El ¡®caso Petraeus¡¯ implica a otro alto general

La implicaci¨®n del general John Allen en el tri¨¢ngulo (o cuadril¨¢tero) amoroso protagonizado por el general David Petraeus eleva la dimensi¨®n de este caso hasta la categor¨ªa de un serio percance en la c¨²spide de la seguridad de Estados Unidos, con extra?os movimientos de servicios secretos, s¨ªntomas de m¨²ltiples conspiraciones y un trasfondo de eventual utilizaci¨®n pol¨ªtica de uno de los esc¨¢ndalos m¨¢s espectaculares desde el Watergate.

Despu¨¦s de Petraeus, que el viernes dej¨® el cargo de director de la CIA tras confesar una relaci¨®n extramatrimonial, otro general del m¨¢s alto nivel, John Allen, precisamente quien le sucedi¨® al mando de las tropas en Afganist¨¢n -puesto en el que permanece a¨²n- y quien estaba designado para ser el m¨¢ximo comandante en la OTAN, se ve al borde de la dimisi¨®n al conocerse que mantuvo lo que el Pent¨¢gono califica de ¡°comunicaci¨®n inapropiada¡± con una de las mujeres vinculadas al principal protagonista de esta penosa telenovela.

El Departamento de Defensa inform¨® ayer de la apertura de una investigaci¨®n sobre el intercambio de correos registrado entre el general Allen y Jill Kelley, la mujer a la que la amante reconocida de Petraeus, su bi¨®grafa, Paula Broadwell, hab¨ªa enviado los mensajes amenazantes que llevaron al FBI a investigar al director de la CIA. Se trata, como se confirm¨® oficialmente en pleno vuelo del secretario de Defensa, Leon Panetta, hasta Australia, de m¨¢s de 20.000 p¨¢ginas de e-mails escritos entre 2010 y 2012. La Casa Blanca conoci¨® que Allen estaba siendo objeto de una investigaci¨®n el viernes pasado.

Su contenido no ha sido dado a conocer, pero el diario The Washington Post afirma que, al menos uno de esos correos, fue enviado desde una cuenta vinculada a Broadwell o tiene que ver con ella. No hay pruebas contundentes a¨²n, pero parece establecerse alguna forma de conexi¨®n Petraeus- Allen- Broadwell-Kelly. Una de las posibilidades es que Kelly, que se sent¨ªa amenazada por Broadwell, tal vez porque ambas compet¨ªan por Petraeus, solicitara ayuda a Allen, a quien le un¨ªa, cuando menos, una buena amistad.

Allen, por el momento, no ha admitido ning¨²n fallo de conducta ¨Cel adulterio est¨¢ castigado en el c¨®digo de justicia militar- ni ha renunciado a su cargo. El Pent¨¢gono, no obstante, ha solicitado el aplazamiento de su proceso de confirmaci¨®n en el Congreso como jefe de la OTAN y ha pedido que se acelere la ratificaci¨®n del general Joseph Dunford como nuevo responsable en Afganist¨¢n.

Tampoco se ha confirmado que Allen y Kelley tuvieran una relaci¨®n amorosa. En algunos de los correos mencionados, el general se dirige a su destinatario como ¡°sweetheart¡±, que se puede traducir como ¡°corazoncito¡±, pero que en ingl¨¦s es de uso m¨¢s frecuente y menos comprometido que su traducci¨®n al espa?ol. Lo que s¨ª es un hecho es que ambos eran amigos. Kelley frecuenta los mismos ambientes sociales de Tampa que Allen y Petraeus, ambos pertenecientes a la base militar de esa ciudad. Los dos generales han compartido, adem¨¢s, tiempo en Afganist¨¢n, donde Allen, que era el n¨²mero dos de Petraeus, conoci¨® tambi¨¦n a Broadwell.

Todos ellos est¨¢n casados y tiene hijos, por lo que este episodio, como m¨ªnimo, es un drama familiar que est¨¢ sacando a luz algunos problemas en la cultura endog¨¢mica de las fuerzas armadas. Pero el esc¨¢ndalo no se queda, ni mucho menos, en eso.

Una de las posibilidades es que Kelly, que se sent¨ªa amenazada por Broadwell, tal vez porque ambas compet¨ªan por Petraeus, solicitara ayuda a Allen

Otras de las impactantes revelaciones de las ¨²ltimas horas es que el agente del FBI que hab¨ªa filtrado la investigaci¨®n sobre Petraeus al Partido Republicano hab¨ªa sido previamente separado del caso por una aproximaci¨®n de expl¨ªcito car¨¢cter sexual a la famosa Kelley. El agente, cuya identidad se desconoce, le env¨ªo por Internet una foto con el torso desnudo y otra sugerencias cuyos detalles se ignoran pero se pueden imaginar.

Realmente, si ya era motivo de enorme sospecha que, en el momento culminante de la campa?a electoral, alguien del FBI se hubiera puesto en contacto con un alto dirigente republicano para desvelarle informaci¨®n tan valiosa, el asunto se hace doblemente misterioso tras saberse que ese agente hab¨ªa sido oficialmente apartado de la investigaci¨®n. ?Qui¨¦n actuaba, en nombre de qui¨¦n y con qu¨¦ prop¨®sito?

El caso est¨¢ todav¨ªa en la fase en la que se conocen aspectos morbosos que sugieren m¨¢s cosas que las que prueban. Quiz¨¢ nunca pase de ah¨ª. Quiz¨¢ esto sea solo un cruce amoroso protagonizado por personas que sienten y traicionan como cualquier otra. Pero quiz¨¢ no. Teniendo en cuanto el relieve de las figuras afectadas y la naturaleza de las instituciones implicadas ¨Cla CIA, el FBI, el Pent¨¢gono, pol¨ªticos en temporada electoral-, tambi¨¦n podr¨ªamos estar ante un profundo iceberg que algunos intentan mantener fuera de la vista.

Si ya era motivo de enorme sospecha que, en el momento culminante de la campa?a electoral, alguien del FBI se hubiera puesto en contacto con un alto dirigente republicano para desvelarle informaci¨®n tan valiosa, el asunto se hace doblemente misterioso tras saberse que ese agente hab¨ªa sido oficialmente apartado de la investigaci¨®n

De momento, el proceso sigue. El mi¨¦rcoles empieza en el Congreso la investigaci¨®n de los sucesos del 11 de septiembre pasado en el consulado norteamericano en Bengasi, donde murieron tres empleados de la CIA y el embajador de EE UU en Libia, Christopher Stevens. Petraeus, como director de la CIA, era el principal testigo de esa investigaci¨®n, pero ahora, una vez dejado el cargo, cede ese envenenado honor a su sucesor en funciones, Michael Morell.

Sin embargo, cada d¨ªa parece m¨¢s dif¨ªcil que Petraeus evite sentarse frente a los congresistas. El ataque de Bengasi puede, tal vez, ser aclarado por Morell, el cl¨¢sico veterano de la CIA que sobrevive a los cambios de director. Pero sobre Petraeus flotan ya otras muchas dudas que Morell no va a ser capaz de despejar.

La mayor gravedad de este caso, lo que lo convierte en un problema nacional, es el riesgo de que se hayan filtrado secretos de estado. La cadena NBC mostr¨® el lunes c¨®mo, en una intervenci¨®n p¨²blica despu¨¦s de lo ocurrido en Bengasi, Broadwell, presum¨ªa de tener datos sobre la actividad de la CIA que no eran entonces de conocimiento p¨²blico. Por cierto, se refiri¨® a una supuesta detenci¨®n de sospechosos de la que nunca se ha hablado oficialmente. Puede ser intrascendente, pero es un ejemplo de que, en una relaci¨®n sentimental, se intercambian m¨¢s datos de los que puede parecer. Quiz¨¢ las m¨¢s de 20.000 p¨¢ginas de comunicaciones entre Allen y Kelley sean tambi¨¦n irrelevantes, pero cuesta imaginar c¨®mo un general con semejantes responsabilidades puede dedicar tanto espacio y tanto tiempo a puras bagatelas.