, se traduce, por ejemplo, en que un matrimonio con tres hijos cuyos c¨®nyuges ganen cada uno 1.500 euros al mes deber¨¢n pagar de Impuesto de la Renta el a?o que viene 7.300 euros, casi 2.000 m¨¢s que en 2012, seg¨²n una simulaci¨®n efectuada ayer por el Jornal de Neg¨®cios.
En muchos de los casos, el aumento de impuestos equivaldr¨¢, simplemente, a perder, m¨¢s o menos, un salario entero. Los desempleados ¡ªcada vez m¨¢s en Portugal, que roza un ¨ªndice creciente de desempleo cercano al 16%¡ª van a cobrar un 6% menos, seg¨²n figura en una de las cl¨¢usulas de este presupuesto que ser¨¢ recordado durante muchos a?os. Los pensionistas que ganen m¨¢s de 1.350 euros tambi¨¦n ver¨¢n recortado lo que perciben al mes.
Hubo bocetos, filtraciones, pasos adelante y pasos atr¨¢s, maratonianas reuniones del Consejo de Ministros de m¨¢s de 15 horas y reuniones pactadas hasta hoy mismo, poco antes de la hora l¨ªmite en que el Gobierno deb¨ªa entregar el presupuesto a la Asamblea de la Rep¨²blica. Para algunos, esto daba cuenta del ambiente de improvisaci¨®n y nerviosismo del Gobierno. Para otros, era una se?al de que a la postre, dadas las cr¨ªticas recibidas en los ¨²ltimos d¨ªas, Passos Coelho recular¨ªa, al menos en parte. Al fin, el ministro de Finanzas, V¨ªtor Gaspar, en una esperada conferencia de prensa, ofreci¨® la versi¨®n definitiva del documento y acab¨® con las esperanzas de quien hab¨ªa pensado que, a ¨²ltima hora, se aliviar¨ªa la tenaza fiscal que se cern¨ªa sobre el pa¨ªs. Passos Coelho, cada vez m¨¢s fr¨¢gil en las encuestas, no renuncia, pues, a su divisa fundamental, cada vez m¨¢s criticada dentro y fuera del pa¨ªs: la pol¨ªtica de recortes y de la austeridad, la firmeza ante los compromisos firmados con la troika y la obsesi¨®n en cumplir lo prometido sea cual sea la coyuntura econ¨®mica o los maremotos financieros. Gaspar fue claro al respecto. Admiti¨® que, en este momento, es normal que haya incertezas y recelos ante esta pol¨ªtica pero a?adi¨® que el Gobierno va a continuar en la misma l¨ªnea.
Llamar ¡°incertezas y recelos¡± a lo que le cae en estos d¨ªas al Gobierno portugu¨¦s es un eufemismo, cuando no una iron¨ªa. A las protestas callejeras y los constantes ataques en la prensa a base de explosivos editoriales en los que se reniega de esta austeridad a todo trapo, se suman las opiniones de personalidades relevantes de la sociedad lusa que, una tras otra, desfilan por televisi¨®n sum¨¢ndose a la cr¨ªtica general. El ¨²ltimo fue el expresidente de la Rep¨²blica Jorge Sampaio, del Partido Socialista portugu¨¦s (PS), que en una entrevista reciente asegur¨®: ¡°Ya todo el mundo sabe que esto no funciona. Esta austeridad va a reventar el pa¨ªs, va a reventar la esperanza de la gente y va acabar por reventar la democracia en Portugal¡±.
El mismo presidente de la Rep¨²blica, An¨ªbal Cavaco Silva, del mismo partido que Passos Coelho, ha colgado un comentario cargado de intenci¨®n en su p¨¢gina de Facebook en el que asegura: ¡°No es justo pedir el cumplimiento del d¨¦ficit cueste lo que cueste¡±. Eso s¨ª: tanto la izquierda como algunos de los comentadores de su p¨¢gina le piden a Cavaco Silva que se olvide de dar consejitos en la distancia, se deje de ¡°desahogos en Internet¡± y proceda y act¨²e como presidente dentro de su potestad. Entre sus atribuciones se cuenta, entre otras, la de promulgar o no, precisamente, el presupuesto.
Desde la izquierda se le pide al Gobierno insistentemente que renegocie los plazos de la deuda soberana porque solo los intereses se comen, de largo, todo el ahorro y los recortes efectuados a la poblaci¨®n. O si no, que modifique el plazo del d¨¦ficit a fin de gozar de m¨¢s espacio. En una palabra: que se despoje del cors¨¦ econ¨®mico confeccionado por la troika y asumido gozosamente por Passos Coelho. Sampaio fue gr¨¢fico al exigirlo: ¡°Necesitamos m¨¢s tiempo para poder tomar aire y respirar¡±.
Pero el imperturbable ministro de Finanzas Gaspar fue tambi¨¦n muy claro al asegurar que la l¨ªnea trazada por este Ejecutivo no se va a desviar ni un mil¨ªmetro. ¡°Retroceder ahora ser¨ªa incomprensible, no es una opci¨®n buena. Y no pagar tampoco lo es. Pedir m¨¢s tiempo ser¨ªa un alivio moment¨¢neo que no servir¨ªa¡±.
El responsable de las cuentas p¨²blicas portuguesas, simplemente, justific¨® este presupuesto de hierro en una frase, a su juicio, definitiva: ¡°Este presupuesto es el resultado de no tener margen de maniobra¡±. Y record¨® que en noviembre y en febrero visitar¨¢n Lisboa los representantes de la troika para comprobar el estado de la econom¨ªa portuguesa y acordar, si procede, la transferencia del tramo correspondiente del macropr¨¦stamo concedido hace un a?o y medio para evitar que el pa¨ªs acabara en la bancarrota. Es decir: el Gobierno, seg¨²n ¨¦l, juega el partido con las manos atadas.
Mientras, las protestas callejeras se suceden en un pulso ininterrumpido con el poder: el s¨¢bado hubo dos grandes manifestaciones en Lisboa. Ayer se organiz¨® otra frente al Parlamento portugu¨¦s. Y va a seguir: el sindicato CGTP ya ha convocado una movilizaci¨®n a finales de octubre y una huelga general en noviembre.
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