Venezuela de carne y hueso
Ch¨¢vez, con los a?os, fue dejando tambi¨¦n fuera de su proyecto de pa¨ªs a una parte importante de los ciudadanos. Y la exclusi¨®n pol¨ªtica sustituy¨® a la exclusi¨®n social.
"?Y t¨² que piensas de Ch¨¢vez?" En Caracas, la pregunta es como pedir el n¨²mero de DNI. La respuesta dice qui¨¦n eres, te da o te quita amigos, te pone una etiqueta en un pa¨ªs partido en dos por razones pol¨ªticas. No pronunciar una opini¨®n rotunda sobre el presidente venezolano resulta casi sospechoso. ?Eres chavista o antichavista, socialista o burgu¨¦s, revolucionario o imperialista? Los t¨¦rminos medios no est¨¢n de moda en Venezuela. Ch¨¢vez, un animal pol¨ªtico superdotado, aviv¨® este desgarro en la sociedad y desde siempre gener¨® una idolatr¨ªa desmedida o un rechazo visceral. Reconocer hoy con lucidez los logros y los fracasos de estos 14 a?os de revoluci¨®n bolivariana resulta una tarea imposible para buena parte del pa¨ªs.
?C¨®mo es Venezuela en 2013? ?Es un pa¨ªs m¨¢s libre y m¨¢s justo y uno de los pilares de la integraci¨®n sudamericana o una sociedad muy dependiente del Estado y del petr¨®leo, aquejada de males cr¨®nicos como la terrible inseguridad y con una econom¨ªa estancada?
"A m¨ª Ch¨¢vez me hizo persona", hace su balance Mar¨ªa del Cruz Godoy. La frase impresiona, sobre todo cuando brota sin fanatismo, con una certeza sin fisuras y un agradecimiento profundo. Analfabeta y pobre, esta anciana siempre se consider¨® una ciudadana de segunda hasta que pasados los 60 a?os aprendi¨® a leer y a escribir gracias al gobierno.
Ch¨¢vez puso con acierto en el centro de su discurso y quehacer pol¨ªtico a estos venezolanos olvidados por gobiernos anteriores y les hizo conscientes de sus derechos. Las mayores victorias del chavismo son las decenas de miles de venezolanos con nombre y apellido a los que la revoluci¨®n bolivariana s¨ª les cambio la vida.
"En este sentido, creo que el chavismo era una necesidad hist¨®rica", dec¨ªa en una entrevista Vicente D¨ªaz, uno de los rectores del Consejo Nacional Electoral venezolano. Un pa¨ªs no ve¨ªa a otro pa¨ªs, el este y el oeste de Caracas no bailaban la misma m¨²sica ni hablaban de la misma manera y los l¨ªderes econ¨®micos y pol¨ªticos ignoraban la existencia y las necesidades de la parte m¨¢s fr¨¢gil de la sociedad hasta que el chavismo dio un sonoro pu?etazo en la puerta y dijo: "Estamos aqu¨ª". Este cambio es irreversible, hasta la oposici¨®n m¨¢s recalcitrante lo sabe, y cualquier gobierno futuro no podr¨¢ pasar por alto esta realidad.
Sin embargo, Ch¨¢vez, con los a?os, fue dejando tambi¨¦n fuera de su proyecto de pa¨ªs a una parte importante de los ciudadanos. Conmigo o contra m¨ª. Y la exclusi¨®n pol¨ªtica sustituy¨® a la exclusi¨®n social.
Seg¨²n la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL), la pobreza en Venezuela se situaba en un 49,4% en 1999 y era del 27,8% en 2010. Para los adversarios de Ch¨¢vez, al impulsar estos programas en educaci¨®n, salud, vivienda o alimentaci¨®n, el presidente no ha buscado el bienestar ni la justicia social, sino los votos para perpetuarse en el poder.
La pregunta ahora es si los proyectos sociales que han apuntalado tantas victorias del chavismo en las urnas tienen la estructura necesaria para sobrevivir cuando Ch¨¢vez no est¨¦ o cuando se desplome el alto precio del petr¨®leo que los ha logrado financiar. Desde 1999, la dependencia de los ingresos del crudo se ha acentuado y la estatal Petr¨®leos de Venezuela se convirti¨® en la gallina de los huevos de oro que patrocina el deporte, la distribuci¨®n de alimentos o buena parte de los proyectos de integraci¨®n regional lanzados por la Venezuela bolivariana como Petrocaribe o el ALBA.
El petr¨®leo tambi¨¦n ha servido para hacer frente a las nacionalizaciones y expropiaciones decretadas en sectores como la agricultura, el petr¨®leo, la siderurgia, las finanzas, las telecomunicaciones o el suministro el¨¦ctrico. Sin embargo y seg¨²n la Confederaci¨®n de industriales (Conindustria), s¨®lo un 10% de las 1.400 empresas nacionalizadas entre 2001 y 2011 ha recibido la indemnizaci¨®n correspondiente por parte del gobierno.
El Estado venezolano se ha convertido en un gigante que crece y crece cada d¨ªa y ya no puede operar con eficacia. La necesidad de contar con el sector privado para impulsar la econom¨ªa se ha entendido muy tarde.
Ch¨¢vez ha batido r¨¦cords de popularidad, pero miles de venezolanos que se sienten hoy estafados por un proyecto pol¨ªtico que no se parece en casi nada al que votaron en 1999. ?Ha habido en Venezuela una verdadera revoluci¨®n? En muchos casos, la desilusi¨®n y la impotencia son rabiosas porque el presidente contaba con el apoyo y los recursos necesarios para haber transformado el pa¨ªs y resuelto sus problemas m¨¢s acuciantes. Comenzando por la creciente violencia, que termin¨® con la vida de 21.000 personas en 2012 y, si bien no se debe al l¨ªder venezolano, s¨ª se ha visto favorecida por la dolorosa inacci¨®n del gobierno.
Es dif¨ªcil saber hasta qu¨¦ punto Ch¨¢vez es consciente de sus fracasos, de que el socialismo y la lucha contra el capitalismo que han impregnado sus discursos no han calado en un pueblo consumista, individualista y convencido de que el petr¨®leo resolver¨¢ sus problemas.
Con el tiempo, el presidente venezolano cedi¨® a la tentaci¨®n de un narcisismo extremo que parec¨ªa cegarle y le impidi¨® incluso institucionalizar el chavismo para darle continuidad m¨¢s all¨¢ de su persona. El l¨ªder de la revoluci¨®n bolivariana favoreci¨® que nadie le hiciera sombra en sus filas mientras la oposici¨®n, totalmente desorientada y dividida, necesit¨® a?os para encontrar un proyecto constructivo y un candidato capaz de medirse con el jefe de Estado en las elecciones de 2012. La realidad es que Hugo Ch¨¢vez fue durante mucho tiempo l¨ªder del oficialismo y de la oposici¨®n.
"Despu¨¦s de m¨ª el vac¨ªo, el caos", dijo en 2009, convencido de ser imprescindible. Finalmente, su ¨²nico adversario de peso desde 1999 habr¨¢ sido un elemento inesperado con el que nadie, y mucho menos ¨¦l, parec¨ªa haber contado. La enfermedad.
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