La pesadilla portuguesa en Europa
Cada a?o salen del pa¨ªs 100.000 portugueses a consecuencia de la crisis La desinformaci¨®n lleva a muchos emigrantes a terminar en la calle
En los dos ¨²ltimos a?os, cerca de 200.000 portugueses han emigrado en busca de una salida a la ratonera de la crisis. La mayor¨ªa no son j¨®venes ultra-cualificados o ingenieros pol¨ªglotas. La mayor¨ªa son como Joaquim Rosa, de 37 a?os, operario de gr¨²a: en paro desde hace casi dos a?os, con la mujer en paro tambi¨¦n desde hace meses, con un hijo adolescente, una hipoteca de 400 euros y unos ingresos mensuales de 2.000 euros procedentes de sendos subsidios de desempleo que en muy poco tiempo quedar¨¢n peligrosamente reducidos a la mitad.
La mayor¨ªa de esos 100.000 portugueses que, obedeciendo a un viejo impulso que casi viaja en la sangre de este pueblo, abandonan su pa¨ªs cada a?o tienen este perfil, seg¨²n advierte Jos¨¦ Ces¨¢reo, secretario de Estado de las Comunidades Portuguesas: obreros de la construcci¨®n que saltan de obra a obra y de un pa¨ªs a otro; camareros que acuden donde sea o limpiadores de lo que haga falta. Muchos de ellos se embarcan en aventuras de cierto riesgo que, debido a la desinformaci¨®n, la prisa y a la pura desesperaci¨®n, acaban mal. De ah¨ª que el Gobierno portugu¨¦s haya revitalizado una campa?a ¡ªlanzada hace un a?o¡ª encaminada a alertar a los portugueses de los peligros que esconde un viaje apresurado, mal planificado y emprendido sin haber firmado un contrato o sin ni siquiera haberse informado de las condiciones de vida del pa¨ªs de destino. ¡°Muchos acaban en la calle, en Francia, en Luxemburgo o en Inglaterra. Y a muchos ha tenido que ser la embajada los que los repatr¨ªe porque no tienen dinero para el viaje de vuelta¡±, explica Ces¨¢reo.
Joaquim Rosa se fio de un anuncio de Internet en el que le promet¨ªan un trabajo en EE UU de gru¨ªsta pagado con 4.000 euros al mes. Eso s¨ª: deb¨ªa de abonar previamente 300 euros para formalizar el contrato y esperar un d¨ªa determinado en Lisboa para recibir los billetes del avi¨®n a Boston. ?l y un amigo se lo creyeron. Pagaron, fueron a Lisboa y all¨ª, naturalmente, no encontraron a nadie. ¡°Fue, tal vez, la desesperaci¨®n de ver que el tiempo del subsidio se me acaba. De la prisa por encontrar algo¡±, explica Rosa compungido, arrepentido, casi infantil, en el local del Sindicato dos Trabalhadores da Constru??o, Mareiras e Materiais de Constru??o de Portugal, en Oporto. ¡°En el fondo, tuvieron suerte. Pod¨ªa haber sido peor: muchos trabajadores se dejan enga?ar por ciertas mafias que les prometen un trabajo en Francia, Suiza o Luxemburgo. Cuando llegan all¨ª, no hay nada, no hay nadie y se ven en calle¡±, explica Albano Ribeiro, presidente de este sindicato.
Hace un a?o, la alarma salt¨® en Suiza. Sus calles y sus albergues se llenaron de portugueses que buscaban desesperadamente un trabajo sin nada, algunos con la familia a cuestas. Lo peor parece haber pasado, seg¨²n explica Alo¨ªsio Manuel, un sacerdote portugu¨¦s radicado en Lucerna. Con todo, hace una semana, el Gobierno suizo advirti¨® de que est¨¢ dispuesto a endurecer los requisitos para acoger emigrantes portugueses, italianos o espa?oles, seg¨²n aseguraba el diario franc¨¦s Les Echos citando fuentes oficiales.
En Luxemburgo, donde reside una colonia estable de cerca de 100.000 portugueses, la marea parece haberse contenido tambi¨¦n. Aunque no del todo. As¨ª lo explica por tel¨¦fono Belmiro Narino, tambi¨¦n sacerdote (la iglesia portuguesa, hecha a lo largo de los a?os a las cuestiones de la inmigraci¨®n, funciona como una suerte de mini-embajada para las masivas colonias de emigrantes lusos en Europa y ?frica): ¡°Lo m¨¢s grave ocurri¨® desde octubre a diciembre. Llegaban diciendo que les hab¨ªan invitado familiares que luego no aparec¨ªan. Era su manera de acudir a la parroquia para que les ayud¨¢ramos. Y ayudamos a muchos a encontrar trabajos en restaurantes y en tareas de limpieza¡±. Y a?ade: "Ya se nota una saturaci¨®n en la administraci¨®n luxemburguesa. Prefieren acoger a cualquier refugiado pol¨ªtico, venga de donde venga, que portugueses. Hay albergues que los recogen, as¨ª como centros de beneficencia que los atiende. De noche, todos tienen abrigo, creo. Ahora lo que vienen son profesores que aceptan lo que sea. Esta semana hemos logrado colocar a cuatro profesores en restaurantes, en tareas de limpieza. Pero cada vez es m¨¢s dif¨ªcil. Ya no hay trabajo¡±.
Las remesas aumentan un 10%
El n¨²mero de emigrantes portugueses aumenta. El de las remesas enviadas a Portugal desde todos estos pa¨ªses de acogida, tambi¨¦n. Seg¨²n datos del Banco de Portugal, estas han aumentado un 10% en 2012 con respecto al a?o anterior, llegando a 2.500 millones de euros. En Espa?a, aunque se ha registrado un menor n¨²mero de inmigrantes portugueses, ¨¦stos env¨ªan m¨¢s dinero. Los destinos m¨¢s buscados, hoy por hoy, de los portugueses ¡ªolvidada Espa?a debido al hundimiento de su econom¨ªa y, sobre todo, del sector de la construcci¨®n¡ª son Angola, Suiza y Francia.
Todo apunta a que esta tendencia va a continuar. La econom¨ªa portuguesa sigue estancada y, seg¨²n distintas previsiones, no volver¨¢ a crecer (y m¨ªnimamente) hasta finales de 2013 o 2014. El desempleo ha alcanzado d¨ªgitos desconocidos en este pa¨ªs. Seg¨²n los ¨²ltimos datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, divulgados esta semana, Portugal ha escalado ya hasta el 16,9% de paro. Entre los j¨®venes de menos de 24 a?os, este porcentaje trepa hasta el 40%. El INE portugu¨¦s tambi¨¦n resalta que el ritmo de destrucci¨®n de empleo se aceler¨® a finales del a?o pasado, adquiriendo un voltaje jam¨¢s alcanzado en Portugal: 125.000 empleos perdidos en tres meses.
La secretar¨ªa de Estado de las Comunidades, y el sindicato de la Construcci¨®n tienen noticia de marineros portugueses explotados y abandonados a su suerte en puertos europeos, o de obreros obligados a trabajar por precios muy por debajo de lo acordado. ¡°Luego pasa otra cosa¡±, a?ade Ces¨¢reo. ¡°Hay gente de clase media portuguesa que, empujada por el paro, se marcha a Inglaterra o Francia creyendo que con un sueldo, por ejemplo, de 2.000 euros, van a vivir bien, porque en Portugal se puede vivir decentemente con eso. Pero tal vez en Par¨ªs o en Londres no, porque todo cuesta mucho m¨¢s. Por eso en los folletos de la campa?a, individualizados por pa¨ªses, ponemos el precio de las cosas¡±.
En Angola, destino de m¨¢s de 25.000 portugueses el a?o pasado, la situaci¨®n parece m¨¢s controlada, seg¨²n Ces¨¢reo, debido a que los trabajadores, en este caso, tienen m¨¢s atadas sus condiciones de trabajo antes de partir. Y a que ¡ªen este caso s¨ª¡ª muchos de los portugueses que emigran a esta antigua colonia de crecimiento galopante (un 10% del PIB), gracias al petr¨®leo,s¨ª que responden a ese perfil m¨¢s t¨¦cnico y cualificado.
Algunos recuerdan la dolorosa emigraci¨®n portuguesa de los a?os 60 a Alemania o a Francia. ¡°Aunque, creo, entonces se preparaban m¨¢s las cosas. Ahora, muchas veces, se coge un avi¨®n en un impulso y luego all¨ª, llega la desesperaci¨®n¡±, explica Francisco Sales Diniz, director de la Obra Cat¨®lica Portuguesa de Migra?oes.
Dentro de unos d¨ªas, el sindicalista Albano Ribeiro viajar¨¢ a Canad¨¢ para conseguir buenas condiciones de trabajo para los obreros de la construcci¨®n portugueses. ¡°?sa es la manera de hacer las cosas. Aunque pronto tendremos m¨¢s afiliados fuera del pa¨ªs que dentro¡±, dice. Tambi¨¦n buscar¨¢ empleo para que gente como Joaquim Rosa deje de mirar con espanto en el calendario la fecha en que dejar¨¢ de cobrar el subsidio del paro y su vida se empobrecer¨¢ a¨²n m¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.