Crece la pol¨¦mica en EE UU por el uso secreto de los ¡®drones¡¯
Las cr¨ªticas han sido mayores entre la oposici¨®n conservadora, pero algunos dem¨®cratas protestan por el secretismo de las operaciones
El pasado viernes un tribunal federal de apelaciones decidi¨® que el Gobierno de Barack Obama carece de justificaci¨®n para mantener en secreto los ataques con aviones sin tripulaci¨®n y le exigi¨® dar detallada respuesta a la demanda presentada en solicitud de informaci¨®n. Eso no pone fin a la batalla legal, que todav¨ªa tiene por delante un largo camino entre los laberintos de la justicia, pero da nueva legitimidad a quienes creen que el presidente est¨¢ abusando de su poder con el uso de esta nueva arma, actualmente el principal instrumento de demostraci¨®n de fuerza por parte de Estados Unidos en el exterior.
Jameel Jaffer, responsable jur¨ªdico de la Asociaci¨®n de Libertades Civiles Americana (ACLU), el grupo que reclama acceso a esos datos, declar¨® posteriormente que esta sentencia respalda que ¡°el p¨²blico tiene derecho a saber a qui¨¦n est¨¢ matando el Gobierno, por qu¨¦, en qu¨¦ pa¨ªses y bajo ¨®rdenes de qui¨¦n¡±.
A la presi¨®n de las organizaciones de derechos humanos se han sumado en las ¨²ltima semanas, despu¨¦s de varios a?os de silencio, algunos miembros del Congreso, especialmente en la derecha del Partido Republicano, y los principales medios de comunicaci¨®n, que han reconocido ahora que sab¨ªan desde hace meses la existencia de una base de drones en Arabia Saud¨ª y lo silenciaron por razones de seguridad nacional.
La confirmaci¨®n la pasada semana en el Senado del nuevo director de la CIA, Paul Brennan, ha sido el momento ¨¢lgido de este debate, con la escena sorprendente de un senador pr¨®ximo al Tea Party, Rand Paul, que habl¨® durante trece horas consecutivas como muestra impactante de su deseo de bloquear el nombramiento hasta que la Casa Blanca diese explicaciones sobre el programa de drones.
Un tribunal federal de apelaciones decidi¨® que el Gobierno de Barack Obama carece de justificaci¨®n para mantener en secreto los ataques con aviones sin tripulaci¨®n
La Administraci¨®n ha dado algunas respuestas. El fiscal general, Eric Holder, envi¨® una carta al Congreso en la que aseguraba que el presidente no est¨¢ autorizado al uso de ese arma para matar a ciudadanos norteamericanos dentro del territorio de EE UU, y recordaba que su utilizaci¨®n fuera de las fronteras de esta pa¨ªs est¨¢ respaldado por un documento del Departamento de Justicia que sienta las bases legales necesarias.
Hasta ahora, las cr¨ªticas han sido mayores entre la oposici¨®n conservadora, que entiende que el programa de drones justifica y contin¨²a los m¨¦todos de la guerra contra el terrorismo puesta en marcha por el Gobierno de George W. Bush, aunque tambi¨¦n han surgido algunas protestas en las filas dem¨®cratas, no tanto por los drones sino por el secretismo de las operaciones.
La senadora Dianne Feinstein, respaldada por varios congresistas, ha circulado la idea de que un tribunal especial, que ya existe para autorizar acciones secretas de los servicios de espionaje, asuma la autoridad para conocer y sancionar los ataques con drones. Pero la propuesta, a la que no se ha opuesta abiertamente la Casa Blanca, choca todav¨ªa con diversos obst¨¢culos de car¨¢cter legal y pol¨ªtico.
En primer lugar, porque no est¨¢ claro que el uso de los drones, pese a la apariencia cruel y deshumanizada que supone disparar misiles desde un despacho sin verle siquiera la cara al enemigo, signifique necesariamente un retroceso con respecto a las armas actuales. Aunque su utilizaci¨®n ha crecido enormemente durante esta Administraci¨®n y han aumentado, por tanto, el n¨²mero de civiles muertos en Pakist¨¢n y Afganist¨¢n por estos aparatos, algunos congresistas y expertos estiman que la sustituci¨®n de aviones convencionales por drones ha mejorado la precisi¨®n de los ataques y ha reducido el n¨²mero total de v¨ªctimas inocentes.
El senador John McCain, entre otros, reproch¨® a su colega Paul su ignorancia y su llamativa actitud de protesta, y varios miembros del Partido Dem¨®crata han destacado que, con los drones, se han evitado muchos de los abusos generados por la presencia de tropas en el extranjero.
Un informe reciente de Naciones Unidas mostraba que el a?o pasado casi se dobl¨® el n¨²mero de bombas lanzadas desde drones en Afganist¨¢n respecto al a?o anterior ¨Cde 294 a 506- y el que n¨²mero de civiles muertos pas¨® de 1 a 16. Pero ese mismo informe se?alaba que el n¨²mero total de inocentes muertos en 2012 en Afganist¨¢n baj¨® de 3.131 a 2.754, lo que parece demostrar que los drones, aun con los riesgos que implican, est¨¢n sustituyendo a otras armas cuyos efectos sobre la poblaci¨®n civil son todav¨ªa mucho m¨¢s letales.
El a?o pasado casi se dobl¨® el n¨²mero de bombas lanzadas desde drones en Afganist¨¢n respecto al a?o anterior ¨Cde 294 a 506- y el que n¨²mero de civiles muertos pas¨® de 1 a 16
El uso de drones en Afganist¨¢n est¨¢ mejor controlado porque casi todas las operaciones est¨¢n bajo el mando del Pent¨¢gono, donde la transparencia es mayor. No existen, sin embargo, cifras similares sobre el otro gran frente de la guerra con estos robots, Pakist¨¢n, donde la mayor¨ªa de los vuelos son dirigidos por la CIA, que tambi¨¦n se ocupa de los ataques en Yemen. El Gobierno paquistan¨ª calcula que por cada militante de Al Qaeda muerto por drones, pierden la vida 140 civiles. EE UU niega esas cifras. Un estudio del instituto independiente New American Foundation ha precisado que, durante la Administraci¨®n de Obama, han muerto en ataques de drones en Pakist¨¢n entre 1.507 y 2.438 personas, de los que entre 148 y 309 eran civiles.
Incluso aunque los drones supusieran, a la larga, una reducci¨®n del n¨²mero de v¨ªctimas inocentes, el debate sobre los limites de los poderes presidenciales sigue abierto, especialmente desde la muerte en 2011 de un ciudadano norteamericano, Anwar el Awlaki, uno de los m¨¢s destacados dirigentes de Al Qaeda en Yemen.
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