Las amenazas de Cameron agitan el precario equilibrio de la Uni¨®n Europea
Londres se convierte en el gran aliado de Berl¨ªn Los diplom¨¢ticos destacan la seriedad de Monti, la decepci¨®n que ha supuesto Hollande y los silencios de Rajoy
Reino Unido est¨¢ llamado a ser uno de los grandes protagonistas de la UE en los pr¨®ximos meses y a?os. El empe?o del primer ministro David Cameron en celebrar alg¨²n tipo de refer¨¦ndum sobre Europa para contentar al ala m¨¢s antieuropea de su partido y asegurar as¨ª su propio liderazgo le ha acabado llevando a un callej¨®n sin salida: esa consulta est¨¢ llamada a convertirse en un ser o no ser para la propia permanencia de los brit¨¢nicos en la Uni¨®n. El envite llega en el peor momento por un doble motivo: es una amenaza latente para el precario equilibrio encontrado por la UE, tras meses y meses de constante zarandeo. Y pone en peligro el estatus privilegiado que se ha ganado Cameron en Berl¨ªn como pareja de baile de la canciller Angela Merkel, m¨¢s fuerte que nunca, pero a la vez necesitada de alianzas ante el desasosiego que provoca el liderazgo alem¨¢n.
La UE habla con muchas voces: las de los presidentes de la Comisi¨®n y del Consejo, la del Alto Representante para Asuntos Exteriores, la de los jefes de Gobierno que asumen por turnos la presidencia de la Uni¨®n y por supuesto las de Berl¨ªn, Par¨ªs, Londres y compa?¨ªa. ¡°Hace poco era moneda corriente despotricar contra esa cacofon¨ªa; pero de repente, Europa tiene un tel¨¦fono: est¨¢ en Berl¨ªn y, de momento, pertenece a Angela Merkel¡±, seg¨²n el soci¨®logo Ulrich Beck. Se acab¨® la cacofon¨ªa, pero parad¨®jicamente el problema tal vez sea mayor ahora: en el liderazgo alem¨¢n resuenan demasiados ecos del pasado. Los socios europeos no est¨¢n c¨®modos, ni siquiera Berl¨ªn parec¨ªa estarlo. Al menos de puertas afuera ese ha sido durante meses el relato predominante en los alrededores de ese nirvana tecnocr¨¢tico llamado Bruselas.
Algo est¨¢ cambiando: por lo que cuentan media docena de sherpas y diplom¨¢ticos con amplia experiencia en las entretelas de la capital europea, la sucesi¨®n de cumbres europeas del ¨²ltimo medio a?o demuestra que la canciller de hierro est¨¢ cada vez m¨¢s a gusto en su nuevo papel.
?Qu¨¦ pasa en las cumbres cuando se cierran las puertas, sobre todo en las cenas, que es cuando se cuece lo fundamental? El relato de uno de esos sherpas es esclarecedor: ¡°Merkel dirige la orquesta, va directamente al asunto, es capaz de improvisar si es necesario porque tiene claro lo que quiere: en este momento, esperar y ver. Manda m¨¢s que nunca. Los dem¨¢s toman notas y asienten, muchas veces leen lo que llevan escrito y apenas se salen del gui¨®n. A veces los pa¨ªses n¨®rdicos y Holanda le piden incluso m¨¢s dureza, pero fuera de eso casi nadie se atreve a contradecir a la canciller, hasta el punto de que a veces es ella quien corrige el borrador de conclusiones elaborado por Van Rompuy, sobre textos en ingl¨¦s¡±.
Con las elecciones alemanas al cabo de la calle, los diplom¨¢ticos describen Berl¨ªn como l¨ªder indiscutido de la UE, por primera vez en la historia. Pero critican su forma de ejercer el poder, basada en titubear, en no hacer y en una extra?a y calculada mezcla de compromiso europeo en las declaraciones p¨²blicas, combinada con una suerte de indiferencia y rechazo para tomar decisiones.
El expresidente franc¨¦s Nicolas Sarkozy era hasta hace poco el acompa?ante perfecto en esa b¨²squeda de estabilidad por encima de todas las cosas. En el c¨¦lebre dueto Merkozy, Francia ejerc¨ªa de portavoz y poco m¨¢s. Cameron ha heredado el papel de pareja de baile, pero es un acompa?ante distinto: ¡°Sabe lo que le interesa, es un festival de lenguaje corporal, tiene una impresionante n¨®mina de cualificados diplom¨¢ticos detr¨¢s, es capaz de redactar borradores a toda velocidad ¡ªcomo hizo para meter presi¨®n a Siria¡ª y, sobre todo tiene una qu¨ªmica especial con Merkel¡±, se?alan fuentes de un pa¨ªs del sur de Europa. A cambio, la canciller ha frenado los intentos de dejar acorralado al premier brit¨¢nico. El rechazo de Londres a muchos de los avances favorece la estrategia alemana de dejarlo todo para despu¨¦s de las elecciones: la eurozona no puede resolver sus contradicciones sin una mayor integraci¨®n, lo que podr¨ªa dejar a un Reino Unido crecientemente euroesc¨¦ptico orillado. Berl¨ªn es consciente de eso, seg¨²n las fuentes. ¡°Pero por ahora le conviene el todav¨ªa no¡±, explica un embajador.
Mario Monti es el tercero de los l¨ªderes influyentes en el universo bruselense: ¡°Es respetad¨ªsimo cuando habla, porque adem¨¢s de primer ministro sabe de econom¨ªa, algo que no se puede decir de casi nadie en las cumbres¡±, a?ade la fuente. En cambio, el papel de Fran?ois Hollande ha ido de m¨¢s a menos. El an¨¢lisis de la diplomacia europea es demoledor: ¡°El efecto Hollande ha sido decepcionante: habla antes de entrar en las cumbres, pero una vez dentro mantiene un silencio sospechoso. No tiene ninguna qu¨ªmica con Merkel. Y no es un Sarkozy ni un Chirac en t¨¦rminos de personalidad¡±. Una alta fuente comunitaria le defiende: ¡°Su llegada fue un soplo de aire fresco: anteriormente, Alemania y Francia llegaban a Bruselas con casi todo cocinado; ahora hay m¨¢s alternativas, puede haber espacio para algunas sorpresas, como se puso de manifiesto sobre todo en junio, aunque es cierto que ¨²ltimamente Hollande se ha concentrado m¨¢s en los asuntos franceses¡±.
En la citada cumbre de junio, Hollande apoy¨® un plante de Italia y Espa?a para obligar a que Alemania diera su visto bueno a la recapitalizaci¨®n directa de los bancos por el fondo europeo de rescate, en lo que pareci¨® la medida que pod¨ªa sacar al euro del pozo. Tres meses despu¨¦s, Berl¨ªn declar¨® que el acuerdo se hab¨ªa malinterpretado. En octubre, el Consejo consagr¨® la visi¨®n alemana, que consiste casi siempre en comportarse como una especie de tendero en apuros: no gastar m¨¢s y seguir con la austeridad pese a que Europa entera empieza a sospechar que no funciona. ¡°Lo extra?o es que el liderazgo alem¨¢n est¨¢ al l¨ªmite: la pol¨ªtica econ¨®mica no surte el efecto esperado. Si eso se confirma, el equilibrio de poder actual sufrir¨¢ una profunda metamorfosis¡±, vaticina el historiador Kevin O¡¯Rourke.
¡°?Por qu¨¦ habla tan poco Rajoy?¡±
?Qu¨¦ tal ha ido el aterrizaje de Mariano Rajoy en Bruselas? La diplomacia comunitaria responde a esa pregunta con otras: ¡°?Por qu¨¦ habla tan poco?¡±, se cuestiona un embajador de uno de los pa¨ªses perif¨¦ricos. ¡°?No habla mucho, no?¡±, espeta otra fuente. La versi¨®n espa?ola del primer a?o europeo de Rajoy es que Madrid ha sabido acercarse a Roma y Par¨ªs para formar un frente com¨²n que se ha traducido en propuestas conjuntas, por ejemplo en lo relativo a la uni¨®n bancaria. La visi¨®n alemana prevalece, desde luego. Pero Moncloa defiende que Espa?a ha incluido algunos de sus puntos de vista en las conclusiones.
Rajoy tiene mucha mejor relaci¨®n con Hollande (socialista) que con Merkel (de su familia conservadora), pero algo parecido ocurri¨® en su d¨ªa con Felipe Gonz¨¢lez, gran aliado de un conservador, Helmut Kohl, o con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que hizo buenas migas con el presuntamente progresista Tony Blair. Tanto Rajoy como Hollande, probablemente por las debilidades dom¨¦sticas, han adoptado un perfil bajo que ha acabado compartiendo tambi¨¦n el italiano Mario Monti.
En una de sus primeras cumbres, Rajoy se granje¨® la ira de sus socios al callarse dentro de la reuni¨®n lo que despu¨¦s defendi¨® en rueda de prensa (la flexibilizaci¨®n de los objetivos de d¨¦ficit) con el que tal vez sea el peor de los argumentos en Bruselas: la soberan¨ªa nacional. Algo parecido ha sucedido en otras ocasiones: Rajoy hace antes de las cumbres declaraciones altisonantes que despu¨¦s no repite dentro. En las ¨²ltimas reuniones, el dirigente espa?ol aparec¨ªa junto a un equipo m¨¢s nervioso que ¨¦l: ¡°Estaba relajado cuando el rescate parec¨ªa cantado. Su equipo cuenta que Rajoy suele decir que el tiempo arregla las cosas, y los problemas que no pueden arreglarse no tienen soluci¨®n: la pol¨ªtica como el arte de la pasividad, del ensimismamiento¡±, cierra una de las fuentes consultadas.
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