Una se?al clara a la clase pol¨ªtica
Esta campa?a electoral ser¨¢ recordada como la peor desde el nacimiento de la Rep¨²blica
Al final, la gran ola, el tsunami tan temido (por algunos) ha arrollado la pol¨ªtica italiana. O mejor dicho, como todo tsunami que se respete, ha empezado a arrollarla y en las pr¨®ximas semanas acabar¨¢ por completar su implacable cometido. Si esta jornada electoral transmite un mensaje concreto, es la victoria del Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo. Y, en el fondo, llamarlo as¨ª, el movimiento de Beppe Grillo, suena decididamente poco generoso en relaci¨®n con los muchos, much¨ªsimos activistas que lo animan, y de los millones de electores que han decidido enviar una se?al muy clara a la clase pol¨ªtica italiana.
En realidad, esta jornada electoral ha dicho muchas otras cosas, y no con menor nitidez. Ha dicho que nuestra clase pol¨ªtica, en vez de captar las se?ales de descontento, tan evidentes, no ha sabido hacer nada mejor que dar vida a la que ser¨¢ recordada como la peor campa?a electoral desde el nacimiento de la Rep¨²blica. Una campa?a electoral que no se ha desarrollado entre la gente, f¨ªsicamente, sino en la televisi¨®n, y donde los programas electorales han sido sustituidos por los insultos, o por ocurrencias de marketing al l¨ªmite de lo embarazoso. Bersani, que imita a su imitador y que acaba por hablar m¨¢s que nada de jaguares a los que hay que quitar las manchas; Monti, que se ve obligado a tomarse una cerveza y a acariciar cachorros de perro en televisi¨®n para parecer m¨¢s humano de lo que es; Berlusconi, que se juega su ¨²ltima carta de sacamuelas de feria, desmentido por el gobierno suizo, respecto a la posibilidad de un acuerdo que pueda cubrir la prometida restituci¨®n del IMU, el equivalente italiano al IBI; Giannino que, en su condici¨®n de conocido comentarista econ¨®mico, se descubre cual charlat¨¢n cum laude, y mientras tanto, ellos, los llamados ¡°grillini¡± estaban ah¨ª, llenando las plazas, sin detenerse un instante, en su af¨¢n por cambiar las cosas. Que el Movimiento 5 Estrellas no era una estupidez, sino la aut¨¦ntica encarnaci¨®n italiana del deseo de cambio, ellos, los partidos tradicionales, solo lo han entendido al final, demasiado tarde, y el ¨²ltimo d¨ªa de campa?a electoral supuso la prueba definitiva. Bersani hablando ante unos centenares de militantes en un teatro, Berlusconi afectado por una repentina y salv¨ªfica conjuntivitis y ellos, con Grillo a la cabeza, llenando el basti¨®n de la izquierda y de los sindicatos, Piazza San Giovanni en Roma.
Hablar de Revoluci¨®n, en Italia, siempre resulta dif¨ªcil. Los italianos nunca han protagonizado revoluciones. Y cuando alguien ha protestado, levantando la cabeza, siempre ha sido por m¨ªmesis de las otras naciones europeas, nunca por un impulso interno. Incluso recientemente, nada de ¡°Indignados¡± aqu¨ª, nada de ¡°Occupy¡±. Pero esta vez parece que algo podr¨ªa estar cambiando.
Siendo conscientes de que un cuarto de los italianos con derecho a voto no ha ejercido esta potestad, grave se?al de descontento en un pa¨ªs en el que el voto es obligatorio, ese cuarto de votantes que ha escogido esta nueva fuerza pol¨ªtica, nacida desde abajo, autofinanciada y libre da parentelas y coaliciones, es el verdadero dato importante, incluso m¨¢s que el retorno, fatuo, del Cavaliere Berlusconi. Con estos n¨²meros, hasta la mera idea de un simple voto de protesta resulta tan ingenua como engre¨ªda.
Quien se declare el vencedor, sea el PD, en el congreso, o el PDL en el Senado, sabe en realidad que ha recogido muchos menos votos que en el pasado. Y en lo que se refiere a Monti, en fin, ha desaparecido por el horizonte, probablemente con su nuevo amigo, el perro Empat¨ªa. Han perdido todos. Los que persegu¨ªan y los que eran perseguidos.
Quien diga lo contrario miente, y lo sabe perfectamente.
No faltar¨¢ quien afirme que ahora podr¨ªa reinar el caos; pues qu¨¦ se le va a hacer, son los inconvenientes de una fase de transici¨®n. Probablemente habr¨¢ que volver a las urnas antes de que acabe el a?o, aunque confiemos en que con caras distintas a las que nos han acompa?ado durante los ¨²ltimos veinte a?os. Como persona de izquierdas, adem¨¢s, deseo que desde ese lado dejen de mirar con engreimiento y aires de superioridad a un movimiento que por lo menos ha regalado una idea de futuro a una generaci¨®n fantasma. Ya est¨¢ bien de hablar de populismo, de citar a Gramsci fuera de lugar para demostrar que Grillo es el nuevo Mussolini. Estamos en 2013 y ciertas comparaciones ofenden el presente y la memoria tambi¨¦n.
La izquierda debe volver a mirar a la calle, en vez de a los palacios del poder y a los jaguares. Respecto a Berlusconi, en cambio, lo deseable ser¨ªa que empezara a disfrutar de su vejez. Nosotros, no cabe la menor duda, disfrutaremos de ella como los que m¨¢s.
Michele Monina, escritor y periodista italiano, autor de Esta vez el fuego (Perif¨¦rica).
(Traducci¨®n de Carlos Gumpert)
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