Etiquetas con precio
Todo lleva su etiqueta. Quien toca algo debe saber cu¨¢nto cuesta. Sirve para mantener las cosas tal como est¨¢n. Para que nada cambie. Es la pol¨ªtica del pricetag (etiqueta con precio), que practican los colonos israel¨ªes desde el desalojo de las colonias de Gaza por orden de Ariel Sharon en 2005. Cada vez que se ven obligados a desalojar una de las instalaciones ilegales de los colonos, uno de los llamados outpost, se lo hacen pagar al primer palestino que tienen a mano o a sus propiedades. A veces tambi¨¦n lo pagan otros: por ejemplo, las fuerzas de seguridad israel¨ªes.
l historiador israel¨ª Zeev Sternhell, especializado en la historia de los fascismos que ha sufrido en propia carne esta violencia fan¨¢tica, ha comparado estas actividades con la violencia pol¨ªtica europea de entreguerras, propia de los nacionalismos ¨¦tnicos. Los Gobiernos de Israel reprueban estas pr¨¢cticas, que a veces se han cebado sobre miembros de sus fuerzas de seguridad. Nadie que defienda el Estado de derecho puede aprobar que j¨®venes colonos incendien coches, arranquen olivares, hostiguen a la poblaci¨®n, ataquen a los transe¨²ntes o prendan fuego a las mezquitas y a las iglesias cristianas.
Otra cosa es que se les persiga y castigue con la diligencia y el rigor merecidos. Es dif¨ªcil que suceda porque, a fin de cuentas, los colonos est¨¢n muy bien representados en el Gobierno y todav¨ªa lo estar¨¢n m¨¢s si el t¨¢ndem Netanyahu-Lieberman vence en las elecciones del 22 de enero. Son numerosos los ministros y parlamentarios, el propio ministro de Exteriores Lieberman entre otros, que viven en Cisjordania y se identifican directamente con los intereses de la colonizaci¨®n.
No es por tanto gamberrismo violento y sistem¨¢tico a gran escala, sino una estrategia meditada, basada en una idea supremacista que confiere mayores derechos y menos obligaciones a los ciudadanos de Israel que a los ciudadanos palestinos e, incluso, a los ¨¢rabes de nacionalidad israel¨ª. Cuando una comunidad humana se considera superior a las otras que conviven con ella en un territorio tambi¨¦n le suele suceder de puertas hacia afuera, en sus relaciones con las otras comunidades, incluidas las amigas y aliadas. No es extra?o, por tanto, que la pol¨ªtica de Netanyahu est¨¦ impregnada toda ella de la filosof¨ªa moral, o inmoral, de los colonos y de su pricetag.
Netanyahu est¨¢ ahora mismo en la cumbre de su aislamiento. Holanda y Alemania, los dos amigos m¨¢s incondicionales de la UE, no pueden aguantar m¨¢s tanta intransigencia. Seg¨²n la doctrina Merkel, fruto de las tr¨¢gicas lecciones de la historia de Alemania, la relaci¨®n con Israel forma parte de la raz¨®n de Estado de la Rep¨²blica Federal. Obama podr¨ªa suscribir su frase: ¡°La seguridad de Israel es sagrada¡±. Hasta ahora nadie ha puesto en cuesti¨®n las ventas de armas y los acuerdos de seguridad. Es la ¨²ltima trinchera, que a Netanyahu no le interesa dejar desnuda con nuevas y mayores provocaciones. A fin de cuentas el pricetag tambi¨¦n terminar¨¢ encontrando sus l¨ªmites, y habr¨¢ un momento en que pasar¨¢ factura a quien se dedica a pegar las etiquetas.
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