Venezuela inicia una guerra contra la econom¨ªa ¡®negra¡¯ tras la devaluaci¨®n
La poblaci¨®n corre a comprar y el Gobierno se arma contra la inflaci¨®n El Ejecutivo cierra una cadena de supermercados 72 horas por "usura"
Que una depreciaci¨®n masiva del 32% de una moneda se haga efectiva al inicio de la Cuaresma, tiempo de penitencia, resulta una imagen adecuada para el impacto que deber¨ªa tener en la econom¨ªa. As¨ª pareci¨® ayer, mi¨¦rcoles de ceniza, cuando se public¨® en la Gaceta Oficial de Venezuela el convenio cambiario por el cual el bol¨ªvar, la divisa local, pasa de una paridad oficial de 4,30 bol¨ªvares por d¨®lar a 6,30.
En un pa¨ªs que desde hace dos meses no tiene otro testimonio de vida del presidente Hugo Ch¨¢vez m¨¢s que una firma dudosa, la situaci¨®n econ¨®mica ahora se presenta como el enfrentamiento entre los mandatos del mercado y la fe voluntarista de su Gobierno.
Los venezolanos conocen las secuelas de una devaluaci¨®n: han vivido cinco en los ¨²ltimos diez a?os, sin contar otros programas de ajuste desde hace tres d¨¦cadas. Por ello no sorprende que entre el viernes, cuando el Gobierno anunci¨® la devaluaci¨®n, y el martes, ¨²ltimo d¨ªa de Carnaval, verdaderos tumultos abarrotaran las tiendas de bienes de importaci¨®n, especialmente electrodom¨¦sticos, para arrasar con sus inventarios a precios viejos. Muchos tambi¨¦n hicieron uso anticipado del cupo anual que el Gobierno asigna para compras por Internet, unos 400 d¨®lares por persona, o adquirieron billetes a¨¦reos.
Verdaderos tumultos abarrotaran
las tiendas de bienes de importaci¨®n, especialmente electrodom¨¦sticos, para arrasar con sus inventarios
a precios viejos
La v¨ªspera de la entrada en vigor del nuevo tipo de cambio, el ministro de Industria, Ricardo Men¨¦ndez, declar¨® a la principal televisi¨®n del Estado que movilizaciones como esas se activaron bajo ¡°una premisa falsa¡±, la de que el ajuste cambiario alimentar¨¢ las presiones inflacionarias. Ayer lo respald¨® el presidente del Banco Central, Nelson Merentes, quien asegur¨® que ¡°al corto tiempo no deber¨ªa haber ese efecto [inflacionista]¡±, porque ¡°no todo lo que se consume est¨¢ dolarizado, como es el caso de alimentos que se producen en el pa¨ªs¡±.
Las autoridades venezolanas previeron en sus recientes medidas que las solicitudes de divisas que estuvieran todav¨ªa en tr¨¢mite para la importaci¨®n de ciertos bienes de primera necesidad se salden al tipo de cambio anterior. Eso asegurar¨ªa d¨®lares baratos para algunos comercializadores y manufactureros, entre ellos, el propio Gobierno, uno de los mayores importadores del pa¨ªs.
Pero la previsi¨®n no parece contar con la cotizaci¨®n del d¨®lar en el mercado negro. Con la econom¨ªa venezolana sometida desde 2003 a un estricto r¨¦gimen de control de cambios estatal, los precios al p¨²blico suelen estar marcados por la paridad negra. Se calcula que entre el 15% y el 20% de la demanda anual de divisas se satisface en ese mercado paralelo, al que acuden personas y sobre todo empresas que no pueden esperar por los cuellos de botella del organismo que asigna las divisas o cuyas demandas no se corresponden a los criterios ¡ªpol¨ªticos¡ª para la asignaci¨®n.
Se calcula que entre el 15% y el 20% de la demanda anual de divisas se satisface en el mercado paralelo
A¨²n despu¨¦s de la devaluaci¨®n, la tasa de cambio oficial representa algo menos de un tercio del precio del d¨®lar en la calle, que repunt¨® tras las medidas del Gobierno. Para contener esos efectos, el ministro Men¨¦ndez anticip¨® una mayor fiscalizaci¨®n de las empresas favorecidas con d¨®lares oficiales ¡°para evitar que incurran en especulaci¨®n¡±. Ayer, la oficina del Estado para la protecci¨®n del consumidor anunci¨® el cierre por 72 horas de la mayor cadena de tiendas por departamentos del pa¨ªs, Beco, por ¡°un il¨ªcito que tiene que ver con la usura¡±.
Mientras suenan los tambores de la guerra contra la especulaci¨®n, los expertos hacen notar que no son nuevas las armas en el arsenal del Gobierno. Desde hace tiempo el Ejecutivo cuenta con leyes ad hoc para determinar precios de ciertos bienes, supervisar los costos de producci¨®n, sancionar a los minoristas y hasta para prohibir, con pena de c¨¢rcel, la simple menci¨®n del d¨®lar negro. Pero a fines de enero se acumulaba una tasa de inflaci¨®n de 22,2% anual, la m¨¢s alta del hemisferio. La inflaci¨®n y la escasez de productos, junto a la inseguridad, son lo que m¨¢s preocupa a los ciudadanos de un pa¨ªs que vende alrededor de 100.000 millones de d¨®lares al a?o en petr¨®leo.
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