La ONU acepta a Palestina
La Asamblea General de Naciones Unidas concede a los territorios palestinos la condici¨®n de Estado "observador"
Por una abrumadora mayor¨ªa, la Asamblea General de Naciones Unidas admiti¨® este jueves a Palestina como ¡°Estado observador¡± tras una votaci¨®n en la que 138 pa¨ªses se pronunciaron a favor, solo nueve en contra y 41 se abstuvieron. De esta manera, la organizaci¨®n m¨¢s representativa de la voluntad internacional reconoce impl¨ªcitamente la soberan¨ªa de los palestinos sobre el territorio ocupado por Israel desde 1967. Esta decisi¨®n abre un nuevo cap¨ªtulo en un conflicto que se prolonga por m¨¢s de seis d¨¦cadas y deja a Israel y a Estados Unidos en el mayor aislamiento diplom¨¢tico que han conocido jam¨¢s.
La votaci¨®n no supone la admisi¨®n de Palestina como miembro de pleno derecho de la ONU, un paso que corresponde al Consejo de Seguridad, ni tiene consecuencias inmediatas en cuanto a la creaci¨®n efectiva de un Estado. Pero da a los palestinos renovada legitimidad en su lucha contra la ocupaci¨®n y llama la atenci¨®n mundial sobre la urgente necesidad de poner fin a un problema que explica en gran medida el clima permanente de inestabilidad y violencia en Oriente Pr¨®ximo.
Israel y Estados Unidos se encontraron solos en la Asamblea General de la ONU frente a un ampl¨ªsimo bloque de pa¨ªses de todos los continentes, tanto con gobiernos democr¨¢ticos como autoritarios, de derecha como de izquierda, que se pronunciaron a favor de la reclamaci¨®n palestina. ?nicamente la Rep¨²blica Checa, Canad¨¢, Panam¨¢, Nauru, Palau, Micronesia y las Islas Marshall votaron junto a ellos.
La mayor parte de los pa¨ªses de Europa, incluidos Espa?a, Francia, Italia o Portugal, votaron a favor de la resoluci¨®n, patrocinada por trece naciones, que iguala el nivel de representaci¨®n de Palestina al del Vaticano. Otros, como Alemania, el Reino Unido y algunos pa¨ªses del B¨¢ltico, optaron por la abstenci¨®n. La suma total da un n¨²mero de votos afirmativos algo menor que el que esperaban los palestinos, que cuentan ya con el reconocimiento bilateral de 132 naciones y confiaban llegar a los 150, y un n¨²mero de votos negativos menor que el que esperaban Israel y Estados Unidos, que confiaban en el respaldo de alg¨²n miembro de mayor relevancia que ese grupo de islas del sur del Pac¨ªfico.
En la presentaci¨®n de la resoluci¨®n, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, asegur¨® que esta iniciativa ¡°no pretende deslegitimar a Israel sino legitimar a Palestina¡±. Asegur¨® que este paso ha sido dado no para obstaculizar las negociaciones de paz con Israel, sino ¡°porque Palestina cree en la paz y porque su pueblo est¨¢ desesperadamente necesitado de ella¡±.
En su respuesta, el embajador de Israel ante Naciones Unidas, Ron Prosor, manifest¨® que los palestinos nunca hab¨ªan reconocido ¡°la existencia de Israel como el Estado del pueblo jud¨ªo¡±, afirm¨® que su pa¨ªs quiere ¡°acabar de una vez y para siempre con este conflicto¡±, pero advirti¨® al l¨ªder palestino que ¡°no es con resoluciones en Nueva York sino con conversaciones en Jerusal¨¦n como se conseguir¨¢¡±.
Abbas record¨® que, as¨ª como esta misma Asamblea General emiti¨® hace exactamente 65 a?os ¡°el certificado de nacimiento de Israel¡± ¡ªen la resoluci¨®n sobre la partici¨®n de la colonia brit¨¢nica de Palestina¡ª, ahora ¡°debe emitir el certificado de nacimiento de la realidad de Palestina¡±.
La embajadora de Estados Unidos, Susan Rice, fue la primera en tomar la palabra tras la votaci¨®n para recordar que ¡°esta resoluci¨®n no crea un Estado que no existe ni cambia la situaci¨®n sobre el terreno¡±, lo que ¨²nicamente ocurrir¨¢ mediante negociaciones entre palestinos e israel¨ªes. Rice prometi¨® que su Gobierno har¨¢ todos los esfuerzos para reanudar el di¨¢logo.
Pese a todo su esfuerzo por reducir la trascendencia de esta votaci¨®n, el resultado deja claramente en evidencia la posici¨®n insostenible en que Israel se encuentra para continuar la ocupaci¨®n y la dif¨ªcil situaci¨®n de Estados Unidos como su ¨²nico e incondicional valedor. Para EE UU el problema es doble, puesto que sus intereses en la regi¨®n son m¨²ltiples y est¨¢ obligado a jugar un papel decisivo en la promoci¨®n de las negociaciones de paz.
Ahora solo les queda a ambos un intento de contenci¨®n de da?os. Poco antes de la votaci¨®n, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, hac¨ªa ¡°un llamamiento urgente a las dos partes para que eviten acciones que, de alguna manera, pudieran dificultar la reanudaci¨®n de negociaciones¡±. Washington pretende evitar que los palestinos acudan, como pueden hacer con su nuevo estatus, al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya contra Israel, lo que, definitivamente, alejar¨ªa cualquier posibilidad de di¨¢logo, e intenta evitar tambi¨¦n que Israel tome represalias, en forma de sanciones econ¨®micas o nuevos asentamientos, contra los palestinos. Al mismo tiempo, la Administraci¨®n procurar¨¢ que el Congreso norteamericano no congele la ayuda econ¨®mica a los palestinos, lo que ser¨¢ dif¨ªcil porque el apoyo a Israel en el Capitolio es mucho m¨¢s categ¨®rico que en la Casa Blanca. Ayer mismo, un grupo de congresistas, tanto dem¨®cratas como republicanos, anunci¨® su prop¨®sito de cesar los fondos para la Autoridad Palestina.
Si los escenarios m¨¢s catastr¨®ficos no se producen, si nadie trata de aprovechar este momento en su particular beneficio, no es imposible que la votaci¨®n en la Asamblea General abra el paso a nuevas negociaciones de paz. Pocas veces como en esta jornada en la ONU se habr¨¢ visto con tanta nitidez que Palestina est¨¢ ah¨ª, soberana o no, y que la soluci¨®n de dos Estados vecinos y pac¨ªficos es la ¨²nica que beneficia a ambos.
Pero esa evidencia, tan solemnemente corroborada en Nueva York, no ha hecho m¨¢s f¨¢cil en el pasado el di¨¢logo palestino-israel¨ª ni tiene por qu¨¦, necesariamente, hacerlo ahora. M¨²ltiples factores conspiran en estos momentos contra las negociaciones: la proximidad de las elecciones en Israel, el reciente ascenso de Ham¨¢s, la interinidad en la que vive la Administraci¨®n de EE UU ¡ªespecialmente su pol¨ªtica exterior¡ª la debilidad de Europa para convertirse en agente promotor de la paz. Todo eso se podr¨ªa superar si los principales protagonistas, Israel y los palestinos, tuvieran voluntad de llegar a un acuerdo. Como se demostr¨® en Oslo en 1993, ambos son capaces de entenderse, por encima de cualquier adversidad, cuando quieren hacerlo.
Sin embargo, Israel considera que el reconocimiento obtenido por Palestina en la ONU supone una violaci¨®n de los acuerdos alcanzados en Oslo, por cuanto equivale a la ruptura del compromiso de hacer las cosas de forma bilateral, sin tener en cuenta los numerosos asentamientos jud¨ªos construidos unilateralmente desde esa fecha y la reciente negativa del primer ministro israel¨ª, Benjamin Netanyahu, de aceptar las fronteras de 1967, aceptadas por Barack Obama, como la base para negociar el estado palestino.
Para Obama esta votaci¨®n de la Asamblea General es, en cierta medida, una frustraci¨®n y un fracaso personal. Obama lleg¨®, en la presi¨®n a Netanyahu, todo lo lejos que puede llegar un presidente de EE UU que quiera conservar su puesto. Es sabido que el primer ministro israel¨ª no respondi¨® a esa presi¨®n. Ahora, tambi¨¦n los palestinos desatienden sus recomendaciones y acuden a un foro con larga tradici¨®n de proporcionar largas sesiones de aplausos pero muy pocos resultados tangibles.
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