La Guatemala de R¨ªos Montt
La cultura de la impunidad es lo que se juzga en el proceso contra el expresidente golpista
El t¨¦rmino refundaci¨®n medra en Am¨¦rica Latina. Fue la izquierda bolivariana la que primero se enamor¨® de la palabra, desde el chavismo venezolano al indianismo de Bolivia, pero toma tambi¨¦n posiciones en el liberal-capitalismo de la Guatemala del presidente Otto P¨¦rez Molina, que hoy trata de reinventar si no la naci¨®n, s¨ª cuando menos el Estado. Y en ese proceso, al que el mandatario aludi¨® en su reciente paso por el Instituto Elcano de Madrid, hay que anotar un movimiento positivo: el juicio al general y expresidente golpista Efra¨ªn R¨ªos Montt, acusado de genocidio, cr¨ªmenes contra la humanidad, torturas y abuso de autoridad. Nada menos que un alto militar guatemalteco requerido en Justicia. A Pinochet no hubo tiempo de sentarle en el banquillo.
R¨ªos Montt fue aupado por un putsch de tenientes y capitanes respaldado por la CIA el 23 de marzo de 1982, y gobern¨® como dictador durante 16 meses. Se hab¨ªa formado en la Escuela de las Am¨¦ricas de Panam¨¢ con asesores norteamericanos en la doctrina contrainsurgente de ¡°quitar el agua al pez¡±, por otro nombre, negar a la sublevaci¨®n paleo-marxista, ind¨ªgena y campesina, su apoyo en el medio rural. En 1982 el presidente Carter hab¨ªa retirado la ayuda militar a Guatemala, lo que surti¨® el efecto contraindicado de eliminar cualquier tipo de tutela o cautela que pudiera ejercer Washington, con lo que la milicia, con el asesoramiento de militares argentinos, pudo dar rienda suelta en la represi¨®n a sus m¨¢s rocosas pasiones. Una comisi¨®n de la ONU contabiliz¨® 200.000 muertes, la mayor parte a manos de los militares, en 36 a?os de una guerra civil que dur¨® hasta los a?os noventa, y en un documento titulado Memoria del silencio (1999) pormenorizaba as¨ª los m¨¦todos del horror: ¡°Asesinato de ni?os indefensos, con frecuencia estrell¨¢ndolos contra los muros o arroj¨¢ndolos con vida a pozos en los que se amontonaban m¨¢s tarde cad¨¢veres de adultos; amputaci¨®n de miembros; empalamiento de v¨ªctimas; rociamiento con petr¨®leo para quemarlas o evisceraci¨®n de las mismas en vida ante otros detenidos; y destripamiento de mujeres embarazadas¡±. El l¨ªder golpista y su colega el general Jos¨¦ Mauricio Rodr¨ªguez est¨¢n siendo juzgados por 15 masacres ¡ªde las 472 perpetradas bajo la presidencia de R¨ªos Montt¡ª en las que murieron 1.771 ciudadanos en su mayor¨ªa ind¨ªgenas y casi la mitad, ni?os de hasta 12 a?os, de la etnia ixil en Quich¨¦ norte. Y a¨²n hay un segundo proceso en curso por la muerte de 250 campesinos en Pet¨¦n, zona de tr¨¢nsito de la droga, controlada por mafias mexicanas como los Zetas y el cartel de Sinaloa.
Al restablecimiento de la democracia, cuando menos electoral, Guatemala se mira por fin en el espejo. La droga es hoy m¨¢s de un 80% m¨¢s barata que hace 30 a?os, y la mitad que en los noventa, con lo que el kilo de coca que en Colombia puede costar algo m¨¢s de 1.500 euros (Luis Esteban G. Manrique, Infolatam) a su paso por Centroam¨¦rica ha multiplicado 10 veces su precio y por 100 en las calles de Nueva York. Guatemala ten¨ªa en 2011 un presupuesto de seguridad de poco m¨¢s de 300 millones de euros, mientras que las drogas que atraviesan el pa¨ªs se valoran en casi 40.000 millones. P¨¦rez Molina, que asumi¨® la presidencia en enero de 2012, sugiri¨® en la pasada cumbre de las Am¨¦ricas que hab¨ªa que discutir ¡°las opciones de mercado¡±, morse por legalizaci¨®n de la droga. Y el narco permea el pa¨ªs donde se instala: Guatemala baj¨® en 2011 del lugar 91 al 120 ¡ªsobre 182 pa¨ªses¡ª en el ¨ªndice internacional de corrupci¨®n, compilado por Transparency International; el porcentaje de delitos que llega a los tribunales es insignificante; y como explicaba el jurista espa?ol Carlos Castresana, que fue jefe de un equipo de la ONU para combatir la impunidad en el pa¨ªs, las pruebas testificales son inviables porque los testigos son intimidados o peor para que no declaren.
El expresidente no es culpable directo de la implantaci¨®n del narcoterrorismo en Guatemala, pero la salvaje represi¨®n desarrollada durante su mandato contribuy¨® a deslegitimar el Estado, cuyo funcionamiento burocr¨¢tico es hoy ca¨®tico o inexistente, como las sentencias que emiten tribunales diferentes sobre un mismo caso en un barullo de competencias. Y todo ello construye una cultura de la impunidad, en este caso del Estado, que, como dice el periodista Jos¨¦ El¨ªas, es lo que se est¨¢ juzgando. Esa es la Guatemala que el presidente Otto P¨¦rez Molina quiere refundar.
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