Van Rompuy: ¡°Hablar de la paz no convencer¨¢ a los que han sido despedidos¡±
La UE recibe en Oslo el premio Nobel de la Paz Los tres presidentes de las UE ¨CVan Rompuy por el Consejo, Jos¨¦ Manuel Barroso por la Comisi¨®n, y Martin Schulz por el Parlamento- recogen el galard¨®n
Seis d¨¦cadas de paz en un continente devastado por las guerras es motivo suficiente para otorgar el Nobel de la Paz a la Uni¨®n Europea. Los participantes en la ceremonia celebrada hoy en el Ayuntamiento de Oslo han destacado la integraci¨®n de los 27 pa¨ªses -28 a partir del a?o pr¨®ximo- como un logro que les ha obligado a resolver los problemas en la mesa de negociaciones en lugar del campo de batalla. Pese a que los discursos se han centrado m¨¢s en la historia que en los retos de una Europa sumida en la recesi¨®n y en el paro que ya afecta a 25 millones de ciudadanos, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha reconocido que hablar de la paz no convencer¨¢ a los ¡°padres que luchan por llegar a fin de mes, los trabajadores que acaban de ser despedidos o los estudiantes con miedo a no encontrar su primer empleo por mucho que se esfuercen¡±.
Los tres presidentes de las UE ¨CVan Rompuy por el Consejo, Jos¨¦ Manuel Barroso por la Comisi¨®n, y Martin Schulz por el Parlamento- han sido los encargados de recoger el premio, pero uno de los aplausos m¨¢s largos ha llegado cuando el presidente del comit¨¦ noruego del Nobel ha destacado el simbolismo de ver sentados juntos a la alemana Angela Merkel y al franc¨¦s Fran?ois Hollande, los m¨¢ximos l¨ªderes de dos pa¨ªses que entre 1870 y 1945 se enfrentaron en tres guerras que dejaron millones de muertos. La presencia en Oslo de 21 jefes de Estado o de Gobierno no ha hecho sino destacar la ausencia del brit¨¢nico David Cameron como evidencia de un Reino Unido que cada vez se aleja m¨¢s de sus socios, hasta el punto de que ya no parezca una locura plantear su salida de la UE.
Van Rompuy ha recurrido a las citas hist¨®ricas con la esperanza de acu?ar la suya propia. ¡°Ich bin ein Berliner (soy un berlin¨¦s)¡±, dijo el presidente de EE UU, John F. Kennedy, en 1963, durante el bloqueo del Berl¨ªn occidental por parte de las fuerzas sovi¨¦ticas. ¡°Ich bin ein Europ?er (soy un europeo)¡±, ha replicado el belga medio siglo despu¨¦s de que Kennedy pronunciara esas palabras.
El reto al que ahora se enfrenta Europa es casi tan complicado como el de entonces: si en los a?os sesenta se trataba de evitar un enfrentamiento entre el bloque capitalista y el socialista; el peligro ahora es que la depresi¨®n de gran parte del sur de Europa acabe con la moneda com¨²n y, por extensi¨®n, con el proyecto que naci¨® de las cenizas de la II Guerra Mundial. Es precisamente la austeridad impuesta por Berl¨ªn y Bruselas a pa¨ªses como Grecia, Portugal, Irlanda y Espa?a uno de los motivos por los que gran parte de la sociedad noruega ¨Cincluidos miembros de la coalici¨®n de centroizquierda que gobierna el pa¨ªs- haya recibido de u?as el Nobel de la Paz de este a?o.
El peligro ahora es que la depresi¨®n de gran parte del sur de Europa acabe con la moneda com¨²n
En una ceremonia ensayada al mil¨ªmetro para no herir las susceptibilidades ¨Cy los egos- de los tres presidentes europeos, han entrado primero los l¨ªderes de los pa¨ªses, entre ellos el espa?ol Mariano Rajoy, el italiano Mario Monti y el polaco Donald Tusk. Despu¨¦s de Van Rompuy, Barroso y Schulz, han llegado el rey Harald de Noruega, la reina Sonja y los pr¨ªncipes herederos Haakon y Mette-Marit.
En un discurso cargado de historia con referencias a su propia familia, Van Rompuy ha rendido homenaje a los europeos que ¡°so?aron con un continente en paz y a todos aquellos que d¨ªa a d¨ªa hacen realidad ese sue?o¡±. El presidente del Consejo admite que la paz podr¨ªa haber llegado sin el armaz¨®n institucional de la UE, pero considera que esta no habr¨ªa sido duradera, sino m¨¢s bien un alto el fuego entre naciones que despu¨¦s de la II Guerra Mundial decidieron ¡°romper el ciclo sin fin de violencia, acabar con la l¨®gica de la venganza y construir un futuro luminoso conjunto¡±. Reconciliaci¨®n es la palabra que m¨¢s ha repetido.
Van Rompuy cree que el precio m¨¢s caro que se ha pagado por la construcci¨®n europea es haberla hecho m¨¢s aburrida; haber transformado una pol¨ªtica basada en la violencia en otra en la que ¡°los ministros discuten apasionadamente sobre la cuota pesquera o en la que los eurodiputados escandinavos se pelean por el precio del aceite de oliva¡±. Tras pasar la p¨¢gina de la historia, el belga ha hablado de los retos presentes, cuando el continente se halla inmerso en la peor crisis conocida por las dos ¨²ltimas generaciones. Pese a identificar los problemas que sufren muchos ciudadanos angustiados por su futuro, a la hora de apuntar soluciones se ha limitado a se?alar su convencimiento de que Europa lograr¨¢ volver a crecer y crear empleo: ¡°Saldremos de esta juntos y m¨¢s fuertes¡±.
"Saldremos de esta juntos y m¨¢s fuertes"
Barroso ha echado mano de recuerdos personales: la sensaci¨®n de alegr¨ªa que vivi¨® andando por las calles de Lisboa cuando en 1974 cay¨® la dictadura portuguesa, o la emoci¨®n de escuchar al violonchelista Rostrop¨®vich tocando una pieza de Bach tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. El presidente de la Comisi¨®n -que, a diferencia de Van Rompuy, ha escrito su propio discurso- considera que la paz no puede depender tan solo de la buena voluntad de las personas, sino que es necesario un entramado legal, unos intereses compartidos y un sentido profundo de una unidad de destino. ¡°Un continente que ha sufrido la devastaci¨®n se ha convertido en una de las econom¨ªas m¨¢s fuertes del mundo, con los sistemas sociales m¨¢s progresivos, el mayor donante de ayuda internacional. Tenemos una responsabilidad especial hacia millones de personas en necesidad¡±, ha concluido Barroso, en un discurso m¨¢s institucional que el de su antecesor.
Tras los discursos, los dirigentes europeos ¨Centre los que est¨¢ el presidente del BCE, Mario Draghi- participan en un banquete ofrecido por la familia real noruega. All¨ª hablar¨¢n m¨¢s del futuro que de los ¨²ltimos 60 a?os de paz. Temas de conversaci¨®n no les faltar¨¢: desde el anuncio de retirada protagonizado por Monti el pasado domingo hasta la cumbre en la que, una vez m¨¢s, Alemania se enfrentar¨¢ esta semana a Francia por la puesta en marcha de la uni¨®n bancaria, un elemento clave para resolver el conflicto que, esta vez sin ca?ones ni metralletas, incendia Europa.
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