Vivir al lado de los islamistas: ¡°Est¨¢n ah¨ª cerca, est¨¢n entre nosotros¡±
Mopti, ciudad lindante con el norte de Mal¨ª, vive atenazada por el miedo a que se infiltren los islamistas radicales
¡°La presencia de esa gente tan cerca es como una condena. Sabemos que est¨¢n ah¨ª, que est¨¢n entre nosotros, pero no podemos hacer nada m¨¢s que rezar para que todo salga bien. ?Inshalah! [Si Dios quiere]¡±, dice Yahya Dicko, vendedor de objetos tur¨ªsticos que lleva casi un a?o cruzado de brazos bajo un gran ¨¢rbol a la entrada de Mopti. Cuando ve a un blanco acercarse, dibuja una sonrisa. ¡°?Espagnolo, italiano, fran?ais?¡±, pregunta. Hace tiempo que los turistas no vienen a subirse a las pinazas de la Venecia africana, ni a visitar la mezquita de Djenn¨¦ ni el Pa¨ªs Dogon. Todos tienen miedo. Y razones para tenerlo.
Los habitantes de Mopti sienten el aliento de la guerra en sus cogotes. Este es el ¨²ltimo punto hasta donde se puede llegar, la parada final de los autobuses que vienen de Bamako, la ciudad que puede inclinar la balanza. En el r¨ªo, unas piraguas lucen la bandera francesa. ¡°Nos han salvado, si tardan no digo una hora, sino media hora m¨¢s, Mopti habr¨ªa ca¨ªdo¡±, asegura Dicko. ¡°Los franceses¡±, a?ade, ¡°nos han salvado in extremis¡±.
A unos 15 kil¨®metros de Mopti est¨¢ Sevar¨¦, el barrio m¨¢s importante de Mopti, hoy casi una segunda ciudad que ha surgido a su sombra. All¨ª est¨¢n acantonados los soldados franceses y all¨ª se ubica el aeropuerto del que se escucha despegar, cada cierto tiempo, a los aviones y helic¨®pteros galos rumbo a las zonas de combate.
Mucha gente se ha ido. Otros, sin embargo, siguen en la ciudad. ¡°?Ad¨®nde ir? Si llega la guerra aguantaremos, como hemos hecho siempre, cada d¨ªa¡±, insiste Dicko mientras saborea una taza de t¨¦. La bulliciosa y hermosa Mopti, la de los carteles tur¨ªsticos y los d¨ªas de gloria, no se parece mucho a esta ciudad hoy l¨¢nguida, asustada, desconfiada. Los hoteles est¨¢n casi vac¨ªos, muchos restaurantes han tenido que cerrar. ¡°No hemos ido a la guerra, pero la guerra ha venido hacia nosotros. Y a los turistas y visitantes no les gusta la guerra¡±, se lamenta el joven comerciante. Los ¨²nicos occidentales que se ven son los soldados franceses. Y alg¨²n que otro periodista que ha logrado superar el bloqueo militar.
A tiro de piedra, a unos 70 kil¨®metros, el Ej¨¦rcito maliense lleva dos d¨ªas intentando recuperar Konna, que hace una semana hab¨ªa ca¨ªdo en manos de los yihadistas. Ayer, por fin, fuentes militares anunciaron que hab¨ªan matado a siete combatientes islamistas en las refriegas y que la ciudad estaba bajo su control. Lo dijeron por segunda vez, pues tambi¨¦n lo anunciaron el fin de semana pasado. Aseguraron tambi¨¦n los militares que ya estaban en ruta hacia la ciudad de Douentza, en la carretera hacia Gao. Sin embargo, los islamistas radicales dijeron, por su parte, que hab¨ªan ocupado Kalla, a pocos kil¨®metros.
"Si Francia tarda media hora m¨¢s, Mopti habr¨ªa ca¨ªdo", dice un vecino
Adem¨¢s de Konna, el otro frente que sigue abierto se sit¨²a en Diabali, a solo 400 kil¨®metros de Bamako. All¨ª, el Ej¨¦rcito franc¨¦s y la Armada maliense intentan recuperar esta localidad que fue ocupada el lunes por la rama magreb¨ª de Al Qaeda y el grupo yihadista Ansar Dine. Sin embargo, fuentes sobre el terreno aseguran que los salafistas est¨¢n fuertemente armados y que han ocupado las casas de los habitantes, por lo que la ofensiva francomaliense y los bombardeos se han ralentizado.
Por su parte, al sur de Mopti la situaci¨®n es de enorme inestabilidad. Este mi¨¦rcoles falleci¨® un soldado maliense por disparos de un yihadista que se hab¨ªa escondido en un ¨¢rbol y cuatro salafistas fueron detenidos cuando intentaban colarse en Sevar¨¦ en un taxi, haci¨¦ndose pasar por pasajeros. Son incidentes que dan cuerpo al miedo que flota en el ambiente en Mopti. Atemoriza la posibilidad de que los yihadistas logren burlar los controles y se infiltren en la ciudad. En otros lugares, como Konna y Diabali, este fue el inicio de los enfrentamientos: muyahidines quintacolumnistas que se colaban camuflados con la poblaci¨®n local y apoyaban la posterior ofensiva desde dentro.
Los 1.700 soldados franceses que est¨¢n ya desplegados en Mal¨ª ocupaban ayer cuatro puntos principales: Sevar¨¦, donde est¨¢ el grueso del Ej¨¦rcito maliense a la espera de las tropas africanas para iniciar la verdadera reconquista del norte; Niono, para contener un hipot¨¦tico avance yihadista hacia el sur; Markala, punto principal de paso hacia Bamako en la retaguardia de Sevar¨¦; y Bamako, donde unos 200 soldados galos refuerzan la seguridad en previsi¨®n de posibles atentados, sobre todo contra sus nacionales residentes en la capital.
Cientos de soldados de Togo y Chad comienzan a llegar a Bamako
Mientras la presencia francesa se va reforzando paulatinamente en Mal¨ª (el Gobierno galo ha anunciado que se desplegar¨¢n unos 2.500 efectivos en total), otros dos pa¨ªses han enviado ya soldados y est¨¢n en camino. Se trata de Chad, que aunque no pertenece a la Comunidad Econ¨®mica de Estados de ?frica Occidental (Cedeao), ha comprometido 2.000 soldados, y Togo, desde donde han llegado este jueves a Bamako 40 de los 500 militares de esta nacionalidad que se batir¨¢n sobre el terreno integrando la Misi¨®n Internacional de Apoyo a Mal¨ª. Los jefes de Estado Mayor de la Cedeao segu¨ªan ayer discutiendo en Bamako la modalidad y financiaci¨®n del despliegue de fuerzas africanas, que alcanzar¨¢ los 3.300 soldados, de los que los togoleses han sido los primeros en llegar.
El cometido de todas las tropas desplegadas y las que est¨¢n por llegar es restaurar la situaci¨®n que hab¨ªa en Mal¨ª antes de marzo del a?o pasado, cuando un golpe de Estado defenestr¨® al presidente en ejercicio, Amadu Tumani Tour¨¦.
En esas fechas, los islamistas e independentistas del norte aprovecharon para conquistar el norte del pa¨ªs y declarar la independencia de Azawad, como llama la comunidad tuareg al norte de Mal¨ª. Muchos expertos opinan que la guerra, hasta lograr reunificar de nuevo el pa¨ªs, ser¨¢ larga debido al profundo conocimiento del terreno que tienen los milicianos islamistas y al armamento en su poder, que ha mejorado por el descontrol generado en la regi¨®n por la guerra de Libia.
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