Sarkozy se agarra a la falta de pruebas
El expresidente franc¨¦s respira ¡°aliviado¡± despu¨¦s de que los jueces no hallaran elementos suficientes para acusarle en el 'caso Bettencourt'
La fotograf¨ªa tomada en Burdeos el jueves por la noche era un poema. Nicolas Sarkozy saliendo en coche del palacio de Justicia junto a sus abogados, el gesto desencajado mientras hablaba por el m¨®vil. Acababan doce horas de interrogatorio al exjefe del Estado, y los jueces que instruyen el caso Bettencourt daban marcha atr¨¢s en su idea inicial de imputar a Sarkozy declar¨¢ndole testigo asistido, una figura penal a medio camino entre la de testigo normal y la imputaci¨®n. Es decir, Sarkozy sigue siendo sospechoso, pero salvo sorpresa may¨²scula, se librar¨¢ de ir a juicio. Seg¨²n confes¨® a sus amigos el viernes, se siente ¡°aliviado¡±. Su carrera pol¨ªtica, truncada por su derrtoa en las presidenciales, podr¨ªa continuar, y sigue vivo el sue?o de regresar para salvar a su partido, la UMP inmersa en un caos absoluto.
El s¨¢bado, las 32 p¨¢ginas del interrogatorio r¨ªo se publicaron resumidas en el diario regional Sud Ouest. El ex jefe del Estado bas¨® su defensa en afirmar que ¡°nunca¡± recibi¨® ¡°un c¨¦ntimo¡± de la multimillonaria Liliane Bettencourt, due?a del imperio cosm¨¦tico L¡¯Or¨¦al, ni durante su campa?a de 2007 ni despu¨¦s. Los tres jueces pensaban lo contrario, pero al no hallar pruebas ¡°graves y concordantes¡± optaron por declarar al ilustre sospechoso testigo asistido, lo que significa que los indicios no se sostendr¨ªan en un juicio porque no hay testigos directos ni elementos materiales que los apoyen.
El desenlace supone una victoria p¨ªrrica para el ex l¨ªder de la UMP. Por un lado, Sarkozy puede considerarse casi a salvo del oprobio de ser el segundo jefe del Estado franc¨¦s en recibir una acusaci¨®n formal, tras su antecesor Jacques Chirac, condenado a dos a?os de c¨¢rcel por crear empleos ficticios en el ayuntamiento de Par¨ªs.
Si aparecieran nuevos testigos o pruebas los magistrados podr¨ªan imputarle, pero no parece probable porque su comparecencia se considera el acto final de la instrucci¨®n de un caso en el que hay ya cinco imputados. El ex ministro y extesorero de la campa?a de Sarkozy en 2007, Eric Woerth; el administrador de la fortuna de Liliane Bettencourt, Patrice de Maistre; el artista y ex ¡®prot¨¦g¨¦¡¯ de la anciana, Fran?ois Marie Banier; su exabogado, Pascal Wilhelm, y su exfiscalista, Fabrice Goguel.
Seg¨²n el auto, Sarkozy visit¨® la casa de los Bettencourt en Neuilly sur Seine en febrero de 2007, cuando arrancaba la campa?a que le llev¨® al El¨ªseo. Era el momento en que, seg¨²n varios testigos, el administrador Patrice de Maistre pidi¨® 150.000 euros en met¨¢lico a su contable, Claire Thibout, seg¨²n dijo esta para d¨¢rselos al tesorero de Sarkozy, Eric Woerth, imputado por tr¨¢fico de influencias.
En noviembre de 2008, cuando Sarkozy ya era presidente, De Maistre, un hombre cercano a la UMP e imputado por ¡°abuso de debilidad, complicidad en abuso de confianza y estafa agravada, abuso de bienes sociales y tr¨¢fico de influencias activo¡±, visit¨® al presidente en el El¨ªseo. Pocos d¨ªas antes hab¨ªa retirado 2 millones en met¨¢lico de una cuenta suiza de Bettencourt. Sarkozy niega haber recibido un euro y apoya su defensa en la falta de pruebas y de testimonios. Tanto De Maistre como Woerth han desmentido que Sarkozy cobrara los 150.000 euros, y la principal testigo de esa supuesta entrega en met¨¢lico, la gobernanta de la casa, Nicole Berger, falleci¨® antes de poder confirmarlo ante los jueces.
Otra fr¨¢gil prueba indirecta era el diario ¨ªntimo incautado a Barnier, el dandy, fot¨®grafo y amigo de la viuda Bettencourt, sospechoso de haber sacado millones de euros a la cuarta fortuna de Francia, y que en abril de 2007 anot¨®: ¡°De Maistre me ha preguntado si Sarkozy hab¨ªa vuelto a pedir dinero, y le he dicho que s¨ª¡±. Los jueces no la han considerado porque el propio artista minimiz¨® en su declaraci¨®n judicial la fiabilidad de su diario.
Hay un ¨²ltimo elemento embarazoso, el alto n¨²mero de reuniones mantenidas por Sarkozy con el exfiscal de Nanterre, Philippe Courroye, encargado de la causa durante los primeros a?os. Entre 2008 y 2011, Sarkozy recibi¨® al menos ocho veces al fiscal en el El¨ªseo, coincidiendo con los momentos m¨¢s calientes del esc¨¢ndalo. Los jueces piensan que se trata de una injerencia del poder ejecutivo sobre el judicial, pero, a sus ojos, no constituye delito.
El calvario judicial de Sarkozy, en todo caso, no ha terminado. Otros dos esc¨¢ndalos, el caso Karachi (presunta financiaci¨®n ilegal de la campa?a de Edouard Balladur en 1995), y el de los sondeos del El¨ªseo (supuesto desv¨ªo de fondos p¨²blicos para beneficiar a la empresa de su asesor Patrick Buisson, que cobr¨® 3,3 millones) est¨¢n respectivamente en fase de instrucci¨®n e investigaci¨®n preliminar. En el primero parece lejana la imputaci¨®n; el segundo debe superar un conflicto de competencias entre tribunales.
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