Ninguno sembrar¨¢ el petr¨®leo
Ni Maduro ni Capriles ofrecen en sus programas un esquema diferente al que llev¨® el d¨¦ficit fiscal hasta el 18% del PIB, con el consiguiente endeudamiento p¨²blico
Gane quien gane las presidenciales del 14 de abril, Venezuela seguir¨¢ siendo la naci¨®n parasitaria de los ingresos petroleros que denunci¨® su intelectual m¨¢s notable, Arturo ?slar Pietri, en el editorial Sembrar el Petr¨®leo, publicado el 14 de julio de 1936, en el diario Ahora. El candidato oficial, Nicol¨¢s Maduro, volver¨¢ a consumir millonadas en mantener a flote el paternalismo de Estado concebido por su fallecido mentor, Hugo Ch¨¢vez, mientras que el contendiente de la oposici¨®n, Henrique Capriles, anticip¨® hace meses que no s¨®lo respetar¨¢ los subsidios del oficialismo sino que los ampliar¨¢ si alcanza la jefatura del gobierno. Am¨¦rica Latina y el populismo, como cebo, son primos hermanos desde el siglo XIX, pero s¨®lo Venezuela ha podido sufragar el corruptor maridaje hasta sus ¨²ltimas consecuencias porque el man¨¢ petrolero le permiti¨® despilfarros imposibles en otros pa¨ªses.
El repentino agotamiento de los yacimientos de crudo del Orinoco o el desplome de su cotizaci¨®n en los mercados internacionales condenar¨ªa a los venezolanos casi a la indigencia pues el modelo productivo nacional es esencialmente rentista: el precio del barril determina la cuant¨ªa de los ingresos, el bienestar y los escandalosos derroches de los gobiernos de turno. El populismo bolivariano fue sectario y clientelar durante sus 14 a?os de vigencia, dirigido ¡°al pueblo¡±, a la base electoral que sostuvo el chavismo, pero tambi¨¦n los dos grandes partidos tradicionales, Acci¨®n Democr¨¢tica, socialdem¨®crata, y COPEI, democristiano, fueron populistas y clientelares durante sus cuatro decenios de alternancia en el poder. La corrupci¨®n imperante durante la primera presidencia de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez (1974-79), sult¨¢n de la Venezuela Saudita, fue ¨¦pica.
El l¨ªder de la oposici¨®n anticip¨® que no s¨®lo respetar¨¢ los subsidios del oficialismo sino que los ampliar¨¢ si llega el gobierno
El modelo, financiado por los yacimientos del subsuelo, seguir¨¢ vigente tras la nueva investidura presidencial, pues ni Maduro ni Capriles ofrecen en sus programas un esquema diferente al que llev¨® el d¨¦ficit fiscal hasta el 18% del PIB, con el consiguiente endeudamiento p¨²blico, y oblig¨® a una reciente devaluaci¨®n para reducir el ¨ªndice en cuatro o cinco puntos. ¡°Se acab¨® la regaladera¡±, prometi¨®, a beneficio de inventario, el ministro de Finanzas, Jorge Giordani. El hist¨®rico despilfarro nacional, asociado a una elevada inflaci¨®n, no acabar¨¢, y menos con un r¨¦gimen intervencionista, sostenido no tanto por la convicci¨®n ideol¨®gica de sus electores como por el carisma del difunto fundador y por las disponibilidades de caja. La abundancia de bienes y servicios gratuitos o vendidos a precios pol¨ªticos, desde la cesta b¨¢sica, al whisky y veh¨ªculos de alta gama de las elites civiles y castrenses, es ya derecho consuetudinario en Venezuela. Quien intente cambiarlo probablemente sucumba en el intento. La sociedad est¨¢ m¨¢s acostumbrada a consumir que a producir y no renunciar¨¢ a una gasolina m¨¢s barata que el agua mineral gracias a los cerca de 10.000 millones de euros anuales en subvenciones.
Henrique Capriles no podr¨ªa captar votos entre los compatriotas pobres y chavistas, mayor¨ªa, si su oferta renunciara a la prodigalidad arbitraria, al clientelar reparto de dinero, cargos, lavadoras y frigor¨ªficos, e incidiera en la cordura: en la puesta en marcha de una econom¨ªa m¨¢s productiva y diversificada, menos dependiente del crudo, alejada de las ayudas improductivas. Pero no ha habido presidente que no haya sucumbido a la tentaci¨®n de redistribuir a su antojo, a la medida de sus ambiciones pol¨ªticas e ideolog¨ªa, una riqueza nacional de surtidor, recaudada sin esfuerzo, sin haber sido sembrada. ?slar Pietri ped¨ªa que en lugar de ser el petr¨®leo una maldici¨®n ¡°que haya de convertirnos en un pueblo par¨¢sito e in¨²til¡±, fuera la palanca de la productividad y el progreso.
Los buenos deseos del intelectual venezolano quedaron en af¨¢n incumplido. La abultada chequera del Estado permiti¨® al ¨²ltimo gobernante de Venezuela, al caudillo Hugo Ch¨¢vez, aumentar los ingresos de los m¨¢s pobres y ejecutar benefactores programas sociales, pero al cargo de ese populismo multimillonario naci¨® una casta burocr¨¢tica y empresarial, oportunista y corrupta. Creci¨® el tama?o del Estado y el n¨²mero de empleados p¨²blicos pas¨® de 1,3 millones a 2,4 millones. Los bolivarianos se agolparon frente a la ventanilla de empleo oficial blandiendo el carn¨¦ del partido, y la vieja divisa nacional recobr¨® entonces fuerza y vigencia: ¡°No me des, ponme donde haiga¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.