Samar¨¢s sube m¨¢s los impuestos y pide ¡°paciencia¡± a unos griegos al l¨ªmite
El Parlamento vota esta semana si investiga a exministros por ocultar cuentas en Suiza
En Grecia la cuesta de enero no existe porque es solo otro escal¨®n m¨¢s en una subida de la que se sigue sin ver el final. Las tiendas del centro de Atenas, que siguen vac¨ªas a pesar de unas rebajas agresivas de hasta el 80% en algunos casos, dan una medida de la distancia entre la vida en la calle y el optimismo al que se aferra el Gobierno que, como dijo el primer ministro Antonis Samar¨¢s esta semana en Berl¨ªn, ve ¡°el vaso medio lleno¡±. El Ejecutivo sigue haciendo los deberes pactados con la troika y el s¨¢bado de madrugada el Parlamento aprob¨® la nueva e impopular reforma fiscal que aumenta los impuestos sobre la clase media, reduce de ocho a tres los grupos impositivos y fija un tipo ¨²nico del 42% por todas las rentas superiores a los 42.000 euros, rebajando de hecho los impuestos para las rentas m¨¢s altas que hasta ahora, sobre los 100.000, tributaban al 45%.
La reforma se ratific¨® con los votos de los tres partidos ¡ªNueva Democracia, Pasok e Izquierda Dem¨®cratica¡ª que forman la coalici¨®n de Gobierno. Esta es cada d¨ªa m¨¢s inestable, tras las tres nuevas bajas que se registraron esta semana por las consecuencias, a¨²n imprevisibles, del esc¨¢ndalo de la llamada lista Lagarde, el elenco con los nombres de m¨¢s de 2.000 griegos con cuentas en Suiza, en el HSBC (Hong Kong & Shanghai Banking Corporation), entregado por Francia a Atenas en 2010 y extraviado por m¨¢s de dos a?os. Dos diputados de Izquierda Democr¨¢tica fueron expulsados y un miembro de los socialistas dimiti¨® esta semana por no compartir la l¨ªnea de sus partidos sobre el voto que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo jueves en el Parlamento para abrir una investigaci¨®n contra el exministro de Finanzas Yorgos Papaconstantinu, su sucesor Ev¨¢nguelos Venizelos y los ex primeros ministros Yorgos Papandreu y Lukas Papademos, para reclamar responsabilidades. La coalici¨®n cuenta ahora con 163 diputados sobre 300.
El caos ha vuelto a planear sobre la arena pol¨ªtica griega despu¨¦s de que a finales de diciembre los fiscales que investigan sobre el caso anunciaran que, en una nueva versi¨®n del documento obtenida por las autoridades francesas, figuraban los nombres de tres familiares del exministro socialista Yorgos Papaconstantinu ¡ªal que la entonces ministra de Econom¨ªa francesa, Christine Lagarde, envi¨® la lista¡ª sospechoso ahora de haber falsificado el documento. El Pasok, que baj¨® en tres a?os y dos elecciones de 160 a 24 diputados, ha expulsado inmediatamente a Papaconstantinu pero ha cerrado filas en torno al actual secretario Venizelos cuya cabeza es reclamada por Syriza, el partido izquierdista y principal fuerza de oposici¨®n, en una partida pol¨ªtica que se jugar¨¢ detr¨¢s del voto secreto en Parlamento. ¡°Es dif¨ªcil imaginar que Papaconstantinu pueda haber hecho una cosa tan est¨²pida como falsificar el documento. Y en cualquier caso, ¨¦l parece un chivo expiatorio ideal ya que fue el iniciador de las pol¨ªticas de austeridad¡±, afirma el profesor de Derecho Constitucional, Yorgos Katrugalos.
Fuera de la Asamblea y de los tejemanejes de palacio crece el hartazgo y la desconfianza. A muchos ha dejado ya de interesarles el esc¨¢ndalo Lagarde. ¡°?Qu¨¦ esc¨¢ndalo?¡±, dice Vaso Halatsi en tono de mofa. Con 28 a?os de edad y t¨¦cnica de an¨¢lisis de laboratorio, Vaso trabaja de empleada en una tienda de complementos para bautizos cerca de la c¨¦ntrica plaza de Monastiraki. Gana 300 euros por trabajar tres d¨ªas a la semana. Vive con su madre, jubilada, su abuela octogenaria y un hermano de 32 a?os desempleado en una casa de 50 metros cuadrados. Como en la mayor¨ªa de los hogares de la capital, en el suyo tampoco se enciende el sistema de calefacci¨®n: no hay dinero para pagar el gas¨®leo cuyo precio ha subido en un a?o del 40%. ¡°Es el segundo a?o que lo tenemos apagado¡±, dice. Hace unos d¨ªas el ministro de Econom¨ªa Yannis Sturnaras rechaz¨® una propuesta para ampliar los subsidios para la compra de gas¨®leo y ha pedido a los griegos ¡°que sean pacientes otro a?o m¨¢s¡±.
Para explicar c¨®mo ha cambiado la vida de su familia en los ¨²ltimos dos a?os, Halatsi usa un ejemplo muy sencillo: ¡°Nos gustaba comer pasta. Antes compr¨¢bamos la de marcas buenas, luego nos pasamos a la marca blanca, y ahora ya no la compramos¡±. Lo que pase con la lista Lagarde no le importa nada. ¡°En lo que pensamos es en c¨®mo ganar dinero para vivir¡±, dice un compa?ero de Halatsi que trabaja en la misma tienda donde, por cierto, tampoco hay calefacci¨®n. Gana como ella y tiene 41 a?os. La chica asiente con la cabeza y se ci?e un pul¨®ver azul que no abriga lo suficiente.
Entre los que, a diferencia de Halatsi, a¨²n se indignan por las diarias relevaciones de un esc¨¢ndalo que puede llegar a desestabilizar el Gobierno, muy pocos creen que las investigaciones vayan m¨¢s all¨¢ del gatopardiano ¡°que todo cambie para que todo siga igual¡±. Tampoco el profesor Katrugalos conf¨ªa en que se logre algo m¨¢s, pero dice que ¡°como, pas¨® en Italia en los a?os Noventa, algo puede que ocurra debido a la misma debilidad del sistema¡±.
Mientras tanto, entre las brechas de un sistema pol¨ªtico inestable reaparecen se?ales inquietantes. En la madrugada del viernes artefactos incendiarios estallaron, sin causar da?os graves, frente a las puertas de las viviendas de cinco conocidos periodistas, entre ellos el director de la agencia de noticias p¨²blica AMNA, Antonis Skylakos. Horas m¨¢s tarde un grupo anarquista reivindic¨® los ataques contra ¡°representantes del sistema¡±. El s¨¢bado hubo otro episodio similar, esta vez contra la casa del hermano del portavoz del Gobierno.
Kostas Vaxevanis: ¡°Sin un cambio, vamos a la guerra civil¡±
¡°No hay que esperar cambios repentinos pero el ambiente est¨¢ cambiando. Grecia est¨¢ al l¨ªmite y es imposible que las cosas sigan como est¨¢n. Sin cambios vamos hacia una guerra civil. No se puede tener la mitad de la poblaci¨®n rebuscando comida en la basura y la otra mitad sin pagar los impuestos que le corresponden¡±. Kostas Vaxevanis ¡ªel periodista y editor de la revista Hot Doc que el pasado octubre levant¨® el esc¨¢ndalo Lagarde publicando la lista que las autoridades se negaron durante dos a?os a investigar¡ª no quiere pensar que todo acabe en agua de borrajas. Esta semana su revista public¨® otros detalles del documento, que a?aden nuevas sospechas de que el Gobierno ha mentido sobre la gesti¨®n de la lista. Una investigaci¨®n forense sobre la copia USB que Vaxevanis obtuvo revela que el duplicado se hizo en una fecha distinta de la que el exministro de Econom¨ªa Papaconstantinu dice que obtuvo el CD original que luego se extravi¨®.
?Cu¨¢ntas copias hay de la lista? ?Qui¨¦n borr¨® los nombres de los tres familiares del exministro? Las preguntas siguen sin respuesta y Vaxevanis cree que esta semana el Parlamento solo aprobar¨¢ una investigaci¨®n contra Papaconstantinu, dejando fuera al otro protagonista fundamental de la historia: Ev¨¢nguelos Venizelos. ¡°Pero tal vez algunos de los diputados de la coalici¨®n se desmarcar¨¢n y desatar¨¢n una crisis de legitimidad que puede llegar a crisis de Gobierno¡±, dice. ¡°Los tres partidos en el Gobierno luchan por su supervivencia en este momento y buscan seguir gobernando para perpetuarse en el poder. Un cambio significar¨ªa su extinci¨®n. Venizelos representa un partido que tiene un 5% de votos, lo que socialmente significa que solo se representa a s¨ª mismo y busca su supervivencia pol¨ªtica¡±.
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