Portugal: el recorte permanente

El primer ministro portugu¨¦s, el conservador Pedro Passos Coelho, ha asegurado siempre que ¨¦l se encargar¨¢ personalmente de dar las malas noticias al pa¨ªs. Y en esto ha cumplido. As¨ª que no hay mes que Passos Coelho no se asome a la televisi¨®n para informar a sus conciudadanos del pen¨²ltimo recorte, de la pen¨²ltima vuelta de tuerca a la pol¨ªtica del ajuste y del control exhaustivo del d¨¦ficit.

El mi¨¦rcoles, el primer ministro, en una charla improvisada con periodistas, solt¨® el bombazo del mes: las indemnizaciones por despido procedente se reducir¨¢n de 20 a 12 d¨ªas a partir de una fecha no determinada a¨²n de 2013, en cuanto el nuevo decreto pase los tr¨¢mites parlamentarios. Passos Coelho especific¨® que, como siempre, estas medidas de ajuste vienen dictadas por la troika (las instituciones que en abril de 2011 prestaron 78.000 millones de euros para salvar a Portugal de la bancarrota) y que el escaso margen de maniobra de que gozaba el Gobierno se limit¨®, exclusivamente, a escoger si la indemnizaci¨®n iba a ser de 8 o de 12 d¨ªas y que se decidi¨® por esta ¨²ltima por ser ¡°la menos pol¨¦mica¡±.

No ha habido una gran reacci¨®n a la noticia. Los telediarios de la noche abrieron con ella, pero no todos los peri¨®dicos del d¨ªa siguiente la consideraron la m¨¢s importante. Los l¨ªderes sindicales calificaron la medida de ¡°inaceptable¡±, pero poco m¨¢s. Da la impresi¨®n de que los portugueses, a base de dosis, se han vacunado contra el despojamiento, contra el achique de todo. La protesta social, las manifestaciones multitudinarias y las olas de gente en la calle, que se inflam¨® este oto?o, parecen haber remitido.

La indemnizaci¨®n por despido bajar¨¢ de 20 a 12 d¨ªas el a?o que viene

Es cierto que el 15 de septiembre una hist¨®rica manifestaci¨®n que reuni¨® solo en Lisboa a m¨¢s de 600.000 personas logr¨® que el Gobierno devolviera al caj¨®n una ley que pretend¨ªa una bajada general de salarios a todos los trabajadores portugueses. Y tambi¨¦n que el 14 de noviembre un estallido inusual de violencia callejera dej¨® un rastro de contenedores volcados o ardiendo en las calles, se?ales arrancadas de tr¨¢fico, polic¨ªas apedreados y 48 heridos.

Sin embargo, el Gobierno aprob¨® el pasado 27 de noviembre el presupuesto m¨¢s restrictivo de la reciente historia de Portugal con una brutal subida de impuestos, que, en general, equivaldr¨¢ a la p¨¦rdida de una mensualidad para cada trabajador. En otras palabras: lo que el Gobierno retir¨® tras la gran manifestaci¨®n se lo coger¨¢ a los mismos (la clase media) por otro lado.

La econom¨ªa retrocede a un ritmo de un 3% en este a?o, el paro sube a un 16%, una cifra r¨¦cord en Portugal, y el consumo se encoge en un 2%. Son innumerables las voces cr¨ªticas, desde todos los sectores (incluido el mismo partido conservador de Passos Coelho) que han denunciado que los recortes continuados no devolver¨¢n el vigor a la an¨¦mica econom¨ªa lusa. Pero Passos Coelho, y su brazo derecho, el concienzudo y puntilloso ministro de Finanzas, V¨ªtor Gaspar, contin¨²an, mes a mes, noticia a noticia, tajo a tajo, con el mismo discurso y la misma pol¨ªtica, aparentemente ajenos a las protestas y a los resultados nefastos de los sondeos, en los que se despe?an pol¨ªticamente.

Lisboa presentar¨¢ en 2013 a la troika nuevos ajustes por 4.000 millones

El pasado 29 de noviembre, el primer ministro concedi¨® una entrevista a la cadena televisiva TVI a fin de explicar a los portugueses los porqu¨¦s de un presupuesto tan restrictivo y tan estrecho. Y no se qued¨® ah¨ª: les previno de que lo peor (si cabe) est¨¢ a¨²n por llegar: el pr¨®ximo febrero, el Gobierno portugu¨¦s presentar¨¢ a la troika un plan encaminado a ahorrar 4.000 millones de euros, que se conseguir¨¢n a base de adelgazar gastos p¨²blicos. Una periodista le pregunt¨® si se llegar¨¢ al copago educativo (el m¨¦dico ya existe en Portugal, donde una consulta de urgencias cuesta 20 euros) y Passos Coelho, sin especificar mucho, no lo desminti¨®: ¡°La Constituci¨®n nos permite tener un sistema de financiaci¨®n m¨¢s repartido entre lo que pagan los ciudadanos y lo que se paga a trav¨¦s del Estado¡±.

As¨ª, los ciudadanos ven con pavor el a?o que se aproxima. Tanto el ministro Gaspar como Abebe Selassie, el hombre del FMI en Portugal, pronostican que el segundo semestre de 2013 significar¨¢ el cambio de rumbo, la patada en el fondo, el final de la agon¨ªa. Pero tambi¨¦n dijeron eso a finales de 2011 sobre 2012 y por eso los portugueses desconf¨ªan.

Por su parte, el l¨ªder del principal sindicato, la CGTP, Arm¨¦nio Carlos, que en 10 meses ya ha llevado a cabo dos huelgas generales, promete m¨¢s protestas. Pero los ciudadanos parecen fatigados, cansados de no ver los resultados de la lucha, hartos de pelear y de perder.