Obama exige subir impuestos a los ricos para evitar el abismo fiscal
El presidente defendi¨® durante su campa?a electoral la subida de impuestos a los m¨¢s ricos
De vuelta a trabajo, preocupado ya, como dijo, del empleo de los norteamericanos, no del suyo propio, Barack Obama asegur¨® ayer que est¨¢ ¡°abierto a un compromiso¡± para evitar el abismo fiscal, pero advirti¨® que se opondr¨¢ a cualquier soluci¨®n que no incluya el aumento de los impuestos para los m¨¢s altos ingresos. El duelo del segundo mandato ha empezado. La semana pr¨®xima, los l¨ªderes republicanos acudir¨¢n a la Casa Blanca para iniciar una negociaci¨®n de la que depende la estabilidad de la econom¨ªa mundial.
Minutos antes que ¨¦l, hab¨ªa hablado el presidente de la C¨¢mara de Representantes, John Boehner, quien en este momento, despu¨¦s de la derrota de su partido, es la voz m¨¢s autorizada entre los republicanos. Boehner mostr¨® un actitud dialogante. ¡°Creo que ambos entendemos que evitar el abismo fiscal es importante para nuestro pa¨ªs¡±, dijo. No se opuso de entrada a todo ingreso procedente de tasas, pero advirti¨® que es una mala idea el aumento del tipo impositivo.
Todos reconocen que la econom¨ªa norteamericana necesita crecer m¨¢s y crear m¨¢s empleos, y que, al mismo tiempo, tiene que contener el d¨¦ficit y reducir la deuda. Las diferencias radican en cu¨¢l de esos objetivos debe de ser prioritario y c¨®mo afrontarlos. Los dem¨®cratas entienden que lo primero es crear empleo y que, para reducir el d¨¦ficit, hay que subir impuestos, no eliminar programas sociales. Los republicanos consideran que lo m¨¢s urgente es frenar el d¨¦ficit, reduciendo el gasto p¨²blico, no aumentando impuestos, y que eso solo har¨¢ que la econom¨ªa crezca y se creen puestos de trabajo.
El presidente trata de situarse en el medio de ese debate, aunque su compromiso es mayor con el electorado dem¨®crata que lo ha elegido y sus propias convicciones se inclinan en esa direcci¨®n. Como dijo ayer, est¨¢ dispuesto a atajar el d¨¦ficit, pero ¡°de una forma equilibrada y responsable¡±. ¡°No podemos poner en peligro nuestra prosperidad¡±, afirm¨®. Lo que equivale a una advertencia de que no piensa copiar el modelo europeo de excesivos recortes que conduzcan a una recesi¨®n.
Eso es lo que se tiene que discutir a partir de la pr¨®xima semana con un plazo muy preciso: el final de este a?o. Si no se ponen de acuerdo, el estado est¨¢ obligado por ley a recortar el d¨¦ficit, entre tasas y reducci¨®n de gastos, cerca de 700.000 millones de d¨®lares. Es lo que se conoce como el abismo fiscal. Subir¨ªan los impuestos para todo el mundo y se recortar¨ªa de forma indiscriminada el gasto de todos los programas sociales, incluidos las ayudas a los parados o la aportaci¨®n a los m¨¦dicos de la seguridad social. Los expertos pronostican que un fracaso de esta negociaci¨®n conducir¨ªa a una reducci¨®n de la calificaci¨®n del cr¨¦dito de Estados Unidos, a una ca¨ªda del PIB norteamericano y, probablemente, a una recesi¨®n mundial.
Este es un pulso en el que, como en todos los grandes momentos de la pol¨ªtica, entran en juego m¨²ltiples factores de presi¨®n. Por un lado, la responsabilidad de los principales protagonistas para evitar un desenlace de tan dram¨¢ticas consecuencias. Por otro, la coacci¨®n de quienes les piden a los negociadores ser consecuentes con sus ideas.
Boehner, un moderado en su bando, tiene que poner firmes a la mayor¨ªa de seguidores del Tea Party que tiene entre sus filas. Uno de los ide¨®logos de la firmeza antid¨¦ficit, Eric Cantor, el n¨²mero dos en la C¨¢mara, ni siquiera ha abierto la boca a¨²n. Por la izquierda del presidente, el economista Paul Krugman ya le advirti¨® ayer que ¡°es mejor no conseguir un acuerdo que un mal acuerdo¡±, y Robert Reich le record¨® que, en las actuaciones y ventajosos condiciones del cr¨¦dito norteamericano, era mejor renegociar la deuda que reducir gasto p¨²blico.
?Cu¨¢l puede ser el punto de encuentro? No es f¨¢cil, y si se consigue, ser¨¢ a costa de que, tanto Obama como Boehner, decepcionen a algunos de los suyos. Para la Casa Blanca, la l¨ªnea roja parece estar establecida en el aumento de los impuestos a los ricos. La propuesta del presidente es la de no prorrogar las exenciones fiscales que George Bush hizo para los ingresos superiores a los 250.000 d¨®lares anuales, que vencen a final de a?o. Obama dijo ayer que estaba dispuesto a extender esos beneficios para el resto de los contribuyentes, el 98% de la naci¨®n.
La posici¨®n de partida de los republicanos es la de no subirle el tipo impositivo a nadie. ¡°Subir las tasas equivaldr¨ªa a reducir nuestra capacidad para crear los puestos de trabajo que todo el mundo est¨¢ pidiendo¡±, dijo ayer Boehner. Pero s¨ª acept¨® revisar el modelo de recaudaci¨®n para mejorar los ingresos eliminando algunas ventajas particulares a determinados grupos, lo que podr¨ªa ser el espacio adecuado para subir los impuestos a los mayores ingresos.
Desde luego si hay una oportunidad de acuerdo es ahora, despu¨¦s de unas elecciones que han fortalecido a los moderados de ambos bandos, a Obama por su propio ¨¦xito y a Boehner por el fracaso del Tea Party.
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