Lo normal y lo anormal en Mal¨ª
Ser¨ªa un error creer que con la toma de Tombuct¨² ya se ha resuelto el problema que presenta un pa¨ªs tan extremadamente fr¨¢gil
En la vor¨¢gine del escenario b¨¦lico que presenta hoy Mal¨ª, hay cosas a las que se est¨¢ dando mucha difusi¨®n, como si fuesen inesperadas o extraordinarias, mientras se tiende a olvidar otras que cuestionan de ra¨ªz el esfuerzo militar actual.
Si hay algo que no deber¨ªa sorprender en ning¨²n caso es que las unidades de operaciones especiales francesas ¡ªaprovechando su incontestable superioridad a¨¦rea¡ª est¨¦n recuperando todas las posiciones perdidas en su d¨ªa por las inoperantes fuerzas malienses. Hoy est¨¢n ya en Tombuct¨², despu¨¦s de haber liberado Konna y Diabaly, en el centro del pa¨ªs, pero tambi¨¦n Gao y casi Kidal, feudos m¨¢s s¨®lidos de la ocasional coalici¨®n formada por Al Qaeda del Magreb Isl¨¢mico (AQMI), Ansar Dine y el Movimiento para la Unicidad de la Yihad en ?frica Occidental (MUYAO).
No es normal que Francia sea el ¨²nico pa¨ªs de la UE que se ha enfrentado a una amenaza ya identificada al menos desde 2008
Tampoco deber¨ªa ser visto como anormal que esa liberaci¨®n del terreno se haga a un alto ritmo, por la sencilla raz¨®n de que ¡ªcomo era previsible en un enfrentamiento tan asim¨¦trico ¡ª los rebeldes se han apresurado a retirarse y difuminarse en el extenso territorio saheliano, sin ofrecer batalla frontal pr¨¢cticamente en ning¨²n caso. Conscientes de su debilidad, y con la experiencia acumulada en tantas situaciones parecidas, su estrategia pasa por ceder temporalmente el control a sus oponentes, contando (acertada o equivocadamente) con que el tiempo corre a su favor.
Todo eso es lo normal, lo previsible. Pero ser¨ªa un garrafal error creer que con la toma de Tombuct¨² ya se ha resuelto el problema que presenta un pa¨ªs tan extremadamente fr¨¢gil, con la herida abierta por el golpe de Estado producido en marzo de 2012 y con un alt¨ªsimo nivel de desigualdad que castiga especialmente a los grupos tuareg, que ya en cuatro ocasiones desde 1960 se han levantado contra el poder central de Bamako, escasamente sensible a sus demandas.
Lo dif¨ªcil no es tomar una ciudad a los yihadistas, sino mantenerla y crear las condiciones que hagan imposible su retorno
Lo que no es normal, por el contrario, es que Francia sea el ¨²nico pa¨ªs de la Uni¨®n Europea que se ha implicado seriamente en hacer frente a una amenaza que ya hab¨ªa sido identificada como tal al menos desde 2008. Y mucho menos lo es que Espa?a diga, por boca de su ministro de defensa, que lo que ocurre all¨ª afecta muy directamente a nuestra seguridad y que a continuaci¨®n todo lo que aportemos sea un avi¨®n de transporte (m¨¢s la promesa de hasta una cincuentena de instructores para una posterior fase de apoyo a las maltrechas fuerzas malienses). O lo que all¨ª sucede no es realmente una amenaza- y entonces se est¨¢ confundiendo a la opini¨®n p¨²blica-, o si lo es- como de hecho no hay m¨¢s remedio que admitir- estamos obligados a asumir un mayor peso en la tan necesaria como tard¨ªa e insuficiente acci¨®n militar hoy liderada pr¨¢cticamente en solitario por Par¨ªs.
Tambi¨¦n es anormal que no se haya reaccionado antes cuando todas las se?ales de alarma estaban ya sonando. Y me refiero no solamente a la amenaza yihadista de AQMI, sino a la explosividad de una situaci¨®n end¨¦mica de fracturas internas no resueltas, de corrupci¨®n estatal aceptada acr¨ªticamente y de hambrunas igualmente desatendidas, configurando un entorno bel¨ªgero que solo espera cada cierto tiempo la chispa que lo haga arder. Asimismo, es irracionalmente anormal que tampoco se hayan implementado (como sucede con la Estrategia de la UE para el Sahel, aprobada el pasado a?o tras otros tres anteriores de discusi¨®n) respuestas multilaterales y multidimensionales para atender a estos problemas con apuestas de largo plazo, dirigidas a satisfacer las necesidades b¨¢sicas de la poblaci¨®n y al reforzamiento de un Estado de derecho. Es as¨ª, con vocaci¨®n preventiva, como se puede cortar la hierba bajo los pies de los radicales y extremistas, evitando que puedan encontrar f¨¢cil apoyo a sus propuestas violentas.
Pero nada de eso se ha hecho hasta que la propia existencia de Mal¨ª ha peligrado. Y ahora solo se responde militarmente (parcheando una situaci¨®n que no se resolver¨¢ por v¨ªa de las armas), autosugestion¨¢ndonos con la idea de que los yihadistas no volver¨¢n y, si lo hacen, con que va a ser suficiente para derrotarlos con la fuerza de una imprecisa coalici¨®n militar de la CEDEAO y de los soldados malienses. Lo dif¨ªcil no es tomar una ciudad a los yihadistas, sino mantenerla y crear las condiciones (sociales, pol¨ªticas y econ¨®micas) que hagan imposible su retorno. Y para esa tarea faltan capacidades y, sobre todo, voluntad pol¨ªtica de una comunidad internacional que no desea en modo alguno implicarse.
Aunque bien pensado, ?no es, por desgracia, todo eso tambi¨¦n normal, demasiado normal?
Jes¨²s A. N¨²?ez Villaverde¨C Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria (IECAH). S¨ªgueme en el blog Extramundi en elpais.com
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