El abismo griego
El pa¨ªs heleno empieza a cumplir los objetivos de la troika tras seis a?os de recesi¨®n a costa de extender la miseria entre la poblaci¨®n. Este es el retrato humano de un pa¨ªs al l¨ªmite
Grecia, sexto a?o de la Gran Depresi¨®n. A menudo en este pa¨ªs, que se mira arrodillado al espejo, recorrer la distancia entre una vida normal y la indigencia es cuesti¨®n de meses. Es el caso de Yorgos Barkurris. Tiene 61 a?os, es inform¨¢tico y music¨®logo. Habla perfectamente ingl¨¦s y bastante bien espa?ol, que aprendi¨® en Bolivia donde durante un a?o estudi¨® la m¨²sica tradicional del pa¨ªs. Hasta 2006 trabaj¨® en el Ministerio de Exteriores. Luego, a?o y medio en una empresa. ¡°Me despidieron al comienzo de la crisis¡±. Durante un tiempo tir¨® de ahorros. Cuando el dinero se acab¨® se fue a vivir a casa de amigos. Estuvo dos a?os. ¡°Lleg¨® un punto en que no quer¨ªa ser un estorbo y decid¨ª irme a la calle. El primer d¨ªa est¨¢s bien. Das vueltas y tienes comida, pero no puedes dormir; el segundo d¨ªa empiezas a pensar en el futuro y en qu¨¦ pasar¨¢. Duermes unas horas, pero con un ojo abierto y el otro cerrado; el tercer d¨ªa me entr¨® una angustia tal que empec¨¦ a buscar un sitio adonde ir¡±.
As¨ª lleg¨® al hostal de Klimaka en Atenas, una ONG que tiene un programa de asistencia para personas sin hogar. ¡°Llevo aqu¨ª un a?o y un mes¡±, recuenta. A su lado est¨¢ Leo. ¡°Catorce meses aqu¨ª¡±. ¡°Catorce¡±, repite. El tiempo se cuenta con precisi¨®n cuando est¨¢s alojado en un sitio en el que nunca te hubieras imaginado que podr¨ªas haber llegado. A Leo solo le faltan dos meses para cobrar la pensi¨®n. A los 65 cumplidos se jubilar¨¢. Es pintor. Pinta iconos religiosos. La crisis comenz¨® en 2009. Lentamente empez¨® a perder dinero. ¡°Hasta que me qued¨¦ sin nada. En agosto de 2011 me fui a la calle. Estuve ah¨ª seis semanas¡±, dice Leo. Ha cotizado mucho en su vida laboral. ¡°Seg¨²n mis cuentas deber¨ªa cobrar una pensi¨®n de 1.800 euros. Ahora, tras los recortes, me dar¨¢n unos 820¡±, calcula.
A las puertas de la instituci¨®n la cola de personas para pedir ayuda se ha multiplicado por cuatro en el a?o que Leo y Yorgos llevan refugiados all¨ª.
El primer d¨ªa en la calle est¨¢s bien. Das vueltas, tienes comida, pero no puedes dormir
Yorgos Barkurris
Los calendarios, que cierran balances y enmarcan nuevos prop¨®sitos, solo sirven en Grecia, en estas primeras semanas de 2013, para dar continuidad a la desolaci¨®n que inunda el pa¨ªs. En Atenas las protestas son diarias. Cada sector, cada colectivo emprende su singular batalla contra los recortes. Y el pulso con el Gobierno sube de tono, como pas¨® con los trabajadores del metro que, tras una huelga de nueve d¨ªas, fueron obligados a volver al trabajo por una medida de excepci¨®n. Al hartazgo por las subidas de impuestos con las que se ha abierto el nuevo a?o, se suma el miedo a no saber cu¨¢ndo se volver¨¢ a ver un atisbo de normalidad.
El Gobierno, mientras tanto, luce optimismo. Despu¨¦s de meses de ag¨®nico tira y afloja con la troika de los acreedores internacionales, el ministro de Finanzas, el tecn¨®crata Yannis Stournaras, repite en las entrevistas que est¨¢ convencido de que 2013 ser¨¢ el ¨²ltimo a?o de recesi¨®n. Que lo peor ha pasado. Que el r¨¦gimen de estricta austeridad al que el pa¨ªs ha sido sometido tras un doble rescate financiero, surte efectos. El objetivo de reducci¨®n de d¨¦ficit para 2012 se ha cumplido. A partir de ah¨ª, viene a decir, se puede mejorar. M¨¢rgenes para la mejora desde luego no faltan. En un lustro de recesi¨®n econ¨®mica el PIB del pa¨ªs se ha contra¨ªdo en un 20%. El paro roza el 27%.
Pero entre el optimismo del Ejecutivo y la vida de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n sigue habiendo un abismo.
Alexandra Djalilvandi, que tiene 38 a?os y est¨¢ separada, no puede imaginar un a?o m¨¢s como los dos anteriores. Ni para ella ni para su ni?a. No recibe subsidio por desempleo y debe salir adelante con el dinero que de vez en cuando le manda su hermano desde Estados Unidos y los 88 euros que el Estado le da cada dos meses por su hija de ocho a?os. ¡°88,04 euros¡±, precisa. No se puede permitir siquiera el redondeo en sus cuentas.
En verano, Alexandra Djalilvandi repart¨ªa comida a los inmigrantes. Ahora ella solo recibe 88 euros cada dos meses
Para combatir el fr¨ªo del invierno utiliza dos calefactores, hasta que les corten la luz. Lleva desde noviembre sin pagar y debe 450 euros. ¡°Ya hace unos meses la cortaron. La ni?a ten¨ªa que estudiar a la luz de la vela¡±, cuenta. ¡°No fui la ¨²nica. Hay m¨¢s casas que est¨¢n sin electricidad¡±. El pasado verano, hace tan solo seis meses, Alexandra ayudaba a un grupo de solidaridad a distribuir comida a inmigrantes. Ahora es ella la que no sabe c¨®mo dar de comer a su ni?a. ¡°No soy racista, pero si hablas con la gente todos te dir¨¢n lo mismo. Hay paquistan¨ªes, b¨²lgaros, rumanos. Y yo no encuentro trabajo ni como limpiadora porque antes de escogerme a m¨ª prefieren a una mujer bengal¨ª. Le pagan menos y sin seguro¡±, protesta.
El seguro al que se refiere son los pagos a la seguridad social que permiten recibir asistencia sanitaria. En 2011 se introdujo un sistema de copago para las consultas y los medicamentos, tambi¨¦n en los casos de enfermedades cr¨®nicas, para poder cuadrar los presupuestos. Los asalariados que pierden su trabajo se quedan sin cobertura tras un a?o de paro y los aut¨®nomos, en cuanto dejan de pagar. Alexandra, que antes de la crisis elaboraba informaciones para bases de datos, no la tiene desde hace dos a?os. Su hija tampoco. Como la mayor¨ªa de los 1,34 millones de parados en este pa¨ªs que no llega a los 11 millones de habitantes. Sin seguro, hay que pagar por las consultas y por ir al hospital. Por eso, cada vez que Alexandra tiene que llevar a su hija al m¨¦dico recorre 50 minutos en metro y autobuses hasta llegar a Elliniko, un suburbio al sur de Atenas.
All¨ª desde hace un a?o, en las antiguas instalaciones de una base militar estadounidense, est¨¢ la cl¨ªnica social Elliniko. Mientras los hospitales p¨²blicos del pa¨ªs sufren escasez de materiales y falta de personal, con los m¨¦dicos obligados a hacer turnos dobles y triples y enfermeras que se traen los guantes desde casa, este peque?o centro de salud, donde todo el personal es voluntario, es una isla de eficiencia. Aqu¨ª llegan los excluidos de la sanidad p¨²blica.
En la cl¨ªnica social Elliniko trabaja personal voluntario para atender a los miles de griegos que se han quedado sin seguro
¡°Quer¨ªa hacer algo. Me reun¨ª con otros colegas y fuimos a ver al alcalde y a preguntar por la instalaci¨®n. Y nos la dio. Pagan los gastos de luz y limpieza. Por lo dem¨¢s no aceptamos dinero, solo donaciones¡±, cuenta el doctor Yorgos Vixas. Por la ma?ana es cardi¨®logo de la red del sistema nacional de salud. Por la tarde tiene consultas aqu¨ª. Hay pediatras, psic¨®logos, dentistas, ginec¨®logos¡ Para las pruebas diagn¨®sticas se apoyan en centros que han decidido hacerlas gratuitamente a pesar de las restricciones. Para los medicamentos tienen una farmacia interna, que tambi¨¦n funciona con donaciones.
¡°Hay gente que muere por no tener seguro. Hace media hora, aqu¨ª estaba una paciente con c¨¢ncer. Lo descubri¨® hace tres meses, en la lengua y en la garganta. La hemos mandado al hospital Sotiria [donde hay algunos m¨¦dicos que aceptan pacientes sin seguro] para que pueda tratarse. Pero mientras tanto han pasado tres meses¡±, relata el m¨¦dico. El 70% de los que acuden al centro son ciudadanos griegos. ¡°Desde el punto de vista social, es gente que hasta hace seis o siete meses ten¨ªa dinero y trabajaba. Cuando llegan aqu¨ª no traen consigo solo su enfermedad sino tambi¨¦n una situaci¨®n psicol¨®gica dram¨¢tica¡±, dice Vixas.
En su consulta tiene casos l¨ªmite como el de Yorgos Papateodorou. Hace dos a?os era c¨¢mara y director de documentales. Entre el retraso de los pagos de los trabajos hechos y los 10.000 euros que ha pagado para curarse tras una intervenci¨®n de coraz¨®n, ya no tiene para pagarse los medicamentos. Tiene que tomar ocho pastillas diferentes al d¨ªa. Son f¨¢rmacos vitales. Si no se lo dieran aqu¨ª, no sabr¨ªa qu¨¦ hacer. El doctor Vixas reconoce que con iniciativas como la cl¨ªnica social de Elliniko existe el riesgo de crear una sanidad paralela. ¡°Pero ?qu¨¦ hacemos? ?Dejamos que la gente se muera? Por esto decimos a los que vienen que este es un lugar de curaci¨®n, pero tambi¨¦n de resistencia para que la gente tome conciencia y reclame sus derechos¡±.
La contaminaci¨®n se ha disparado en Sal¨®nica ante la gran cantidad de le?a que se quema. El gas¨®leo subi¨® un 40%
Andreas es cardi¨®logo en el hospital de Tebas. Los recortes se han llevado 900 de los 2.700 euros que cobraba antes de la crisis. Mientras viaja en el tren que le lleva a Sal¨®nica para un congreso, cuenta c¨®mo la depresi¨®n tambi¨¦n ha llegado a los fakelaki, el sistema de sobres de dinero en negro que lubrifica las listas de espera en los hospitales o el tr¨¢mite de documentos en la Administraci¨®n. ¡°Hay gente que se ha hecho rica con este sistema. M¨¦dicos que te ped¨ªan que les mandaras al paciente y que luego remit¨ªan a una cl¨ªnica privada que les pagaba. Pero ahora los sobres se han reducido. No hay dinero ni para los fakelaki¡±, dice el especialista, que asegura que ¨¦l no acept¨® sobres.
El doctor pregunta por c¨®mo est¨¢n las cosas en Espa?a. ¡°Si est¨¢n tan mal como se dice¡±. Es una pregunta recurrente en Grecia. Y el comentario siguiente es, a menudo, el mismo. ¡°Nosotros hemos tomado la delantera¡±, pero solo ¡°estamos un par de a?os por delante¡±.
La situaci¨®n es m¨¢s grave en las ciudades. En Atenas, sobre todo, donde vive m¨¢s de un tercio de la poblaci¨®n de todo el pa¨ªs. Pero tambi¨¦n en Sal¨®nica, la segunda ciudad griega, que tampoco ha escapado de los efectos destructivos de cinco a?os de recesi¨®n. La vista panor¨¢mica desde la parte norte hacia el mar se ha convertido en una de las fotograf¨ªas m¨¢s amargas de este invierno griego. La capa gris que se ve en el cielo en los d¨ªas m¨¢s fr¨ªos es otro efecto colateral de la llamada austeridad. Tras la subida de m¨¢s del 40% del precio del gas¨®leo y el recibo de la luz, que a partir de 2013 es un 10% m¨¢s caro, las estufas y las chimeneas, hasta ahora un objeto decorativo en los salones de la clase media, han vuelto a echar humo. Mientras los distribuidores de combustible hablan de una bajada del 80% de las ventas, se ha disparado el consumo de le?a. Quien no puede comprarla quema lo que puede, incluso muebles. A principios de enero, frente a las peticiones de ampliar el n¨²mero de beneficiarios de los subsidios para la compra de gas¨®leo, el ministro Stournaras afirm¨® que no era posible y pidi¨® a los griegos paciencia un a?o m¨¢s. ¡°Si la malla empieza a estirarse perdemos la credibilidad que hemos empezado a reconstruir. Hemos fijado objetivos y tenemos que cumplirlos¡±, dijo.
La ca¨ªda de la econom¨ªa ser¨¢ menor, pero el paro puede llegar al 30%
Manos Matsaganis, profesor
En la parte alta de Sal¨®nica, la zona vieja de la ciudad, el olor a quemado empapa la calle. El Centro Nacional para la Prevenci¨®n y el Control de las Enfermedades ha alertado sobre los riesgos del aumento de la contaminaci¨®n causada por estos nuevos h¨¢bitos. La concentraci¨®n de micropart¨ªculas en diciembre doblaba el nivel considerado aceptable, seg¨²n un estudio de un grupo de investigaci¨®n de la Facultad de Ingenier¨ªa Qu¨ªmica de la Universidad de Sal¨®nica.
En este ateneo, el m¨¢s grande de todo el pa¨ªs, cuyo presupuesto ha sido reducido a la mitad, trabaja el profesor de Biolog¨ªa Eleftherios Eleftheriou. Hace dos meses junto a otros cinco colegas de otros departamentos fue encargado de investigar los efectos de la huelga de los servicios de limpieza que dur¨® 70 d¨ªas y llen¨® de basura los pasillos y las aulas de la universidad, llev¨¢ndola al borde de la emergencia sanitaria. Los trabajadores del servicio de limpieza llevaban meses sin recibir el sueldo en una cadena de retrasos de pagos desde el Estado a la Universidad y desde esta a la empresa de limpieza. El profesor ense?a las fotos que tiene guardadas en su despacho. Se disculpa por la imagen desagradable. ¡°Pero no perdimos ni un d¨ªa de clase. A pesar de todo intentamos que la universidad siguiera funcionando¡±, dice. Ahora, mientras esperan el dinero del presupuesto para 2013 para negociar el nuevo contrato, la situaci¨®n es de casi normalidad, aunque el servicio no funcione al ciento por ciento.
Una de cada tres tiendas de la zona comercial de la segunda ciudad del pa¨ªs ha tenido que cerrar
La precariedad tambi¨¦n afecta a otros aspectos del trabajo de Eleftheriou, el m¨¢s veterano de los profesores de su Facultad. ?l es tambi¨¦n el responsable de entregar el material necesario para las pr¨¢cticas obligatorias para los estudiantes. De una carpeta saca unas hojas donde tiene minuciosamente anotada la m¨ªsera contabilidad de su departamento. ¡°Para el material, los microscopios, las lentes, he pedido el dinero el 12 de junio de 2012: 1.100 euros. A 31 de diciembre de 2012 solo hab¨ªan llegado 465,57. En 2010 el presupuesto para los cursos pr¨¢cticos era de 5.500 euros; en 2011, 2.000 euros. No podemos continuar todo el a?o as¨ª. Como mucho llegamos al verano con el material que tenemos¡±. En 2012 no ha recibido dinero para financiar investigaciones.
El profesor lleva ense?ando cuarenta a?os. Tiene 65. Abre otra carpeta y muestra sus n¨®minas. En mayo de 2009 ganaba 3.050 euros netos. En enero de 2013 su salario se ha quedado en 2.165 euros. La n¨®mina de febrero, tras nuevas tasas y recortes, es de unos 1.780. Las pagas extras han sido eliminadas.
A pocos metros de la universidad, tras un par de calles llenas de copister¨ªas y bares para los estudiantes, vuelve la imagen desoladora de los carteles de ¡°se vende¡± o ¡°se alquila¡± en escaparates de establecimientos vac¨ªos. Una de cada tres tiendas ha cerrado en la zona comercial de Sal¨®nica, seg¨²n los datos de la Confederaci¨®n Nacional del Comercio Griego. La due?a de un quiosco cerca de la universidad ¡ª¡°vendo peri¨®dicos pero no los leo porque me agobio¡±, dice¡ª cuenta que hace poco su hijo le trajo una carta del colegio por si quer¨ªan apuntarle a un programa de ayuda alimentaria. Desde hace unos meses el Ayuntamiento distribuye desayunos gratis en 54 escuelas de la ciudad y en diciembre increment¨® el n¨²mero de las raciones de 600 a 860.
En tres a?os, el sueldo de un profesor de la Universidad de Sal¨®nica ha pasado de 3.050 euros a 1.780 euros
¡°Grecia ha sido un experimento en el sentido que todas las medidas que se pidieron aqu¨ª no hab¨ªan sido aplicadas en ning¨²n pa¨ªs de la eurozona sin posibilidad de devaluar la moneda. Y si ve¨ªas los efectos de lo que pasaba aqu¨ª tras aplicar las medidas pod¨ªas decidir luego si las impon¨ªas en Portugal, Irlanda o Chipre. Y aunque son casos diferentes, tambi¨¦n en Espa?a o Italia¡±, dice Manos Giakoumis, analista econ¨®mico y director de investigaci¨®n de la empresa de servicios financieros Euroxx. ¡°Ha habido una tremenda consolidaci¨®n fiscal, pero la recesi¨®n y la ca¨ªda del PIB han destruido parte del ajuste. El grueso se ha obtenido hasta ahora recortando salarios y pensiones. Los resultados los logras desde el primer d¨ªa. Pero tras los recortes que se han hecho, no puede haber m¨¢s. Nadie aguantar¨ªa¡±, asegura Giakoumis.
El analista cree que si el discurso hacia Grecia a nivel europeo ha cambiado en los ¨²ltimos meses es porque se han dado cuenta de que se hab¨ªa subestimado el esfuerzo fiscal y probablemente porque han tomado la decisi¨®n pol¨ªtica de que Grecia se quede en el euro.
Sobre los efectos de las medidas de austeridad impuestas al pa¨ªs, Giakoumis tiene una opini¨®n clara: ¡°Viv¨ªamos en una burbuja virtual. La mayor¨ªa de la gente no lo hab¨ªa entendido o porque no era capaz o porque no quer¨ªa. En cualquier caso necesitaban alg¨²n tipo de medidas para recibir las ayudas. Esto no quiere decir que todo lo que se ha hecho con la austeridad es correcto. No lo es. Pero algo ten¨ªamos que cambiar. Y aplicar algo que alguien desde fuera nos hiciera aplicar¡±. Que hubo errores ya ha dejado de ser un tab¨². A principios de enero, el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Olivier Blanchard, firm¨® un informe en el que se reconoce que se subestim¨® el efecto de los recortes del gasto sobre el aumento del desempleo y la ca¨ªda de la demanda interior. No es la posici¨®n oficial del FMI, pero que el coautor del documento sea su economista jefe no es un hecho menor.
No todo lo que se ha hecho es correcto, pero algo ten¨ªamos que cambiar
Manos Giakoumis, analista?
?El control del d¨¦ficit basta para decir que lo peor ha pasado? ¡°Lo que parece es que la ca¨ªda de la econom¨ªa ser¨¢ menor. En 2012 fue del 7%, y este a?o se prev¨¦ el 4%. Quiz¨¢s en 2014 puede empezar la recuperaci¨®n. Pero significa que mientras tanto el paro puede llegar al 30%. ?Y c¨®mo puede funcionar una econom¨ªa donde una de cada tres personas no tiene trabajo y en la que solo 15 de 100 parados tienen alguna forma de subsidio?¡±, comenta Manos Matsaganis, profesor de Pol¨ªtica Social y Trabajo en la Universidad de Atenas. Matsaganis ha estudiado las distorsiones causadas por las medidas de austeridad en el Estado social griego. Bas¨¢ndose en las estimaciones oficiales del Banco de Grecia, calcula que el salario medio en t¨¦rminos reales ser¨¢ al final de 2013 un 26% menor que el de 2009. Pero dice que atribuir los problemas de Grecia a Angela Merkel o a la UE, como se siente repetir en la calle, es ¡°una falta de aceptaci¨®n de responsabilidades¡±. ¡°Lo que nos han impuesto son techos de gasto. Se pod¨ªa recortar en una forma m¨¢s equitativa. Y no se ha hecho. Pero en este caso tambi¨¦n la reacci¨®n general de cada grupo de poder, peque?o o grande, ha sido ¡®quiten las manos de lo que es m¨ªo¡±. Y a?ade: ¡°Hay alguien que quiere que todo vuelva a ser como antes... Como antes de la crisis cuando parec¨ªa que las cosas iban bien y en realidad eran el mismo desastre. Yo no quiero que vuelvan a ser como antes. Cre¨ªa que en el desarrollo de la crisis habr¨ªa tres fases: el estado de shock, la depresi¨®n y luego la voluntad de intentar cambiar las cosas. Pero parece que a¨²n estamos en las dos primeras fases¡±.
En la mesa de Alexandra est¨¢n los cubiertos y nada m¨¢s. Unas jud¨ªas, que no llenar¨¢n los platos, humean en la peque?a cocina de casa. Se han quedado en la olla demasiado tiempo. Pero no hay posibilidades de cambiar de men¨². Es un lujo de otra ¨¦poca. Alexandra ha dejado de buscar razones del porqu¨¦ ha llegado al punto de no tener nada que poner sobre la mesa para comer. Lo que sabe es que antes de que la crisis empezara echaba un curr¨ªculo y le sal¨ªan diez trabajos. ¡°Ahora echo mil y nada¡±. Hoy le ha llegado el cheque de su hermano desde Estados Unidos. Cien d¨®lares, unos 70 euros. Calculando que intenta gastar no m¨¢s de 50 euros por semana, tiene presupuesto para los pr¨®ximos diez d¨ªas. ¡°Volver a como las cosas estaban antes¡± es para ella poder decirle a su hija que le preparar¨¢ la lasa?a de carne que le pide desde hace meses.
Grecia: datos de la Gran Depresi¨®n
? El PIB se ha contra¨ªdo m¨¢s de un 20% desde 2008.
? El primer rescate, en mayo de 2010, fue de 110.000 millones de euros para tres a?os. En marzo de 2012, se aprob¨® el segundo por 130.000 millones.
? El d¨¦ficit en 2012 fue del 6,6% del PIB frente al 9,4% de 2011.
? La renta bruta real disponible disminuy¨® el 17% entre 2009 y 2011.
? Los ingresos disponibles para las familias cayeron un 10,6% para el tercer trimestre de 2012 respecto al a?o anterior.
? En el sector p¨²blico el salario medio se ha reducido en un 20%. Las pensiones se han recortado un 15% desde 2010.
? El paro ha llegado al 26,8%, seg¨²n los datos de Eurostat referidos al pasado octubre. En diciembre de 2011 la tasa era del 19,7%. La tasa de desempleo juvenil es del 57,6%.
? Las llegadas a¨¦reas internacionales cayeron un 4,1%; las nacionales, un 7%.
? Las ventas del comercio minorista bajaron en noviembre (¨²ltimo dato disponible) un 16,6% con respecto al mismo mes de 2011. Mil peque?os negocios cierran cada semana por la bajada del consumo y el aumento del IVA hasta el 23% (tipo m¨¢ximo), seg¨²n datos de mayo de 2012.
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