Preocupaci¨®n en Hong Kong por el nuevo liderazgo chino
El nacionalismo de Pek¨ªn pone en riesgo las libertades de la excolonia brit¨¢nica
Con ruidosas risas, una fila de chinos espera para sentarse en el sill¨®n de director de cine que, entre c¨¢maras y luces, conforma el conjunto escult¨®rico de la calle de las estrellas, en pleno paseo mar¨ªtimo de Kowloon, frente al espectacular enjambre de rascacielos de la bah¨ªa de Hong Kong. Son turistas ansiosos por fotografiarse antes de tomar los autobuses de vuelta a casa. Su n¨²mero se multiplica de a?o en a?o. En 2012 cruzaron la frontera que separa el invento de ¡®un pa¨ªs, dos sistemas¡¯ 30 millones de los llamados 'mainlanders', lo que ha propulsado la econom¨ªa de esta Regi¨®n Administrativa Especial (RAE) china, mientras crece el temor entre los siete millones de hongkoneses a ser engullidos por la masa y por el Gobierno de Pek¨ªn.
Para los comerciantes, la llegada de millones de chinos ¨¢vidos de comprar todo supone ping¨¹es beneficios, pero los habitantes de la excolonia brit¨¢nica se ven desplazados dentro de su propio territorio por una multitud con educaci¨®n y h¨¢bitos diferentes, que colapsa desde los espacios p¨²blicos a los restaurantes. De ah¨ª que desde diversas asociaciones ciudadanas no paren de aumentar las voces que piden un freno al flujo de turistas chinos.
El masivo aluvi¨®n de turistas desde la zona continental inquieta a la regi¨®n
Tras subrayar que es "normal" que los chinos quieran visitar una parte integrante del territorio nacional, Lu Xinhua, portavoz de la Conferencia Consultiva Pol¨ªtica del Pueblo Chino, principal ¨®rgano asesor del Gobierno central, hizo el s¨¢bado pasado un llamamiento a "no exagerar las diferencias entre las dos partes", informa el diario hongkon¨¦s 'South China Morning Post'. "Debido a que las facilidades o las infraestructuras son inadecuadas para tantos visitantes se han producido algunos problemas que han generado quejas tanto de los hongkoneses como de los turistas de otras partes de China", dijo Lu, que hasta enero pasado fue el comisionado del Ministerio de Exteriores chino en la RAE.
Bajo la direcci¨®n de Xi Jinping, que esta semana se convertir¨¢ en el nuevo presidente de la Rep¨²blica Popular, despu¨¦s de asumir en noviembre pasado la secretar¨ªa general del Partido Comunista Chino (PCCh), los hongkoneses deben elegir en 2017 por sufragio universal al jefe de su Gobierno. As¨ª se estableci¨® en la Ley B¨¢sica ¡ªuna especie de Constituci¨®n pactada con Pek¨ªn en 1997 para asegurar la transici¨®n pac¨ªfica a la soberan¨ªa china¡ª. Nadie discute este principio, pero en las filas dem¨®cratas aumenta el miedo a las manipulaciones de los nuevos dirigentes chinos, alentados por un nacionalismo que en Hong Kong, al igual que en los pa¨ªses del entorno, despierta una seria inquietud.
Las protestas han forzado a Pek¨ªn a retirar una ley de ¡°educaci¨®n nacional¡±
Si en cuanto a los turistas las palabras de Lu Xinhua no calmaron los ¨¢nimos, tampoco lo hicieron sobre el avance de Hong Kong hacia la democracia: "Las medidas concretas para el sufragio universal requieren discusiones racionales entre el Gobierno de la RAE y los distintos sectores de la comunidad para buscar el consenso de acuerdo con la Ley B¨¢sica y a la decisi¨®n de la Asamblea Popular Nacional (APN)", dijo el portavoz del ¨®rgano asesor reunido de cara a la sesi¨®n plenaria de la APN, que hoy comienza en Pek¨ªn.
Para que el jefe del Ejecutivo hongkon¨¦s sea elegido por sufragio universal ¨Cy en 2020 todos los diputados- es necesario elaborar la Ley Electoral, que requiere para su aprobaci¨®n una mayor¨ªa de dos tercios de la C¨¢mara, que ahora est¨¢ controlada por los elegidos de forma indirecta por instituciones y asociaciones favorables al PCCh. La minor¨ªa electa (el 40% de la C¨¢mara) teme que Pek¨ªn incluya en el proceso de nominaci¨®n de los candidatos para dirigir el Gobierno de la RAE alguna cl¨¢usula que le asegurase que no entrar¨¢ en la carrera electoral ning¨²n enemigo del PCCh, ni nadie que cuestione la integridad de China, de la que Hong Kong es una parte inalienable.
Emily Lau, presidenta del opositor Partido Democr¨¢tico, anunci¨® la semana pasada que denunciar¨¢ ante la Comisi¨®n de Derechos Humanos de Naciones Unidas al Gobierno de Hong Kong por "no defender el principio de 'un pa¨ªs, dos sistemas'". Lau asegur¨® que la autonom¨ªa de la regi¨®n "est¨¢ siendo atacada".
Deng Xiaoping (1904-1997) ¡ªel llamado arquitecto de la reforma china, cuya pol¨ªtica ha convertido el pa¨ªs en la segunda potencia econ¨®mica mundial¡ª opt¨® por establecer una administraci¨®n distinta para las colonias de Hong Kong y Macao, de manera que la primera mantuviera su liderazgo de centro financiero asi¨¢tico y la segunda, las prebendas del juego, cuando en 1997 y 1999, respectivamente, se reintegraran a la madre patria. Asidas a 'un pa¨ªs, dos sistemas', las dos RAE se han beneficiado notablemente de la integraci¨®n, pero la incertidumbre sobre el futuro se ha desatado frente al cambio de guardia en Pek¨ªn.
Entre lo que ha sembrado mayor malestar se encuentra la leche infantil. Tras la contaminaci¨®n en China de esta leche con melamina, que dej¨® con problemas de ri?¨®n a 300.000 ni?os, millones de personas trataron de aprovisionarse en Hong Kong, lo que llev¨® a la autoridades a restringir la venta para evitar el desabastecimiento de su poblaci¨®n. Tambi¨¦n se impusieron estrictos controles para frenar la llegada de embarazadas para dar a luz en Hong Kong ante el colapso de las cl¨ªnicas de maternidad.
Pero lo que m¨¢s ha da?ado las relaciones bilaterales fue el esc¨¢ndalo que supuso el intento de incluir en el sistema educativo una asignatura denominada 'educaci¨®n nacional', con la que se pretend¨ªa elevar el patriotismo de los hongkoneses. Las mayores manifestaciones y huelgas de hambre llevadas a cabo en la RAE forzaron al Gobierno, en septiembre pasado, a dar marcha atr¨¢s.
Sin embargo, la retirada de la "educaci¨®n nacional" no ha conseguido calmar la ansiedad desatada entre muchos dem¨®cratas sobre los intentos del PCCh de adoctrinar a los hongkoneses. El recelo parece haberse instalado en estas gentes, orgullosas de su libertad de prensa y de sus derechos civiles. Muchos democr¨¢tas que so?aron con 'hongkoneizar' China, se han despertado en medio de la irresistible sinizaci¨®n de su regi¨®n.
Las declaraciones de Xi Jinping sobre la necesidad de estrechar el abismo entre ricos y pobres tambi¨¦n han encendido las alarmas, despu¨¦s de que Singapur, el modelo que inspira a los l¨ªderes de Pek¨ªn desde Deng Xiaoping, haya decidido aplicar una nueva tasa del 1% sobre los bienes de los m¨¢s ricos.
Seg¨²n el Fondo Monetario Internacional, la renta per c¨¢pita de Hong Kong en 2012 fue de 36.218 d¨®lares, mientras que en el resto de la Rep¨²blica Popular de China apenas alcanz¨® los 5.899 d¨®lares. Si bien es cierto que esta cantidad supone seis veces m¨¢s la de hace 30 a?os, tambi¨¦n es verdad que la disparidad entre las rentas se ha multiplicado por cientos de miles, de ah¨ª que si el Gobierno quiere estrechar los m¨¢rgenes para evitar una revuelta social, no tendr¨¢ m¨¢s remedio que emprender una reforma fiscal. No es de extra?ar que los magnates y otros multimillonarios hongkoneses se encuentren en el punto de mira.
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