Una huella desmedida
La muerte de Hugo Ch¨¢vez pone un punto y aparte en la Venezuela contempor¨¢nea
La muerte de Hugo Ch¨¢vez tras una intensa batalla de dos a?os contra su enfermedad pone un punto y aparte en la historia reciente de Venezuela, m¨¢s all¨¢ de su condici¨®n de jefe del Estado hasta el momento de su fallecimiento. Su desaparici¨®n hab¨ªa sido asumida por sus compatriotas tras el espeso y torpe silencio gubernamental que envolvi¨® su reciente regreso de La Habana. Pero esa circunstancia dif¨ªcilmente rebajar¨¢ el impacto dejado por un presidente sui generis que consigui¨® permanecer en el cargo casi catorce a?os y ganar sucesivas elecciones con una mezcla de carisma personal, largueza en el uso del dinero del petr¨®leo, ret¨®rica populista y habilidad para convencer a muchos de que sus vidas ser¨ªan mejores gracias a la revoluci¨®n bolivariana.
Ch¨¢vez ha tomado durante este tiempo pr¨¢cticamente cualquier decisi¨®n importante en Venezuela, mientras copaba de forma paulatina las instituciones y virtualmente cualquier palanca del poder, hasta convertir en unipersonal su r¨¦gimen socialista, campe¨®n indiscutido de los m¨¢s desfavorecidos y vaciado de cualquier contrapeso democr¨¢tico. Este caudillismo sin duda alentar¨¢ ahora la emergencia de facciones del chavismo, oscurecidas por el brillo del l¨ªder. Una de ellas es la encarnada por Nicol¨¢s Maduro, el sucesor designado, comprometido a ultranza con el catecismo socialista de Ch¨¢vez. Otra, m¨¢s nacionalista, la representan destacados militares, que anoche hicieron aparente pi?a con el vicepresidente.
El fallecimiento de Ch¨¢vez, que internacionalmente deja hu¨¦rfano al r¨¦gimen cubano, beneficiario privilegiado del petr¨®leo venezolano, y tocados a otros Gobiernos izquierdistas de Latinoam¨¦rica ¡ªcon los que compart¨ªa crudo y ret¨®rica antiimperialista¡ª abre el camino a una nueva elecci¨®n presidencial. Las urnas, en las que presumiblemente el antagonista de Maduro ser¨¢ el centrista Henrique Capriles, derrotado en octubre, dar¨¢n en el plazo de un mes la medida de si la revoluci¨®n bolivariana puede sobrevivir sin su inventor al tim¨®n.
Ocupar a bote pronto la memoria de Ch¨¢vez no ser¨¢ f¨¢cil para sus detractores y es m¨¢s que probable que Maduro se alce con el santo y la limosna en unos comicios bajo el impacto emocional de su enorme huella. Pero los reg¨ªmenes caudillistas no suelen sobrevivir a sus iconos m¨¢s all¨¢ de lo inmediato.
La desmedida personalidad de Hugo Ch¨¢vez y su inigualable capacidad para conectar con muchos venezolanos le permitieron capear sin cuartearse pol¨ªticamente los grav¨ªsimos problemas de su pa¨ªs. Pero parece m¨¢s que improbable que su sucesor, el que fuere, concite el apoyo suficiente para hacer tolerables por mucho tiempo a los ciudadanos los enormes desequilibrios econ¨®micos, la escasez cotidiana, la extendida corrupci¨®n o la violencia urbana rampante que afligen al pa¨ªs caribe?o y que permanecen intactos o agravados tras el largo reinado del presidente desaparecido.
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