Hollande llama a la batalla
El presidente socialista franc¨¦s lidera un nuevo tipo de guerra panafricana Europa esconde la cabeza debajo del ala ante la intervenci¨®n de emergencia

Mal¨ª, uno de los 25 pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, nacido en 1960 como Federaci¨®n de Mal¨ª a ra¨ªz de la independencia de Sud¨¢n y Senegal, era hasta hace apenas 12 meses un modelo de democracia africana. Con 15,5 millones de habitantes y una extensi¨®n vast¨ªsima, m¨¢s del doble que Francia ¡ªcon el S¨¢hara al norte, la sabana saheliana en el centro y los cultivos en el sur sudan¨¦s regado por el N¨ªger¡ª, el pa¨ªs donde Miquel Barcel¨® pasaba varios meses cada a?o investigando con la arcilla y las termitas, y pintando sus acuarelas resonaba en los o¨ªdos occidentales como el ¨²ltimo ¡ªo en fin, el pen¨²ltimo¡ª para¨ªso perdido.
M¨²sicos dotados de duende, talento y conciencia como Toumani y Mamadou Diabat¨¦ ¡ªlos genios mandingas de la kora¡ª, Ali Farka Tuor¨¦ y Salif Keita creaban marca Mal¨ª en todo el mundo; el gran Kanout¨¦ goleaba y ganaba t¨ªtulos en Espa?a, los turistas flu¨ªan a millares hacia la milenaria Tombuct¨² para visitar los santuarios y las casas de adobe, y los musulmanes ¡ªel 90% de la poblaci¨®n¡ª acataban sin problemas el sistema constitucional laico moldeado en Par¨ªs para Alpha Konar¨¦ (ganador de las elecciones de 1992 y 1997) y prolongado luego por Amadou Tour¨¦, que fue investido presidente en unos comicios homologados por la comunidad internacional en 2002 y reelegido en 2007.
Todo cambi¨® en 2011, cuando acab¨® la guerra de Libia. Los milicianos independentistas tuaregs de Ansar Dine, que hab¨ªan permanecido marginados pero m¨¢s o menos tranquilos durante d¨¦cadas, lucharon como mercenarios para las tropas leales a Gaddafi, y regresaron a casa en sus veloces camionetas sin techo, armados hasta los dientes con trastos de todos los calibres y pesos posibles (metralletas, ca?ones, blindados, bater¨ªas antia¨¦reas¡), adquiridos a buen precio en el enloquecido bazar libio.
Tras aliarse con los yihadistas de Al Qaeda del Magreb Isl¨¢mico (AQMI), que controlan un c¨ªrculo inmenso de arena que va desde el Atl¨¢ntico hasta Chad y desde N¨ªger al sur de T¨²nez, y con el Movimiento para la Unidad y la Yihad en ?frica Occidental (MUYAO), los tuaregs lanzaron la rebeli¨®n en enero de 2012; en unas semanas conquistaron tres regiones del norte y declararon la shar¨ªa, la ley isl¨¢mica. Enseguida empezaron las lapidaciones, las amputaciones y la destrucci¨®n del patrimonio hist¨®rico. Cientos de miles de malienses huyeron al sur y a los pa¨ªses vecinos, agudizando as¨ª la hambruna de millones de personas en el Sahel.
Descontentos con la d¨¦bil respuesta del presidente, soldados del Ej¨¦rcito regular, que hab¨ªan sido entrenados por Estados Unidos, que invirti¨® 500 millones de euros en su formaci¨®n, se pasaron al enemigo con armas y bagajes, y depusieron a Tour¨¦. La mediaci¨®n de la CEDEAO, la Comunidad Econ¨®mica de Estados del ?frica Occidental, consigui¨® en abril colocar al civil Dioncounda Traor¨¦ como presidente de un Gobierno de unidad nacional provisional. Pero una turba atac¨® al nuevo l¨ªder, que tuvo que volar hasta Par¨ªs y necesit¨® dos meses para recuperarse del susto y las heridas antes de volver a Bamako.
La intervenci¨®n en Mal¨ª fue aprobada en la ONU pese a que la embajadora de EE UU la calific¨® de ¡°plan de mierda¡±
En septiembre, Traor¨¦ pidi¨® ayuda a la comunidad internacional alegando que los rebeldes segu¨ªan ganando posiciones. La ejemplar democracia maliense no controlaba su territorio. Hab¨ªa sucumbido al terror.
Mientras todo esto pasaba, en Francia hubo elecciones. Y gan¨® Fran?ois Hollande.
La doctrina de Fran?ois Hollande sobre ?frica es una especie de revoluci¨®n que trata de sanear las muy corruptas y podridas alcantarillas del neocolonialismo franc¨¦s. Consiste en afirmar que la Administraci¨®n ha dejado atr¨¢s para siempre los h¨¢bitos de la Fran?afrique, ese t¨¦rmino despectivo que describe la complicidad de Francia con los dictadores t¨ªtere para esquilmar a conciencia las materias primas de la zona y financiar luego bajo cuerda las necesidades, personales o partidarias, del sistema pol¨ªtico de Par¨ªs. El mensaje es que la larga fase hist¨®rica marcada por las maletas llenas de billetes llegando al El¨ªseo es cosa del pasado. Que ?frica es adulta y debe gestionar y decidir su futuro. Y que las intervenciones m¨¢s o menos caprichosas de las tropas francesas asentadas en las bases de Chad, Burkina Fasso, N¨ªger o Costa de Marfil, por citar solo algunas, son cosa del pasado.

Siguiendo ese dogma, y tras retirar nada m¨¢s llegar al poder a las tropas de Afganist¨¢n de forma anticipada, los asesores de Hollande en el El¨ªseo, Exteriores y Defensa elaboraron un plan para afrontar el espinoso dossier maliense. El proyecto fue ampliamente debatido, votado y rezagado en la ONU, aunque finalmente fue aprobado en diciembre pese a la oposici¨®n inicial de la embajadora estadounidense, Susan Rice, que lo calific¨® p¨²blicamente como ¡ªla cita es textual¡ª, ¡°un plan de merde¡±.
El ¡°plan de mierda¡± consist¨ªa en ayudar al Gobierno de Mal¨ª a frenar el avance de la rebeli¨®n ¡°terrorista¡± con tropas estrictamente africanas, reclutadas por la CEDEAO y puestas bajo el mando de un general nigeriano asesorado por un pu?ado de oficiales franceses. Estas tropas se unir¨ªan al desmoralizado y muy impopular Ej¨¦rcito regular maliense para reconquistar el norte, y en vez de ser instruidas por EE UU ¡ªvisto el ¨¦xito obtenido¡ª estar¨ªan formadas por 450 instructores europeos. La UE, la ONU, la Uni¨®n Africana, e incluso Rusia y China, consideraron que pod¨ªa servir, y el Consejo de Seguridad aprob¨® en diciembre la resoluci¨®n 2.085 autorizando el despliegue.
Pero todo se precipit¨® de nuevo el 10 de enero. Ese d¨ªa, los grupos islamistas y otros parientes tomaron Konna. Situada en el centro del pa¨ªs y a escasos kil¨®metros de un aeropuerto, se trata de un lugar demasiado peligroso y estrat¨¦gico como para haber sido elegido al azar. La ofensiva de los terroristas hacia Bamako hab¨ªa empezado.
Fran?ois Hollande trata de sanear las muy corruptas y podridas alcantarillas del neocolonialismo franc¨¦s
Tras debatir con su Estado Mayor y los jefes de los servicios de inteligencia interior y exterior, Hollande reuni¨® el d¨ªa 11 al Consejo de Defensa en el El¨ªseo y dio la orden de ataque a los aviones Mirage aparcados en la base de Chad, muy cerca de la capital, Djamena. En ese momento, seg¨²n ha escrito Christophe Barbier en L¡¯Express, Hollande decidi¨® ¡°ser comandante en jefe para convertirse, finalmente, en jefe de Estado¡±.
En unas horas, la metamorfosis del presidente al que muchos apodan Flanby por su blandura asombra a los franceses. No solo rectifica su flamante pol¨ªtica africana no intervencionista sobre la marcha para ¡°asegurar la existencia del Estado de Mal¨ª¡±. Tambi¨¦n, explica con determinaci¨®n ante las c¨¢maras, ha dado la orden de enviar un comando de la Direcci¨®n General de Seguridad Exterior (DGSE) a Somalia.
Francia tiene all¨ª a un esp¨ªa (seud¨®nimo Denis Allex) secuestrado por la milicia yihadista Al Shabab desde hace tres a?os y medio. El asalto de las fuerzas especiales, cinco helic¨®pteros y 50 militares, fracasa en el intento de liberar al reh¨¦n. Mueren dos soldados franceses, otros seis resultan heridos, y Allex es asesinado por sus captores. Seg¨²n Par¨ªs, el asalto acaba tambi¨¦n con la vida de 17 terroristas. El mismo d¨ªa, Francia sufre la primera baja en Mal¨ª, un piloto de helic¨®ptero del regimiento de Pau.
Pese al desastre inicial, Hollande env¨ªa un doble o triple mensaje de firmeza. Al ¡°islamogansterismo¡±, a los socios euroatl¨¢nticos que se permiten menospreciar a Francia en la ONU o la UE, y a sus asustados conciudadanos que temen haber elegido a un jefe de Estado incapaz de gestionar las crisis importantes. El recado dice: ¡°No nos chantajear¨¦is con los secuestros, no os dejaremos destruir las precarias democracias africanas, Francia sigue siendo mucha Francia¡±, y su Ej¨¦rcito, se?ala Barbier, ¡°est¨¢ preparado para adaptarse a los peligros contempor¨¢neos y las nuevas amenazas¡±.
Si hace diez a?os Jacques Chirac prefiri¨® eximir a sus paisanos de la guerra de Irak, Hollande, asesorado ahora por el nuevo equipo de comunicaci¨®n del El¨ªseo, fichado en diciembre para tratar de remontar la popularidad hundida en los primeros meses de su mandato ¡ªun 35%¡ª, comparece ante el pa¨ªs solemne, firme, determinado. Los partidos, sin excepci¨®n, aprueban sus decisiones, se forma un raro clima de unidad nacional ¡ªdurar¨¢ apenas una semana¡ª. Pero pronto queda claro que su nuevo traje no gusta en Europa. Alemania, Reino Unido y Espa?a prefieren mirar hacia otro lado ante la petici¨®n de colaboraci¨®n francesa y se convierten en el enemigo en casa.
Hollande desde?a las afirmaciones que se?alan que la intervenci¨®n busca proteger a las compa?¨ªas que extraen materias primas baratas
Dos medios conservadores, Financial Times y Frankfurter Allgemeine Zeitung, lideran la corriente de opini¨®n. Al intervenir en solitario en Mal¨ª, afirman: Hollande ha cambiado sus principios sobre la marcha, resucita viejas actitudes colonialistas y defiende intereses econ¨®micos m¨¢s o menos ocultos, adem¨¢s de lo obvio, intentar ganar popularidad con una intervenci¨®n armada.
Hollande replica a las cr¨ªticas. Afirma que Francia no tiene la menor intenci¨®n ¡°de quedarse¡± en su excolonia, y asegura que la operaci¨®n en Mal¨ª, que solo busca defender a los ciudadanos franceses, ser¨¢ ¡°una excepci¨®n¡± a la regla general. Ese nuevo Hollande, que parece menos sincero de lo habitual, desde?a incluso las afirmaciones que se?alan que la intervenci¨®n busca proteger a las compa?¨ªas que, como el gigante nuclear Areva, extraen materias primas baratas en la zona, entre otras el uranio de la vecina N¨ªger, tan ¨²til para las centrales francesas.
¡°No estamos en Mal¨ª para defender a nuestras empresas¡±, afirma el presidente, que se pliega a la versi¨®n oficial de los tres objetivos: ¡°Primero, frenar la agresi¨®n terrorista, que buscaba hacerse con el control de todo el pa¨ªs, incluida Bamako. Despu¨¦s proteger la capital, donde viven varios miles de ciudadanos franceses. Y finalmente, permitir a Mal¨ª recuperar la integridad territorial¡±.
El especialista en ?frica occidental Ren¨¦ Otayek, profesor de Science Po en Burdeos, cree que ¡°no es absurdo decir que Francia ha actuado para defender a los miles de franceses que viven en Bamako, aunque no es menos cierto a?adir que gran parte de esos ciudadanos trabaja para empresas francesas asentadas en la zona y que es l¨®gico que Francia las defienda. Las minas de Areva en N¨ªger suponen el mayor suministro de uranio para Francia, pero tambi¨¦n hay explotaciones petroleras y muchas otras compa?¨ªas que operan en Mauritania, Mal¨ª, Burkina Faso¡ El Sahel es un lugar estrat¨¦gico para Francia, y es incontestable que intente impedir que los terroristas amenacen las minas de uranio y sus otros intereses¡±.
Aunque sea incontestable, esta realidad pol¨ªtica, comercial y econ¨®mica parece estar en la ra¨ªz de la escasa implicaci¨®n de los socios naturales en la primera aventura b¨¦lica de Hollande. El eurodiputado ecologista franco-alem¨¢n Daniel Cohn-Bendit resumi¨® con toda crudeza el malestar por la deserci¨®n europea al decirle a Catherine Ashton: ¡°Madame Ashton, usted ha dicho que nos concierne a todos. Todos nos dicen lo mismo. Pero no hay m¨¢s que soldados franceses all¨ª. Y lo que se nos est¨¢ diciendo es: "Nosotros os mandamos unas enfermeras, y a vosotros que os maten¡±.
Le Monde revel¨® que en la reuni¨®n de ministros de Exteriores celebrada el jueves en Bruselas, el franc¨¦s Laurent Fabius se sinti¨® tambi¨¦n molesto porque sus hom¨®logos espa?ol y alem¨¢n le preguntaron ¡°qu¨¦ busca exactamente Francia en Mal¨ª¡±. En cuanto a la Administraci¨®n de Barack Obama, su lenguaraz embajadora Susan Rice ha dejado claro que Par¨ªs es el ¨²nico responsable directo de la intervenci¨®n al afirmar que la petici¨®n de ayuda enviada a Naciones Unidas por el presidente maliense se pod¨ªa resumir con la expresi¨®n ¡°?socorro, Francia!¡±.
As¨ª, a pesar de la oleada de apoyo moral que Francia ha recibido estos d¨ªas, Hollande deber¨¢ conformarse, de momento, con formar una coalici¨®n eminentemente franc¨®fona y africana. Hoy por hoy, solo B¨¦lgica entre los 27 pa¨ªses de la UE se ha comprometido a enviar tropas ¡ªunos 70 soldados que colaborar¨¢n en tareas de transporte y mantenimiento¡ª a la zona. Los compa?eros de viaje de Francia estar¨¢n en la fuerza multinacional de pa¨ªses africanos occidentales, la Misi¨®n Internacional de Apoyo a Mal¨ª (MISMA, en franc¨¦s). Ese contingente de 5.500 soldados, de los que 2.200 deber¨ªan estar sobre el terreno el d¨ªa 26, y los 2.000 soldados que enviar¨¢ Chad ser¨¢n por ahora el ¨²nico consuelo a la soledad de los 4.000 militares franceses que luchar¨¢n contra un enemigo formado, seg¨²n los c¨¢lculos del ministro franc¨¦s de Defensa, Jean-Yves Le Drian, por unos 3.000 yihadistas y tuaregs.
Solo un miembro secundario del Gobierno se ha atrevido a deplorar en p¨²blico ¡°la m¨ªnima movilizaci¨®n de Europa"
La MISMA estar¨¢ liderar¨¢ por la angl¨®fona y no siempre eficaz Nigeria (la excepci¨®n a la regla franc¨®fona aportar¨¢ 900 soldados y el general al mando), y en ella militan tambi¨¦n Togo (540 soldados), N¨ªger (500), Senegal (450), Burkina Faso y Ben¨ªn (300 cada uno), Ghana (180) y Guinea, que enviar¨¢ 145 militares.
Solo un miembro secundario del Gobierno, el ministro de Relaciones con el Parlamento, Alain Vidalies, se ha atrevido a deplorar en p¨²blico ¡°la m¨ªnima movilizaci¨®n de Europa¡±. Vidalies cit¨® ¡°algunas ausencias lamentables¡±, sin dar nombres, y enfatiz¨® que ¡°Francia no ha decidido actuar en solitario sino que han sido los acontecimientos los que han dictado la respuesta¡±. Pero el sabio profesor Gilles Kepel ha escrito esta semana en Le Monde que ¡°la soledad de Francia no es sostenible salvo que se vac¨ªe de sentido a la UE¡±.
Y el problema es que la actitud de sus principales socios, Alemania y Reino Unido, parece revelar que Europa todav¨ªa no es consciente de que este episodio de la guerra de las democracias contra el terrorismo es el m¨¢s europeo de los que se han librado hasta ahora. Con Canarias a 1.800 kil¨®metros del teatro de operaciones y Argelia a tiro de piedra de Espa?a, las deserciones europeas del frente han causado estupor y escozor en Francia. Algunos diputados socialistas han criticado con dureza la negativa de Berl¨ªn a enviar tropas. ¡°La crisis de Europa parec¨ªa financiera, pero es pol¨ªtica¡±, afirm¨® Malek Boutih, que acus¨® a los alemanes de ¡°debilitar la solidaridad europea¡±.
El profesor Otayek cree que no es momento de dramatizar sino de sumar. ¡°Es verdad y mentira a la vez que Francia est¨¦ sola en el Sahel. Alemania solo env¨ªa tropas al exterior de forma excepcional, aunque es verdad que si lo hiciera ahora ser¨ªa un apoyo pol¨ªtico muy simb¨®lico. Espa?a y Gran Breta?a tambi¨¦n han dado apoyo moral y log¨ªstico, como Estados Unidos... De momento, la guerra de Mal¨ª es quiz¨¢ la intervenci¨®n francesa m¨¢s consensuada de la historia, incluso en la opini¨®n p¨²blica nacional. Pero eso puede cambiar si la operaci¨®n terrestre causa muchas bajas, si el conflicto se alarga y se afganistaniza¡±, advierte.
Lo que todo el mundo parece tener claro es que la guerra de Mal¨ª ser¨¢ larga. El profesor Ren¨¦ Otayek recuerda que ¡°terminar la operaci¨®n en el Sahel requerir¨¢ varios a?os y enormes medios humanos, log¨ªsticos y materiales, que exceden con mucho la capacidad de un solo pa¨ªs¡±.
El impresionante ataque terrorista a la planta de BP en el sur de Argelia, que ha conmocionado al mundo esta semana, ha resonado como un aviso palmario de que el Sahel y sus ramificaciones son demasiado grandes y peligrosas como para que Francia pueda ocuparse sola de todo. Otayek piensa que ¡°el secuestro habr¨¢ convencido a algunos, al menos a Reino Unido, Noruega y Holanda, de que van a tener que ayudar mucho m¨¢s a Francia de lo que quer¨ªan¡±.
¡°El contexto de esta guerra es totalmente distinto del pasado¡±, dice el profesor de Science Po. ¡°Francia tiene por primera vez el apoyo de toda la regi¨®n, y tambi¨¦n es la primera vez que se forma una coalici¨®n panafricana para luchar sobre el terreno, aunque la UE y la Uni¨®n Africana trabajaban en esta idea desde hace tiempo. Pero creo que Europa y Estados Unidos entender¨¢n que Occidente se juega en el Sahel mucho m¨¢s que una guerra y que la inestabilidad de esa zona no se puede conjurar solo con las armas. Para quitar el espacio a los traficantes de toda ¨ªndole hace falta pol¨ªtica, energ¨ªa, dinero. Y tambi¨¦n mano izquierda para integrar a las minor¨ªas tuaregs. Si no, nunca habr¨¢ paz¡±.
El imperio colonizado
Mal¨ª se convirti¨® en territorio colonial franc¨¦s en 1898. El que fuera coraz¨®n de varios imperios, con Tombuct¨², como resplandeciente centro intelectual, art¨ªstico y religioso hasta el siglo XVI, fue considerado por sus dominadores como un territorio muy inferior econ¨®mica y pol¨ªticamente a otros bajo su influencia, como Senegal y Costa de Marfil. En 1960 el pa¨ªs se independiz¨® y llegaron d¨¦cadas convulsas. Un cruento golpe militar dirigido por Moussa Traor¨¦ dio al traste en 1968 con el Gobierno socialista radical del l¨ªder marxista Modibo Keita. Una dictadura militar rigi¨® el destino del pa¨ªs por 23 a?os, que estuvieron plagados de revueltas sociales, sequ¨ªas y tres intentos de acabar con el r¨¦gimen. A principios de los noventa, los tuaregs del norte iniciaron una rebeli¨®n en reclamo de su cultura y de su tierra. En 1991 el clamor por la democracia tom¨® las ciudades del pa¨ªs. La respuesta fue otro golpe de Estado y un Gobierno militar que facilit¨® la celebraci¨®n de elecciones en 1992. La lacra de una d¨¦bil econom¨ªa y la rebeld¨ªa tuareg fueron los caballos de batalla de los sucesivos Gobiernos democr¨¢ticos. En 2007, el conflicto de los hombre azules se exacerb¨® y gan¨® fuerza en 2011, con el flujo de armas y de combatientes que lucharon en la Guerra Civil libia. Mientras tanto, Al Qaeda en el Magreb Isl¨¢mico (AQIM) se hac¨ªa cada vez m¨¢s fuerte en Mal¨ª y en pa¨ªses del entorno.
Mal¨ª ocupa el puesto 175? en el ?ndice de Desarrollo Humano.
La esperanza de vida es de 51,4 a?os.
El 90% de los 15,5 millones de habitantes es musulm¨¢n.
El 65% de su territorio es des¨¦rtico o semides¨¦tico.
En PIB per capita ocupa el puesto 160? de 181 pa¨ªses.
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