Sarney afirma que Brasil requiere un sistema pol¨ªtico menos atomizado

Con 54 a?os de vida parlamentaria, el expresidente brasile?o Jos¨¦ Sarney dejar¨¢ en breve la presidencia del Senado, en la que ha representado un papel estrat¨¦gico, para retirarse a la vida privada a sus 82 a?os cumplidos.

Antes ha concedido al diario Folha de S?o Paulo y a la agencia UOL una extensa entrevista en la que hace algunas afirmaciones sorprendentes y anticipa algunos pasajes de las memorias que est¨¢ acabando de escribir.

Afirma Sarney que el Congreso de Brasil no funciona; que se deber¨ªa pasar del actual presidencialismo a un r¨¦gimen parlamentario; que la Constituci¨®n debe ser reformada porque se ha quedado vieja; que en Brasil no existen partidos nacionales y que su organizaci¨®n pol¨ªtica ¡°se remonta al siglo XIX¡± ya que, afirma, ¡°no hemos conseguido a¨²n una estructura pol¨ªtica como la de las democracias modernas que ofrezca estabilidad¡±.

Sin pelos en la lengua, el pol¨ªtico conservador y conciliador, que desde que acab¨® la dictadura ha apoyado siempre a los Gobiernos democr¨¢ticos, afirma que el Congreso ¡°ha sido destruido¡± por las llamadas ¡°medidas provisorias¡± o proyectos de ley con car¨¢cter de urgencia enviados por el Ejecutivo. Esas medidas, dice Sarney, ¡°echan sobre las espaldas del Congreso una funci¨®n que no tiene y en las del Ejecutivo la que tampoco le pertenece¡±. De ese modo, afirma, ¡°el Parlamento no funciona plenamente y el Ejecutivo queda reh¨¦n de esas medidas¡±. Y lo peor, seg¨²n el expresidente, es que se trata de una trampa en la que ha ca¨ªdo la pol¨ªtica del pa¨ªs de la que parece imposible salir ya que, declara, ¡°nadie quiere perder poder¡±.

¡°No hemos conseguido a¨²n una estructura pol¨ªtica como la de las democracias modernas que ofrezca estabilidad¡±

El pol¨ªtico sostiene que el Congreso deber¨ªa recuperar su funci¨®n legislativa y las leyes enviadas por el Gobierno deber¨ªan estar restringidas a los asuntos financieros, de seguridad nacional y de cat¨¢strofes p¨²blicas. Nada m¨¢s. Es tal el poder que de este modo acumula la presidencia y el Gobierno del pa¨ªs que Sarney llega a afirmar: ¡°Si los inversores que vienen a Brasil supieran que existe ese poder en el Ejecutivo y que puede ser usado, nadie vendr¨ªa, por falta de seguridad en el sistema democr¨¢tico¡±.

Todo ello le lleva a manifestar que Brasil necesita con urgencia una reforma pol¨ªtica de la que, dice, ¡°se lleva hablando durante los 54 a?os en los que estoy en el Congreso¡±. Y en vano, porque al parecer ¡°nadie la quiere¡±. Para Sarney, la Constituci¨®n se ha quedado vieja y necesita ser reescrita. Lo demuestra el hecho de que ya ha sufrido 67 enmiendas- hasta el punto que el texto de las enmiendas es ya mayor que el de la Constituci¨®n-, y a¨²n duermen en el Congreso 1.500 m¨¢s. En total han pasado por la c¨¢mara legislativa, seg¨²n Sarney, 3.500 enmiendas.

Constata el expresidente que en Brasil no existen verdaderos partidos ¡°nacionales¡±, ya que todos se han formado en los Estados, fundamentalmente en el de S?o Paulo, donde nacieron el Partido de los Trabajadores (PT), el Partido del Movimiento Democr¨¢tico de Brasil (PMDB) y el Partido de la Social Democracia Brasile?a (PSDB), los tres mayores del arco constitucional. Considera absurdo que existan hasta 40 partidos y ninguno nacional, si bien reconoce que el PT, a pesar de no haber nacido como partido sino como una ¡°federaci¨®n de tendencias¡±, es el ¨²nico partido de la clase obrera y un partido de masas. Justifica la proliferaci¨®n de los partidos porque muchos candidatos prefieren no presentarse con las grandes organizaciones ya que necesitan el triple de votos para ser elegidos que en uno de los partidos peque?os.

¡°Si los inversores que vienen a Brasil supieran que existe ese poder en el Ejecutivo y que puede ser usado, nadie vendr¨ªa, por falta de seguridad en el sistema democr¨¢tico¡±

Propone el pol¨ªtico que los expresidentes de la Rep¨²blica no vuelvan a disputar elecciones, ya que quedar¨ªan expuestos ¡°al tiroteo de esa guerra cruel que es la pol¨ªtica¡±. Y aclara que no quiere hacer alusi¨®n a la posibilidad de que Lula vuelva a presentarse a las elecciones: ¡°Yo no doy consejos personales¡±, dice.

Sarney, sin embargo, disput¨® el Senado despu¨¦s de haber sido presidente de la Rep¨²blica, y explica que lo hizo porque se lo pidieron expresamente despu¨¦s del caso Collor, ya que necesitaban en la c¨¢mara un pol¨ªtico ¡°conciliador y dialogante¡±, algo que se arroga como una caracter¨ªstica de su larga trayectoria pol¨ªtica.

De sus memorias adelanta que cuando Lula se present¨® a las presidenciales por cuarta vez en 2002, fue tres veces a visitarlo a su casa para pedirle su apoyo. Sarney cuenta que se lo ofreci¨® porque cre¨ªa que con la llegada al poder de un obrero se cerraba el ciclo de cien a?os de Rep¨²blica. ¡°Exist¨ªa entonces¡±, cuenta Sarney, ¡°el miedo de que Lula pudiera crear una revoluci¨®n socialista. Yo vi que no exist¨ªa esa posibilidad y que ¨¦l iba a dar continuidad al r¨¦gimen democr¨¢tico. Pens¨¦ que ofreci¨¦ndole mi apoyo se alejaba ese miedo a nivel nacional¡±. Y as¨ª fue.

A la pregunta sobre lo que piensa de las presidenciales de 2014, cree que se repetir¨¢ el actual Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff con las mismas alianzas, aunque Sarney, que es un viejo lince pol¨ªtico, a?ade: ¡°Cada elecci¨®n es imprevisible. Nadie tiene bolas de cristal. Quien decide las elecciones al final es el pueblo y siempre puede haber sorpresas¡±. Y cuenta que nadie habr¨ªa imaginado en 1964 que ¨¦l pudiera ser presidente de la Rep¨²blica y menos a¨²n que el diputado Getulio Vargas ¡°pudiera llegar a tener el papel que tuvo en la historia de Brasil¡±.

Sostiene el expresidente que aunque se retire de la pol¨ªtica activa, seguir¨¢ siempre porque la pol¨ªtica es ¡°como su respiraci¨®n¡±. El expresidente Lula dijo de ¨¦l que no es ¡°una persona com¨²n¡±. En verdad, Sarney es hoy un monumento nacional.