Georg G?swein, un puente entre dos papas

Vestido con impecable sotana negra, ce?ida con faj¨ªn de raso fucsia, el arzobispo de Urbisaglia (una sede diocesana antigua que no ha tenido nunca titular), Georg G?swein, fue este martes una de las presencias m¨¢s curiosas en la procesi¨®n previa al c¨®nclave. Las c¨¢maras le enfocaron solo al final del acto, cuando abandonaba la Capilla Sixtina, tras el Extra omnes (¡°Todos fuera¡±), pronunciado por Guido Marini, el maestro de ceremonias de Benedicto XVI. Pero su presencia fue con toda seguridad una de las m¨¢s comentadas. Un recordatorio, por si hiciera falta, de que hay otro pont¨ªfice en la sombra, dispuesto a aconsejar al que ocupar¨¢ su apartamento del palacio Apost¨®lico dentro de poco.

La asistencia de G?swein, secretario del papa em¨¦rito, a la misa Pro eligendo romano pontifice, de la ma?ana, se justifica por su condici¨®n de obispo. Pero en la procesi¨®n de la tarde, siguiendo a los cardenales electores, entre las capillas Paolina y Sixtina, participaba en calidad de prefecto de la Casa Pontificia. Un cargo para el que le nombr¨® Joseph Ratzinger, en diciembre pasado, al mismo tiempo que le consagraba obispo. Mientras la dignidad episcopal podr¨ªa parecer un simple premio al servicio prestado, est¨¢ claro que la direcci¨®n de la Casa Pontificia tiene un alcance mucho mayor.

De acuerdo con la p¨¢gina web de la Santa Sede, ¡°la misi¨®n de la Prefectura Pontifica es ordenar el servicio de antec¨¢mara y organizar las audiencias solemnes que su santidad concede a los jefes de Estado, presidentes de Gobierno, ministros y otras personalidades eminentes, as¨ª como a los embajadores que llegan al Vaticano para presentar sus cartas credenciales¡±. Como empleo no est¨¢ mal. Y sobre todo, permitir¨¢ a G?swein mantener en contacto a los dos papas de una manera que inquieta a algunos en el Vaticano.

El cardenal Walter Kasper, paisano de Ratzinger, declaraba hace unos d¨ªas que le preocupa que Benedicto XVI ¡°sea utilizado¡±, en esta nueva etapa. Utilizado, ?por qui¨¦n? Kasper no lo aclaraba, pero es evidente que G?swein puede ser el eslab¨®n de uni¨®n, una especie de emisario entre el nuevo papa y el papa em¨¦rito, que no tiene previsto salir mucho del convento vaticano Mater Ecclesiae, donde se instalar¨¢ a partir de abril. La residencia se est¨¢ acondicionando para acomodar en ella a toda la familia pontificia, las laicas consagradas que limpian y cocinan para Ratzinger, los miembros de la seguridad vaticana, y el propio G?swein.

Mientras que los cargos principales de la curia decaen con el papa (aunque normalmente se les deja en sus puestos una etapa m¨¢s o menos larga, de cortes¨ªa), el prefecto de la Casa Pontificia permanece. Y el hecho de que el nombramiento de G?swein se produjera en diciembre pasado, cuando Ratzinger hab¨ªa decidido ya renunciar al ministerio papal, indica que su intenci¨®n era dejar bien instalado en la curia a su secretario.

No es extra?o que el papa recompense a sus principales colaboradores con cargos importantes. Juan Pablo II elev¨® a la dignidad de obispo a su secretario Stanislaw Dziwisz, e incluso lleg¨® a pensarse que le hab¨ªa ofrecido la birreta cardenalicia, antes de morir. El rumor no se confirm¨®. Fue Benedicto XVI quien le coloc¨® al frente de la di¨®cesis de Cracovia que lleve asociada la birreta cardenalicia.