¡°Un Estado que ignora d¨®nde est¨¢n 30.000 ciudadanos no es un Estado¡±
Al cumplirse dos a?os de la muerte de su hijo, Javier Sicilia dice que el proceso de reconciliaci¨®n del pa¨ªs va a ser muy doloroso
Es Viernes Santo. Cuernavaca (Estado de Morelos) bulle a mediod¨ªa de calor y turistas. En un lugar alejado del ruidoso Z¨®calo est¨¢ la casa de Javier Sicilia (Ciudad de M¨¦xico, 1956). Un departamento peque?o, austero y algo desordenado que comparte con su segunda mujer. Las paredes blancas y casi desnudas dirigen las miradas hacia un peque?o estante con unas velas y varias fotograf¨ªas de un chico, Juanelo. Es el hijo del poeta, asesinado por el narco hace ahora dos a?os.
Sentado en una mesa de comedor de madera, fumando un cigarrillo tras otro, marca Delicados, Sicilia recuerda el antes y el despu¨¦s de aquel d¨ªa que lo cambi¨® para siempre. Habla de su madre, que le ense?¨® a Gandhi, de su paso sin ¨¦xito por el seminario y de c¨®mo sin quererlo se convirti¨® en la voz de las v¨ªctimas en M¨¦xico. En un actor imprescindible de los dos ¨²ltimos a?os.
La voz de las v¨ªctimas viste sombrero de Indiana Jones y chaleco de bolsillo. Reconoce que fue ¡°lo primero que encontr¨® en el cl¨®set¡± cuando inici¨® la primera marcha de Cuernavaca al Distrito Federal, a los nueve d¨ªas de morir Juanelo, su hijo. Luego su ropa se convirti¨® en un s¨ªmbolo. Como le pas¨® con casi todo. Igual que el personaje del cine, que se hizo famoso por recorrer el mundo tras el santo grial o la calavera de cristal, el poeta lucha incansable desde aquel d¨ªa ¡°horrendo¡± por el reconocimiento y la dignidad de las miles de v¨ªctimas que a duras penas sabe contar este pa¨ªs. Las v¨ªctimas y las familias de los m¨¢s de 60.000 muertos que ha dejado el conflicto que inici¨® hace siete a?os Felipe Calder¨®n contra el crimen organizado.
La conversaci¨®n en la casa del poeta se interrumpe hasta tres veces por la llamada del Procurador del Estado de Morelos, al que un d¨ªa antes se quej¨® porque el veh¨ªculo en el que viaja con sus dos guardaespaldas los dej¨® tirados en la carretera. ¡°A m¨ª no me van a matar los narcos, me va a matar la Procuradur¨ªa (fiscal¨ªa). Si as¨ª cuidan al ciudadano que supuestamente quieren proteger, pues qu¨¦ le espera a la pinche ciudadan¨ªa¡±, se r¨ªe al colgar. A Sicilia el Gobierno le impuso seguridad hace dos a?os, cuando se coloc¨® a la cabeza del Movimiento por la Paz, con Justicia y Dignidad, que convoc¨® las marchas m¨¢s numerosas que se recuerdan en la capital de M¨¦xico y recorri¨® el pa¨ªs y Estados Unidos exigiendo justicia. ¡°Cuando acept¨¦ a los custodios les dije que me ense?aran sus armas. Pregunt¨¦ qu¨¦ pasar¨ªa si nos emboscaban y me dijeron que con estas armas nos iban a hacer pedazos¡±. Sus carcajadas aflojan pero no borran una mirada siempre triste. ¡°Puedo entender la alegr¨ªa, pero ya no estoy aqu¨ª. Traigo algo de la muerte conmigo¡±.
Pregunta. El pasado septiembre anunci¨® un paso atr¨¢s para dejar de ser la cara visible del Movimiento. ?Por qu¨¦?
Respuesta. Hab¨ªa llegado el momento de darle m¨¢s horizontalidad. Creo que estaba demasiado focalizado en mi persona. Adem¨¢s yo no soy gente que consens¨²a mucho, a m¨ª se me ocurre algo y lo hago, y eso tambi¨¦n lastimaba algo al Movimiento. Adem¨¢s estaba muy cansado, necesitaba estar con mi hija y con mi nieto, con mi soledad, recuperarme de mis certezas rotas, tratar de reinsertarme al mundo y recuperar mi vida.
P. ?Mereci¨® la pena el cansancio?
R. S¨ª. Este tipo de muertes tienen que tener alg¨²n significado. Ese cansancio, que no compensa la muerte de un hijo, puede dar sentido y significado a lo que pod¨ªa haber sido ¨²nicamente dolor, muerte y desprecio, como hab¨ªan sido todas las muertes en este pa¨ªs hasta que ocurri¨® la de mi hijo.
Yo no quise hacer un movimiento, no soy un l¨ªder pol¨ªtico, soy un hombre que oye su coraz¨®n
P. ?Hubo alg¨²n problema en el seno de la organizaci¨®n?
R. (Risas) Yo no quise hacer un movimiento, no soy un organizador, no soy un l¨ªder pol¨ªtico, soy un hombre que oye su coraz¨®n y as¨ª he respondido. Hubo mucha oposici¨®n a los di¨¢logos (con los pol¨ªticos y el Gobierno). La parte dura de la izquierda era muy renuente. Me dec¨ªan que si era un anarquista como es que quer¨ªa dialogar. Pero yo siempre visualic¨¦ el movimiento como un cuerpo de v¨ªctimas con dos piernas: movilizaci¨®n y di¨¢logo. ?Si no qui¨¦n se va a hacer responsable de las v¨ªctimas? No es nuestra funci¨®n ni tenemos capacidad, no podemos sustituir al Estado. Yo dije: "Les guste o no, vamos al di¨¢logo".
P. Lleva dos a?os de exposici¨®n medi¨¢tica ?Ha podido vivir su duelo?
R. Encontrarse con los otros y compartir el dolor es parte del duelo. Simplemente fue un duelo muy grande, a lo largo de todo el pa¨ªs, fue el duelo de muchas otras v¨ªctimas. Luego vino el retiro en Francia (a finales de 2012) y eso ya me permiti¨® estar conmigo mismo, con mi hija y con mi nieto. Este tipo de duelos, la muerte de un hijo, no termina nunca. Siempre estar¨¢ ah¨ª como un dolor inmenso, como una realidad innatural. La muerte de un hijo, y m¨¢s en las condiciones en las que yo perd¨ª a mi hijo, mueve todas las certezas y todos los paradigmas que uno construy¨® a lo largo de su vida.
P. Meses antes de las elecciones dijo que el presidente Enrique Pe?a Nieto era el peor candidato. ?Lo sigue pensando o se retracta?
R. Pues no lo s¨¦ pero es el que tenemos. Yo no fui a las urnas, llam¨¦ a votar en blanco pero la gente eligi¨® a este candidato. Es el que est¨¢ y con ¨¦l hay que intentar trabajar y sacar adelante a este pa¨ªs. Ha tenido una buena actitud, ha promulgado la Ley de V¨ªctimas, ha asumido la deuda de Estado que no quiso asumir el presidente Felipe Calder¨®n con las v¨ªctimas. Es un avance. Cuando dije que era el peor candidato era porque el retorno del PRI no es lo mejor que nos pudo haber pasado. Pero d¨¦mosle una oportunidad.
P. ?Le ha parecido sincero en sus reuniones?
R. Creo que es tremendamente pragm¨¢tico, y eso da miedo. Es un hombre inseguro pero tiene una virtud: sabe escuchar y se ha rodeado de gente inteligente y que puede paliar su inseguridad. Por ahora ha dado buenas muestras, pero la tragedia del pa¨ªs es muy grande. Hay que aguardar presionando, para que lo que prometi¨® se haga y para que la estrategia de guerra cambie en un sentido radical hacia un camino de paz.
P. ?Le guarda rencor al expresidente Calder¨®n?
R. No, me da un poco de compasi¨®n. Un hombre puede negarse a asumir su responsabilidad, pero hay una parte, en la conciencia, sobre todo para un hombre formado en la catolicidad como ¨¦l, que no estar¨¢ en paz. Yo le dije en una reuni¨®n que la responsabilidad de los 40.000 muertos y de la muerte de mi hijo era suya. Espero que sea capaz de asumirlo con humildad y de reconocer y sanar su coraz¨®n. Es algo que tendr¨¢ que enfrentar y que no le deseo a nadie.
P. ?C¨®mo se imaginaba hace cinco a?os?
R. Estaba escribiendo poes¨ªa, ten¨ªa pensado escribir una novela sobre Dietrich Von Hofer, un drama profundo. Y estaba tratando de hacer sembrar en macetas en este apartamento chiquito, quer¨ªa hacer una vida m¨¢s familiar. Viv¨ªa aqu¨ª con mi segunda esposa y mi hijo viv¨ªa con mi mam¨¢. Mi exmujer viv¨ªa con mi hija y mi nieto. Todos en Cuernavaca. Est¨¢bamos tratando de acompa?ar esa vida un poco fracturada. Entonces todo sucede. Dej¨¦ esas novelas y sucedieron estos dos a?os de activismo, de visibilizar a las v¨ªctimas, de trabajar por recoser la desgarradura del pa¨ªs.
P. ?C¨®mo es el momento en el que se entera de la muerte de Juanelo?
R. Estaba en Filipinas trabajando en un proyecto para rehacer las relaciones culturales entre M¨¦xico y Filipinas. Est¨¢bamos a punto de regresar. Y ese d¨ªa, en la madrugada, lleg¨® la llamada esta horrenda de que hab¨ªan asesinado a Juanelo. El momento m¨¢s terrible de mi vida, el que cambi¨® todo.
Para m¨ª la palabra es vida y no puedo escribir frente a esa ausencia de palabra viva que me arrancaron
P. ?Supo desde el principio que reaccionar¨ªa como reaccion¨®?
R. En Filipinas lo ¨²nico que quer¨ªa era volver a M¨¦xico y que no enterraran a mi hijo antes de que yo llegara. Al llegar esto estaba muy efervescente ya. Hab¨ªa mucho acoso de la prensa, les ped¨ª a los periodistas que se fueran y les promet¨ª que dar¨ªa una conferencia de prensa al d¨ªa siguiente. Yo soy un hombre que se enfrenta a las adversidades con la mayor radicalidad que puedo y estaba muy enojado. Fui a dar la rueda de prensa con toda la indignaci¨®n que tra¨ªa en mi coraz¨®n y con todo el amor a mi hijo. Reaccion¨¦ as¨ª. No soy un hombre que acepta un agravio, y mucho menos un agravio de este tama?o.
P. ?Planific¨® el Movimiento por la Paz o fue espont¨¢neo?
R. Yo siempre fui muy renuente a la idea de un movimiento, fue la gente la que se fue articulando. Cuando sali¨® la marcha de Cuernavaca hacia Ciudad M¨¦xico no sab¨ªamos qu¨¦ nos ¨ªbamos a encontrar. Yo pensaba, si llego solo, llegar¨¦ solo y ya ver¨¦ qu¨¦ hago. Nunca pensamos que iba a suceder lo que sucedi¨® desde que pronunci¨¦ aquel "estamos hasta la madre". La muerte de Juanelo gener¨® un milagro c¨ªvico.
P. ?C¨®mo era su relaci¨®n con ¨¦l?
R. Era muy estrecha. No era un intelectual, era un deportista, jugaba muy bien al f¨²tbol. La mitad de su carrera la pag¨® con una beca deportiva. Eso nos un¨ªa much¨ªsimo, el f¨²tbol ha sido una de mis grandes pasiones. Era un muchacho muy noble, muy sensible. Ten¨ªa mucho sentido del humor y su propia reflexi¨®n, aunque ten¨ªa problemas de dislexia y d¨¦ficit de atenci¨®n. De repente me sorprend¨ªa con sus reflexiones. ?l me dec¨ªa: "Mira pap¨¢, yo no leo pero s¨¦ o¨ªr".
P. A ¨¦l le dedic¨® su ¨²ltimo poema. ?Nunca, ni en soledad, ha vuelto a escribir un verso?
R. Escrib¨ª un poemita en un caf¨¦ en la Caravana a Washington. No me acuerdo d¨®nde fue, me vino algo sobre mi hijo, lo escrib¨ª y lo dej¨¦. Realmente me di cuenta de que no me alcanzan las palabras. Es un tema profundo para un poeta, y m¨¢s para un poeta cat¨®lico. Para m¨ª la palabra es vida y no puedo escribir frente a esa ausencia de palabra viva que me arrancaron. Un poeta tampoco es una profesi¨®n, es una gracia o una desgracia. Es terrible la literatura cuando uno se la toma en serio. Uno mira y siente como poeta y aunque no hago el oficio m¨¢s alto de la poes¨ªa, que es el verso, sigo haciendo poes¨ªa. Mis discursos est¨¢n llenos de esa mirada.
Esos muchachos que est¨¢n siendo corrompidos por el crimen organizado no eran criminales, hay una responsabilidad del Estado que los abandon¨®
P. ?Le tiene miedo a la muerte?
R. Hay un verso de Miguel Hern¨¢ndez: "Si me matan bien, si no me matan mejor". Uno no deja de tener esa inc¨®gnita ?c¨®mo es la muerte? Yo ten¨ªa algunas certezas, pero ya no s¨¦. El borramiento de un hijo, no tener contacto con ¨¦l, lo deja a uno en una especie de oscuridad frente a lo sagrado.
P. ?Solo una v¨ªctima puede entender a otra v¨ªctima?
R. Estoy convencido de que s¨ª. Una v¨ªctima es alguien que volvi¨® de la muerte a un mundo al que ya no pertenece totalmente. Y a¨²n estando en este mundo uno puedo entender la alegr¨ªa, pero ya no estoy completamente aqu¨ª¡ algo de la muerte traigo conmigo. Es dif¨ªcil compartir con los otros, pero tampoco s¨¦ si los otros est¨¢n dispuestos a o¨ªr la dimensi¨®n de lo que uno trae.
P. ?Se ha sentido atacado por un excesivo protagonismo?
R. Mucho. Cuando uno se visibiliza siempre hay interpretaciones y sospechas. En este pa¨ªs corrupto nadie puede entender que alguien haga algo por gratuidad, por amor.
P. Compara en Movimiento por la Paz con el zapatismo ?en qu¨¦ se parecen?
R. Son los dos grandes movimientos morales que ha dado el pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os. Son movimientos atravesados por la poes¨ªa y con un gran componente ¨¦tico. Ambos han puesto en el centro al ser humano y la responsabilidad moral del poder pol¨ªtico con el ser humano.
P. ?Qu¨¦ puede hacer el Estado por una madre que ha perdido cinco hijos?
R. No puede hacer gran cosa, pero puede buscarlos. Puede encontrarlos muertos o vivos y devolverle a la madre la posibilidad de verlos con vida o de vivir su duelo. Mientras no aparezcan, ni vivos ni muertos, es un crimen del Estado tener a una madre as¨ª. A un padre le vale madre que haya 20 detenidos, quiere saber d¨®nde est¨¢ su hijo. "Danos uno, muerto o vivo, pero abre una esperanza a esta gente". Un Estado que no puede saber d¨®nde est¨¢n 30.000 de sus ciudadanos es un Estado que no merece llamarse Estado.
P. ?Qu¨¦ espera del futuro?
R. Espero que volvamos a estar ya en paz. Es un proceso muy largo, porque primero hay que encontrar a los 30.000 desaparecidos. Despu¨¦s hay que encontrar esa ruta de paz y veo un problema muy fuerte en el proceso de reconciliaci¨®n. Queramos o no esos muchachos que est¨¢n siendo corrompidos por el crimen organizado no eran criminales, hay una responsabilidad del Estado que los abandon¨®, los hizo carne del crimen. Vamos a tener que perdonarlos y el proceso va a ser mucho m¨¢s doloroso. Hay una corrupci¨®n producto de la miseria econ¨®mica.
P. ?Alguna ma?ana se levanta diciendo para qu¨¦ me meter¨ªa yo en esto?
R. Todas las ma?anas me digo para qu¨¦ amaneci¨®, por qu¨¦¡ Pero bueno, alguien ten¨ªa que hacerlo por respeto a esas vidas que no debieron de haber muerto.
P. ?Nunca lo podr¨ªa haber hecho sin ser una v¨ªctima?
R. Creo que no. Por eso digo que detr¨¢s de este inmenso dolor, que no debi¨® haber sido, hay un milagro c¨ªvico. Creo que este pa¨ªs no me debe a m¨ª, tiene una deuda muy grande con ese muchacho que muri¨® y que le dio nombre a todos. De otro modo creo que no hubiera podido hacerlo, por desgracia. No lo digo con gusto, lo digo con un profundo desprecio.
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