La heladera que mat¨® y troce¨® a su marido y a su novio
La hispano-mexicana Carranza ha traumatizado Austria con sus cr¨ªmenes
La prensa austriaca es poco dada a la circunspecci¨®n cuando informa sobre alguno de esos casos truculentos que parecen prodigarse en el pa¨ªs alpino. El m¨¢s reciente es el que vali¨® esta semana la cadena perpetua a Est¨ªbaliz Carranza, una mujer de 34 a?os y doble nacionalidad hispano-mexicana que, seg¨²n confes¨® al principio de su juicio, asesin¨® a su ex marido en 2008 y a su novio posterior en 2010. A ambos los desmembr¨® con sendas sierras el¨¦ctricas de bricolaje. Sepult¨® todos los restos en la helader¨ªa que hab¨ªa puesto en Viena con su primera v¨ªctima. El proceso contra Carranza no ha alcanzado las cotas espectaculares de casos como el de Josef Fritzl en 2009, aqu¨¦l "monstruo de Amstetten" que mantuvo encerrada a su hija en el s¨®tano de su casa durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, pero la combinaci¨®n entre mujer joven, parricidio y desmembramiento ha llenado innumerables p¨¢ginas amarillas y casi tantas horas de emisiones sensacionales durante las casi dos semanas de juicio oral. Si Fritzl era "monstruo", Carranza es "Esti" o "la heladera asesina con cara de ¨¢ngel". El diario de masas Kronen Zeitung hablaba del "proceso del a?o".
Est¨ªbaliz Carranza naci¨® en M¨¦xico en 1978. Su padre es mexicano y su madre, alavesa. Hasta en las cr¨®nicas m¨¢s sobrias le pintan una vida fuera de lo com¨²n: lleg¨® Berl¨ªn muy joven, huyendo de un primer prometido espa?ol "que la trataba como a una propiedad". En Alemania trabaj¨® de heladera. Cuenta que tambi¨¦n su jefe era tir¨¢nico. Se cas¨® en 2002 y march¨® a Viena para abrir all¨ª su propio negocio. Adelheid Kastner, psiquiatra forense del caso, explic¨® que Est¨ªbaliz Carranza es "m¨¢s inteligente que la media" y que est¨¢ mentalmente sana. Pero su padre es "hijo del pecado", seg¨²n su expresi¨®n, porque sus progenitores eran primos. La madre es "sumisa y agradecida". La psiquiatra ve aqu¨ª explicaciones al comportamiento de la propia Carranza. Dice que busca la felicidad a trav¨¦s de las relaciones personales. Cuando tiene una pareja "se entrega incondicionalmente, esperando que la acepten incondicionalmente". Eeude los enfrentamientos directos. Si se presentan problemas busca soluciones a sus problemas por otras v¨ªas.
En el caso de su marido Holger Holz, Carranza dice que era un hombre brutal y "enamorado de las armas", divorciado de una polic¨ªa "que tambi¨¦n le ten¨ªa miedo". Se divorci¨® de ¨¦l, pero "no sab¨ªa c¨®mo quit¨¢rselo de encima". Un d¨ªa de abril de 2008 cogi¨® una de sus armas y le dispar¨® por la espalda mientras usaba el ordenador. Explic¨® Carranza que pasaron d¨ªas hasta que fue capaz de tocar el cad¨¢ver, que permaneci¨® sentado en una silla de acero. Despu¨¦s compr¨® la sierra y lo cort¨® en unos pedazos que meti¨® en un congelador. Se hab¨ªa enamorado de otro hombre, llamado Alex, que nunca supo nada y que tuvo el buen tino de alejarse de ella completamente cuando termin¨® su relaci¨®n. Carranza empez¨® otra con Manfred Hinterberger, a qui¨¦n mat¨® en 2010 con la misma baretta de Holz y cuyos restos terminaron haci¨¦ndole compa?¨ªa. Cuando Carranza se tuvo que mudar, llen¨® el congelador de los cad¨¢veres con cemento y pidi¨® a unos amigos que le ayudaran a transportarlo al s¨®tano de la helader¨ªa, donde fueron descubiertos por unos obreros.
Su actual marido, a quien la fiscal llam¨® "su pareja superviviente", es el padre del ni?o de diez meses que naci¨® en la c¨¢rcel. Los psiquiatras diagnosticaron "anomal¨ªas mentales" a Carranza, pero seg¨²n Christine Salzborn, del Juzgado de lo Penal de Viena, la sentencia es de c¨¢rcel. Puede recurrir.
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