Un a?o de fr¨¢gil tregua entre las maras de El Salvador
Expertos y observadores reclaman que el di¨¢logo de paz salga de la c¨¢rcel, donde se fragu¨® y se negocia, y sea asumido por los pol¨ªticos y la sociedad civil
El 14 de marzo de 2012 el diario El Faro public¨® una investigaci¨®n en la que detallaba el inicio de di¨¢logos entre el Gobierno de El Salvador y los l¨ªderes de las maras m¨¢s violentas del pa¨ªs, la mara 13, conocida como MS-13 o mara Salvatrucha, y la mara del Barrio 18. Las expectativas de que de esas conversaciones se pudiera labrar una tregua duradera eran escasas. Un a?o despu¨¦s, los asesinatos han descendido dr¨¢sticamente -pasando de 14 homicidios diarios a cinco-, pero las extorsiones en los barrios dominados por las bandas contin¨²an. Esta circunstancia, unida a la opacidad de un proceso, dirigido por los l¨ªderes de las maras desde las c¨¢rceles en las que est¨¢n presos, y que se ha hurtado a la sociedad civil y pol¨ªtica, hace a los expertos y observadores ser bastante esc¨¦pticos ante el ¨¦xito final de la tregua.
¡°Ahora mismo la tregua pertenece a las maras y es necesario que el liderazgo de este proceso se traslade a la calle, que est¨¦ encabezado por los pol¨ªticos y que se involucre el sector privado y la sociedad civil¡±, explic¨® H¨¦ctor Silva ?valos, periodista y antiguo jefe adjunto de Misi¨®n en la Embajada de El Salvador en Washington, durante un encuentro para tratar de las consecuencias del a?o de tregua entre las maras en el pa¨ªs centroamericano organizado este viernes por la Oficina de Washington para Am¨¦rica Latina (WOLA). Silva denuncia la fragilidad de una tregua que est¨¢ liderada desde las c¨¢rceles por ¡°asesinos¡± que imponen sus condiciones para garantizar, a cambio, la ausencia de homicidios, pero que no ha logrado reducir el miedo en las calles, ya que las desapariciones y la extorsi¨®n a las familias contin¨²an vigentes.
Un a?o despu¨¦s de la tregua, los asesinatos han descendido dr¨¢sticamente -pasando de 14 homicidios diarios a cinco-, pero las extorsiones en los barrios dominados por las bandas contin¨²an
Con 66 homicidios por cada 100.000 habitantes, seg¨²n datos de Naciones Unidas, El Salvador es el pa¨ªs m¨¢s violento del mundo, por detr¨¢s de Honduras. Las maras son responsables del 90% de esos asesinatos. La historia de la violencia en El Salvador est¨¢ vinculada al auge del crimen organizado y del poder de las maras. La pol¨ªtica de mano dura impuesta en 2004 no hizo sino aumentar la brutalidad indiscriminada del conflicto y el n¨²mero de reclusos en unas c¨¢rceles con condiciones infrahumanas que, parad¨®jicamente, se convirtieron en focos para la captaci¨®n de nuevos mareros.
Hace un a?o, un pacto entre los l¨ªderes de la MS-13 y la mara del Barrio 18 encarcelados, promovido por el obispo castrense Fabio Colindres, y Ra¨²l Mijango, exguerrillero del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN) y antiguo asesor del Ministro de Seguridad salvadore?o, suscit¨® la atenci¨®n internacional. Lo prolongado de este proceso -¡±en general las treguas suelen durar dos meses y les suceden per¨ªodos de una mayor intensidad de violencia¡±, explic¨® Edward Maguire, profesor del Departamento de Justicia y Sociedad de la American University- ha demostrado la influencia que los cabecillas de las maras siguen manteniendo desde sus celdas, pero ha suscitado muchas dudas en torno a los verdaderos motivos que se ocultan tras la voluntad de los jefes de las bandas de mantener el cese de los asesinatos y las concesiones del Gobierno.
El presidente salvadore?o, Mauricio Funes, insiste en que su Administraci¨®n no est¨¢ participando en las negociaciones con criminales, pero el art¨ªculo de El Faro asegura que, a cambio de la tregua, los l¨ªderes de las maras han exigido mejoras en sus condiciones en prisi¨®n y un relajamiento de la pol¨ªtica de mano dura. Los principales cabecillas de la MS-13 y del Barrio 18 se han beneficiado de reg¨ªmenes penitenciarios menos severos. Este tipo de claudicaci¨®n, m¨¢s enfocada en aliviar la dureza de la situaci¨®n carcelaria de los miembros de las maras que en aprovechar la oportunidad de la tregua para poner en marcha pol¨ªticas educativas y de reinserci¨®n que cambien el trasunto social que subyace tras la violencia callejera, es lo hace recelar a la sociedad salvadore?a, al sector empresarial del pa¨ªs e incluso a los donantes extranjeros, de la viabilidad y la eficacia del proceso de di¨¢logo.
Lo prolongado de este proceso ha demostrado la influencia que los cabecillas de las maras siguen manteniendo desde sus celdas, pero ha suscitado muchas dudas en torno a los verdaderos motivos que se ocultan tras la voluntad de los jefes de las bandas de mantener el cese de los asesinatos y las concesiones del Gobierno
¡°El problema de El Salvador no es tanto que los miembros de las bandas no quieran integrarse en la sociedad, sino que esa sociedad quiera hacerles un hueco¡±, explic¨® Alys Willman, del Banco Mundial. Willman alerta de la ausencia de control por parte del Gobierno salvadore?o a la hora de coordinar los fondos que los donantes internacionales e inversores nacionales destinan a proyectos de integraci¨®n y de la falta de coordinaci¨®n entre los distintos ministerios para priorizar y gestionar los programas de Prevenci¨®n y Seguridad que han implementado. ¡°S¨®lo el 3% de todo el presupuesto de Seguridad se destina a la prevenci¨®n, mientras que el 45% va dirigido a la Polic¨ªa¡±, se?ala.
La disminuci¨®n del ¨ªndice de homicidios ha supuesto un respiro para la sociedad salvadore?a, pero en absoluto ha eliminado el miedo en las calles. ¡°Sigue la extorsi¨®n y saben que el mismo poder de la palabra que ha dado lugar a la tregua puede ponerle fin¡±, se?ala Silva. Pese al escepticismo, existe un cierto consenso a la hora de concluir que este proceso de di¨¢logo es una oportunidad para poder poner los cimientos a una paz social duradero, pero para ello es necesario que la tregua salga de las rejas en las que naci¨® y que sea asumida por los j¨®venes l¨ªderes que est¨¢n en los barrios ¡°y que son un referente en sus comunidades¡±, as¨ª como por la sociedad civil y los pol¨ªticos.
¡°El problema es que ahora mismo no existe un plan alternativo al actual ni un liderazgo pol¨ªtico capaz de polarizar la tregua¡±, se lamenta Silva. Este a?o hay elecciones en El Salvador y el di¨¢logo entre y con las maras ser¨¢ uno de los temas de la campa?a. El resultado electoral puede quebrar este fr¨¢gil armisticio. ¡°Si gana la derecha y vuelve la pol¨ªtica de la mano dura, es probable que la tregua no se mantenga¡±, vaticina Silva.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.