El chantaje del her¨¦tico
Si Reino Unido se aleja, nos empujar¨¢ a los dem¨¢s a los fornidos brazos de Alemania
David Cameron se ha presentado como un her¨¦tico y como un chantajista, pero con claridad. Si ha exigido esta claridad a los nacionalistas escoceses para su refer¨¦ndum de independencia en 2014, ¨¦l se ha comprometido a una pregunta tambi¨¦n clara ¡ª¡°dentro o fuera¡±¡ª sobre la UE en 2017. Aunque con ello ha a?adido incertidumbre al proyecto europeo.
La herej¨ªa ¡ª¨¦l ha utilizado el t¨¦rmino, con orgullo¡ª ha sido la de rechazar el objetivo, plasmado en el art¨ªculo 1 del Tratado de la UE, de avanzar hacia ¡°una uni¨®n cada vez m¨¢s estrecha entre los pueblos de Europa¡±. No solo se opone a la idea de m¨¢s Europa, sino que aspira a ir a menos. Lejos queda incluso de Margaret Thatcher, que en su famoso discurso de Brujas en 1988 afirm¨® querer ver ¡°una Europa m¨¢s unida y con un mayor sentido de prop¨®sito com¨²n¡±. Aunque la eurozona, en la que no est¨¢ Cameron, va paso a paso a bastante m¨¢s y Merkel y Hollande han anunciado que har¨¢n propuestas al respecto en las pr¨®ximas semanas. Sin embargo, puede que el brit¨¢nico tenga raz¨®n al considerar que esta construcci¨®n no tiene por qu¨¦ ser siempre acumulativa ¡ªm¨¢s poder a la UE¡ª, pues puede tener sentido que a la vez que se le dan m¨¢s poderes a la Uni¨®n, se le retiren otros que ya no necesite. El debate, en todo caso, promete.
Los inevitables cambios en los tratados, que los Veintisiete no pueden pretender obviar mucho m¨¢s all¨¢ de las elecciones europeas de 2014, conllevar¨¢n refrendos en cada vez m¨¢s pa¨ªses. Ni el resultado de la negociaci¨®n de estas reformas ni la aprobaci¨®n por los ciudadanos est¨¢n asegurados, un factor m¨¢s de incertidumbre. Pero el chantaje de Cameron es claro: si no se le da lo que pide, los otros europeos ser¨¢n responsables de que Reino Unido se salga, debilitando a la Uni¨®n.
El error de Cameron es pensar que la UE va a negociar una devoluci¨®n a los Estados de algunas pol¨ªticas solo para contentarle a ¨¦l y alg¨²n otro revisionista a la baja, como el actual primer ministro holand¨¦s, Mark Rutte. Esta ser¨¢ una negociaci¨®n entre todos, no solo con Londres, ni desde luego para una nueva ristra de op-outs brit¨¢nicos. Cameron se ha metido en una estrategia de negociaci¨®n utilizando al pueblo brit¨¢nico. Lo que no deja de ser democr¨¢tico (y Cameron tiene raz¨®n al apuntar a los graves problemas de democracia que tiene la construcci¨®n europea). Pero si el resultado de la negociaci¨®n no es satisfactorio, los brit¨¢nicos podr¨ªan votar por salirse. Y si lo hicieran, Reino Unido perder¨ªa peso en el mundo a los ojos de todos y especialmente de Washington; los escoceses querr¨ªan separarse para permanecer (o reingresar) en la UE; y la City ver¨ªa socavada su esencial posici¨®n financiera. La UE tambi¨¦n perder¨ªa y podr¨ªa olvidarse de una pol¨ªtica europea de defensa digna de ese nombre (Francia es la ¨²nica verdadera potencia militar de esta Europa).
Cameron sigue rechazando el euro, pero los brit¨¢nicos han sufrido la crisis tanto o m¨¢s que los pa¨ªses de la uni¨®n monetaria. Adem¨¢s, el premier conservador, secuestrado por los euroesc¨¦pticos de su partido, ha cometido estos a?os otros grandes errores en su enfoque europeo. Por primera vez desde el ingreso brit¨¢nico en la UE, durante su mandato ha dejado que se reunieran los dirigentes de los pa¨ªses de la eurozona qued¨¢ndose Reino Unido fuera. Y se margin¨® del nuevo tratado conocido como Pacto Fiscal que, adem¨¢s, sent¨® el precedente de una entrada en vigor con una mayor¨ªa de ratificaciones. La construcci¨®n europea est¨¢ dejando atr¨¢s las unanimidades y los vetos, y ¨¦l no lo ha visto.
Pero, cuidado, pues si Reino Unido se aleja, nos empujar¨¢ a¨²n m¨¢s a los fornidos brazos de Alemania. Un apret¨®n que puede llegar a asfixiar.
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